Existen muchas leyendas ancestrales en la selva peruana que ni el paso del tiempo las relego al olvido, ya que para los nativos de la Amazonia son una realidad. Una de ellas es la creencia de dos especies de dioses antiguos representados por serpientes antediluvianas de proporciones increíbles: la Sachamama (serpiente de tierra o Madre Tierra) y la Yacumama (serpiente de agua o Madre Agua) que en el caso de la primera, su tamaño llegaría a ser mayor de los 60 metros mientras que la segunda – al cual ya le dedique una entrada en octubre del 2012 - tiene en promedio algo más de 20 metros. Existen registros de avistamientos de Yacumamas donde embarcaciones chocaron con estas mientras flotaban en el rio, incluso la más reciente fue en 1997 donde en nuevo Tacna (a 100 kilómetros de Iquitos) hubo un deslizamiento de más de 500 metros de largo por cerca de 50 de ancho que incluso arraso árboles y que las autoridades atribuyeron el hecho a una de estas especies que según dijeron había despertado de su letargo desde las profundidades de la selva hasta terminar en el Amazonas. Pero las Sachamamas no son menos temidas según cuentan los lugareños, que han tenido la mala suerte de encontrarse con una de esas temibles criaturas. Se trata de una serpiente gigantesca que vive desde hace siglos en las profundidades de la selva, casi siempre en letargo, ya que no necesita esforzarse para cazar porque la sabiduría en los siglos que tiene de vida le confirió el poder del hipnotismo por parte de sus gigantescos ojos brillantes tanto en el día como en la noche, que hacen que cualquier criatura que pase en frente de él caiga en su encantamiento y voluntariamente ingrese a la oscuridad de sus fauces que siempre están abiertas. Es así que como desde hace muchos años en los pueblos de la selva, la caza es una actividad común en que los nativos experimentados ingresan a las profundidades de ella en busca de presas como tortugas, venados o tapires. Sucede que uno de ellos armado con escopeta y machete, se aventuro en medio del bosque, porque no había tenido mucha suerte con las presas. Había pasado una semana y descontento por no haber encontrado nada, se perdió en medio de la espesura. Es en ese momento que el clima se descompone y empieza a llover, por lo que comienza a buscar refugio entre los árboles y es aquí donde encuentra uno de ellos de gran tamaño que por su antigüedad había caído y se encontraba cubierto de musgo, el cual atravesaba de palmo a palmo su ruta. Pensó que era el lugar perfecto para levantar un refugio temporal hecha de ramas y hojas anchas para protegerse de la lluvia que caía intensamente, usando el lado del tronco como pared y armando el resto del refugio cuidando de dejar suficiente espacio para su equipo, asi como para una fogata. Cuando termino el lugar acomodo todo y clavo el machete en el árbol caído, pero véase que un inesperado temblor remeció el lugar, desarmando el refugio y haciendo que todo termine por los suelos. Tuvo que pasar toda la noche volviendo a armar el sitio, hasta que al amanecer, el clima cambio y le permitió descansar, para esto prendió una fogata que le ayudaría a calentarse y preparar sus raciones que ya en ese momento le eran escasas. La fogata trajo calor calentando las piedras que la rodeaban al igual que al tronco, por un momento el cazador se encontraba disfrutando de la calidez cuando un nuevo temblor sacudió nuevamente el lugar y destruyo lo poco que había levantado del refugio, apagando el fuego. Como podéis imaginaros, el cazador se encontraba desconcertado por la mala suerte que tenia, por lo que desistió de levantar de nuevo el refugio y descanso entre los restos caídos esperando la mañana para proseguir su actividad, consternado por el extraño movimiento telúrico nada común en la selva. Y es así que la curiosidad y la espera recayó sobre el árbol en el cual se recostaba, mirando primero distraído los dos extremos que se perdían en la espesura, por lo que quiso saber que tan grande era la extensión del árbol, ya que el largo de su diámetro lo pasaba por mucho. Siguió hacia uno de los lados entrando entre los arbustos y se dio cuenta que se dirigía hacia lo que parecía ser la parte superior, ya que el diámetro iba disminuyendo haciendo más delgado el tronco, pero al llegar al final se dio con la sorpresa de encontrar colinas de huesos que se levantaban por doquier en un claro gigante del bosque, los huesos más recientes eran los que se encontraban cerca al cazador, mientras que los más lejanos podrían compararse a fósiles muy antiguos ennegrecidos por el tiempo. El terror en el cazador fue en aumento cuando su atención se poso en el que hasta ese momento parecía ser un tronco viejo de árbol caído, por lo que con una mezcla de miedo y letal curiosidad se dirigió hacia el otro extremo pasando por su refugio y volviendo a ingresar entre los arbustos. En ese momento pensó que era un árbol de unos 60 metros de longitud, con un diámetro que se hacía cada vez más grande conforme avanzaba, mas al llegar casi al final del otro lado una nueva distracción ocupo su mente. Un venado estaba en un claro justo donde terminaba la base del tronco, por un momento olvido todo lo que había visto y se dijo que si no aprovechaba ese momento no llevaría nada a casa, sin embargo algo lo desconcertó ya que sabía que a la distancia donde él se encontraba y sin arbustos ocultándolo, había sido divisado por el venado que miraba hacia su lado, pero este parecía no temerle, solo lo observaba fijamente con los ojos. Su desconcierto se acrecentó cuando el venado se dirigió hacia el, cambiando de dirección unos pasos antes para ir directo a la base del árbol hasta desaparecer de la vista del cazador, quien decidió seguirlo para saber adonde iba la que consideraba su presa. En un segundo el mundo se le vino encima, cuando reconoció una gigantesca cabeza de serpiente con las fauces abiertas, unos ojos que soltaban un brillo frío, unos cuernos pequeños para su cabeza sobre los ojos que según los conocedores les crece a algunas serpientes cuando alcanzan la vejez haciendo que la vista se vuelva irreal y demoníaca, siempre mirando hacia el claro, atrayendo a cuanto ser cruce y alimentándose así por siempre. El cazador se dio cuenta que unos pasos mas lo hubieran convertido en en un pila de huesos al otro lado del lugar; solo retrocedió y en estado de shock se dirigió a su refugio, recogió sus cojas y caminando como un autómata se dirigió en ruta a su pueblo, mientras comprendió que la suerte estuvo de su lado 3 veces ese día, primero cuando clavo el machete en lo que aparentaba ser el tronco del árbol – cuando en realidad se trataba de la serpiente - y la Sachamama se movió por el dolor ya que aparentemente atravesó su gruesa piel. El segundo fue el fuego que molesto el costado de la serpiente y el ultimo fue el venado que justo por casualidad estuvo presente antes que el cazador se dirigiera a la vista de la Sachamama. Cuando se recupero del susto, relato su aventura a los lugareños, el cual se sumo a otros relatos de quienes también habían tenido la suerte de vivir para contarlo, porque una vez que la Sachamama ve a su presa, se empecina con ella hasta capturarla.
martes, 26 de septiembre de 2017
martes, 19 de septiembre de 2017
EL CANDELABRO DE PARACAS: ¿Un Geoglifo Extraterrestre?
Un misterio inescrutable. Eso es lo que sigue siendo el Candelabro de Paracas, ubicada muy cerca de las famosas Líneas de Nazca, en la península de Paracas (al sur de Lima) ¿Quien pudo haberla dibujado sobre una gran duna de arena? Es fácilmente perceptible tanto desde el aire como desde la bahía de Paracas. Ni siquiera el movimiento de la arena con el fuerte viento que impera en la zona ha logrado borrar el enigmático dibujo. También conocido como el Tridente, no existen fuentes escritas sobre él. Tampoco una explicación oficial acerca de su verdadero significado ni de su función. Sus dimensiones totales rondan los 183 metros de longitud, 3,2 metros de anchura entre los brazos, y una profundidad de surco de las líneas de entre 1 y 1,2 metros. En la base del candelabro aparece dibujado un rectángulo cuya profundidad oscila entre los 10 y los 60 metros, dependiendo de si las fuertes oleadas de aire de la zona vacían o llenan el surco de arena. Para construir este geoglifo se piensa que se recurrió a la técnica del vaciado y del prensado, hasta conseguir que las paredes de los surcos quedaran tan sólidamente apelmazadas que resulta muy difícil que la arena se desprenda y cubra el surco. Otro hecho curioso que revela el examen detallado de los surcos de las líneas del Candelabro de Paracas se produce cuando, al excavar la tierra del fondo, tras unos diez o quince centímetros, aparece una costra blanquecina, muy habitual en esa zona, que se supone que era el verdadero suelo del surco y que quizás pudiera resplandecer bajo la acción del sol, siendo entonces visible a gran distancia, al modo de un moderno faro. Esta hipótesis, la de ser una flecha indicadora para los navegantes que se dirigían a ese punto resulta la más probable, el problema reside en que al desconocer la época en la cual este geoglifo fue realizado, hace igualmente muy complicado sacar conclusiones acerca de la dirección a la que apunta el eje principal del Tridente. Por ello existen otras hipótesis acerca de su función, de las cuales haremos un resumen a continuación. 1.- ¿Un símbolo masónico revolucionario? Una de estas teorías es la que defiende que el Candelabro de Paracas es una obra relativamente reciente, ya que se atribuye su creación al General José de San Martín (1778 - 1850), quien al frente de la Expedición Libertadora desembarco precisamente en Paracas. Para los investigadores que creen en esta hipótesis la función del Candelabro sería entonces un símbolo masónico de revolución y libertad. Son muchas las leyendas que circulan acerca de la presunta pertenencia a la masonería de muchos de los grandes personajes que participaron en las distintas guerras de emancipación de las colonias americanas respecto de España. 2.- ¿Un mapa codificado de un gran tesoro? Otra serie de investigadores opina que este geoglifo fue realizado por los piratas que infectaban las rutas comerciales oceánicas de los galeones españoles que llevaban los impuestos y las riquezas de América a la metrópoli durante los siglos XVI y XVII. Para ellos su función sería la de indicar una ruta hacia un posible gran tesoro. Una teoría similar a esta es la que defiende el francés Robert Charroux que pensaba que era un indicador que señalaba donde se encontraba un fastuoso y legendario tesoro inca. 3.- ¿Un símbolo ritual de sacrificios humanos? Tras su estudio en el lugar, el periodista y escritor español J.J Benitez en el capítulo que le dedica al Candelabro de Paracas eñala que la función del extraño geoglifo no era la de señalar hacia las líneas de Nazca ni tampoco necesariamente una señal para posibles visitantes estelares sino quizás un símbolo ritual de sacrificios humanos. Opina eso basándose en que el eje principal apunta directamente al rumbo de la isla Blanca y del archipiélago de Las Chinchas, donde se encontraron momias de mujeres jóvenes decapitadas muy posiblemente como sacrificio a los dioses. 4.- ¿Un indicador para extraterrestres hacia Nazca? Por último, la teoría sostenida por investigadores como Von Danniken y L.Taylor Hansen, que parten ya de una teoría compartida con las Líneas de Nazca , es la de que el Candelabro sería un indicador a las naves de los extraterrestres que visitaron el lugar en la antigüedad. No cabe duda que todo lo que rodea al geoglifo es un misterio. Si bien no se sabe el origen ni por quienes fue realizado, lo cierto es que por su estratégica ubicación fue hecho para que sea contemplado por todos. La colina inclinada en la que se encuentra lo hace fácil de ver. Se dice que en días despejados es posible observarlo incluso a una distancia de 20 kilómetros de la costa. Si lo queréis visitar, debéis ir hasta el puerto de El Chaco, cerca de la Reserva Nacional de Paracas. Para los amantes de lo misterioso será una excursión que os encantará.
martes, 12 de septiembre de 2017
EL OVNI DE CHIMBOTE: ¿Encuentros cercanos con una nave procedente del espacio exterior?
Un inesperado suceso que aparentemente habría acaecido en la década de los 70 y publicado por ese entonces en La Prensa, fue recordado esta semana en su edición digital. La historia pertenece a Carlos Gálvez Málaga quien fue testigo presencial el hecho: “Estábamos en la primera semana del mes de enero de 1973, mi primo y yo éramos estudiantes de la Universidad Agraria de la Molina en Lima, estudiábamos zootecnia e Industrias Alimenticias. Al estar agotados del trajín estudiantil, decidimos ir a visitar a un tío en Chimbote (ubicado en el departamento de Ancash) en donde poseía tierras de cultivo en la zona de Cascajal a una hora en auto del puerto. Así iniciamos esta aventura y finalmente llegamos a nuestro destino al atardecer. Es así que cuando me encontraba recostado en el dormitorio viendo a través de los ventanales la noche estrellada, me percate de la presencia de un objeto luminoso, el cual se elevaba lentamente de entre los cerros, desprendiendo luces de color azul, dando vueltas sobre si mismo, hasta que se elevo de la superficie unos 100 a 150 metros quedando suspendido en el aire. Entonces de un golpe desperté a Manuel, y le dije ¿No es un OVNI lo que se ve allá entre los cerros? y me contesto: vayamos afuera para apreciarlo mejor. Así pudimos notar que emitía un zumbido, cada vez mas intenso, el cual de pronto se elevó unos 200 metros tomando un ángulo de proyección de 45 grados para luego cambiar de dirección este oeste y comenzó a acelerar velozmente hasta ir desapareciendo de nuestra vista. El avistamiento del extraño objeto duro aproximadamente de 10 a 12 minutos, puesto que la aparición había ocurrido a las 11.45 p.m. Así que volvimos a nuestra habitación para hablar sobre el suceso, y como pensamos que no éramos los únicos quienes lo habíamos visto, le dije que al día siguiente se lo contásemos a mi tío y compremos un diario para ver si había salido alguna noticia al respecto. Efectivamente, así lo hicimos, y por mi tío nos llegamos a enterar que varias personas habían observado dicho fenómeno en anteriores ocasiones, pero que el no había visto nada a pesar de los mas de 10 años de vivir allí. Luego al mediodía fuimos al puesto de diarios y compramos ‘La Prensa’ y al leerlo, encontramos algo que decía: ‘Un OVNI fue visto anoche en los cielos de Chimbote’. Al mostrarle la noticia a nuestro tío, quedo sorprendido al respecto y nos dijo como no lo despertamos esa noche para que el también pudiera ver el fenómeno. Así que le contesté que no se lamente de que probablemente esa noche en el mismo lugar y a la misma hora, el OVNI volvería a aparecer, pero como ello no sucedió a modo de consuelo le dije que tenía que tenia que tener paciencia si quería observarlo. Paso cerca de medio año, hasta que ya en Lima, me volví a comunicar con mi tío y le pregunte con cierta impaciencia si había visto ‘algo fuera de lo común’ en dicho lugar, y me contesto que efectivamente, en una oportunidad observo el OVNI y quedo contento por dicha experiencia, pero el me pregunto extrañado como yo sabia que el objeto volador volvería por allí, y le conteste que esos seres habían venido por algo a ese lugar y que probablemente lo harían una y otra vez, como efectivamente sucedió. Posteriormente en los años siguientes me llegue a enterar que seguían apareciendo con regularidad, vaya uno a saber porque razón” concluye la nota. Venga ya, me pregunto ¿cuanto de cierto hay en este relato?
martes, 5 de septiembre de 2017
LOS FANTASMAS DEL TEATRO MUNICIPAL: Espíritus condenados que se resisten a abandonar el lugar
Todo teatro que se precie tiene sus propios fantasmas, y el Teatro Municipal de Lima no es a excepción. Ubicado en la cuarta cuadra del jirón Ica en pleno centro histórico de la ciudad, fue construido en 1915 según el diseño de Manuel María Forero Osorio e inaugurado el 28 de julio de 1920 con el inicio de la temporada de la Gran Compañía de Opera Italiana de Adolfo Bracale quien interpretara la ópera Aida de Giuseppe Verdi. Conocido inicialmente como Teatro Forero, fue comprado en 1929 por la Municipalidad de Lima pasando a ser el Teatro Municipal. Desde los primeros días de su existencia, una serie de extraños fenómenos paranormales indicaban que ‘algo’ maligno ocurría en su interior. Criaturas fantasmales comenzaron a aparecer en el lugar indicando con su presencia que no quieren quedar afuera del escenario ya que desean ser los protagonistas. Por ello, se corporizan ante actores y empleados y se hacen oír: corren las butacas y mueven las cortinas. Quienes los han visto, dicen que son amigables, aunque muchos les temen, ya que sienten un frío estremecedor que recorre sus cuerpos, los que los obliga a huir de su presencia. Tanto los actores como el personal que trabaja en su mantenimiento, pueden dar fe de estas extrañas apariciones fantasmales entre las butacas y cada uno de ellos tiene su propia historia que contar de esos encuentros. Generalmente, hay ciertas coincidencias que se han reportado con respecto a las apariciones de aquellos seres, como por ejemplo que son apariciones de personas completamente desconocidas y ni el más antiguo trabajador del lugar puede reconocerlos, por lo que se deduce que deben tratarse de apariciones de actores que aparecieron en escena en sus primeros años de la existencia del teatro, por lo que no se tiene memoria alguna de quienes fueron en vida, o bien alguien que murió dentro del teatro, por diversos motivos, quizás algún espectador y cuyo espíritu no desea - o puede - abandonar el lugar. Si bien no se manifiestan de forma violenta, ya que generalmente se corporizan tocando elementos de la escenografía, moviendo cosas o haciendo ruidos, nunca se les escucho hablar o emitir sonido alguno. En otras ocasiones aparecen de entre las sombras, mirando fijamente a quienes laboran en el lugar, y se quedan quietos como si fueran estatuas, pero si alguien intenta hablarles o hacen algún ruido, desaparecen súbitamente. Los empleados han terminado por dejarlos en paz y se han acostumbrado con el tiempo, a que estos seres incorpóreos, formen parte del teatro. Curiosamente, nunca se les aparecen a los dueños de los teatros. Eligen a los empleados, técnicos y actores. A veces también a alguna persona del público, quien les logra ver, pero muy raramente - especialmente en aquellas representaciones que han sido de su agrado - ya que generalmente prefieren ‘aparecer’ cuando el teatro esta vacío. Agitan sorpresivamente las bambalinas; moviendo las cosas de su lugar en los camerinos durante los ensayos y cuando las obras de teatro no están siendo representadas. Vaya a saber uno el motivo por el cual aquellas almas en pena se aferran a quedarse en el lugar, quizás estén condenadas a no abandonarlo jamás.