TIEMPOS DEL MUNDO

sábado, 28 de mayo de 2011

LA LEYENDA DEL CHULLACHAQUI : El duende de la selva

La selva peruana con su exuberante vegetación, encierra un sin número de misterios y peligros en la profundidad de sus bosques. Para los habitantes de este inmenso manto de verdor no hay secretos ocultos. En este mundo además de gran variedad de animales salvajes, existen también mitos y leyendas de seres mitológicos y fatídicos como el Chullachaqui, llamado también el espíritu de los pies deformes, llamado así porque se dice que tiene una pierna normal y la otra de cabra. Según los habitantes de la selva, esta extraña criatura siempre adopta la figura o la forma de una persona amiga conocida del pueblo, para engañar a la que va a ser su víctima y hacerle perder en la espesura de la enmarañada selva. Muchos pobladores aseguran que en muchas oportunidades han visto las huellas o pisadas desiguales impresos en el barro, mientras otros dicen que es un demonio que cuida la selva para que no penetren en ella. La única forma para descubrir la identidad verdadera de Chullachaqui es mirar a sus pies deformes. Consecuentemente, él tratará de esconderlos para que no vean que tiene uno de cabra. Al ser descubierto, el duende escapará a la selva. Cuenta la leyenda que en un poblado enclavado en lo profundo de la selva, en horas de la tarde un vecino del lugar decidió ir al campo para ayudar a su padre quien se encontraba realizando la cosecha. Al estar en camino, improvisadamente se le presentó una persona igual a su padre y sin dejarlo avanzar le dijo; "He venido a esperarte, vamos sígueme". El hijo un poco sorprendido obedeció sin decir una sola palabra siguió caminando junto con su inesperado acompañante por un camino bastante ancho pero a medida que iban avanzando el camino se hacía cada vez más angosto. En ese trayecto sorpresivamente se detuvo y le dijo: "hasta aquí te he acompañado, tú te quedas y yo me voy”, y desapareció del lugar, riendo burlonamente. Recién entonces se dio cuenta que se encontraba perdido en un enorme bosque y por más que busco el camino para regresar a su casa no lo encontró. Desesperado ando por el monte llamando con voz en cuello a alguien que pudiera encontrarse cerca para que lo saque del lugar pero nadie respondió. Al darse cuenta sus familiares que no regresaba a casa, salieron en su busca y lo encontraron luego de cuatro días de intenso trajín. Al verlo se dieron con la sorpresa de que el hijo había perdido la razón. Una vez en su casa trataron de curarlo pero en vista de que no recobraba el conocimiento decidieron llevarlo a un curandero para que lo cure del mal que lo quejaba. Si que tuvo suerte, ya que se dice que generalmente quien es engañado por este espantoso duende no volverá a casa jamás. Mejor lo dejamos ahí ¿vale?