martes, 24 de diciembre de 2013
EL ARBOL DE NAVIDAD: Su verdadero origen no es como nos la contaron
Es tiempo de Navidad y con ella llegan las celebraciones familiares, los regalos y los adornos navideños para conmemorar tal acontecimiento, en la cual como es natural, no podía faltar el árbol de Navidad. Pero ¿te gustaría saber cuál es su origen? Si bien existen varias teorías al respecto, una de las más extendidas afirma que desde tiempos inmemoriales era venerado por los antiguos druidas de Europa Central, en la que sus creencias giraban en torno a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza. El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard y el Valhalla (la casa de Odín) mientras que en las raíces profundas se encontraba Helheim, el infierno. Durante el invierno al ver que perdían sus hojas, pensaban que ello sucedía porque los espíritus lo habían abandonado, entonces los adornaban con ramas de especies perennes, papeles, frutas, trozos de vidrio y antorchas, que representaban a las estrellas, la Luna y el Sol para que los espíritus retornaran en la época primaveral y el árbol volviera a brotar. Cuando los primeros “cristianos” llegaron al norte de Europa, lo calificaron de una celebración pagana y a pesar de todos sus esfuerzos no pudieron erradicarlo debido al profundo arraigo en la población, por lo que demostrando una vez más su absoluta falta de originalidad – apropiándose para si de celebraciones ancestrales para presentarlas como “suyas” – decidieron “cristianizarla” adornándola con manzanas y velas, para de esa manera simbolizar el “nacimiento” de un imaginario Jesús (un producto de la fantasía, ya que no existe prueba alguna de su existencia) y colocando regalos bajo el árbol “enviados” supuestamente por los Reyes Magos. Sin embargo, en los países anglosajones que no vivían bajo la tara del catolicismo, y para diferenciarse de esas costumbres impuestas por el papa romano, le quitaron al árbol todo significado religioso, erradicando con ella a los magos y suplantándolos por Santa Claus, agregándole al árbol nuevos elementos como luces, guirnaldas, esferas y una estrella en la parte más alta, tal como la conocemos en la actualidad. Con el paso del tiempo, su uso se extendió por todo el mundo, y como tal se ha convertido en el verdadero símbolo de estas fiestas (Aprovecho el momento para enviar un saludo a todos aquellos que incomprensiblemente nos visitan con frecuencia. Que tengan una Feliz Navidad)