Se trata de una criatura mitológica propia de la Amazonía, llamada Yara. Se dice que es una sirena que habita en las profundidades de los ríos y lagos de la selva, de una extraordinaria belleza de color verde, por lo que puede pasar desapercibida en la espesura del bosque. Asimismo, posee una larga cabellera dorada que le cubre el cuerpo, ojos azules, piel de nácar y una voz suave y melodiosa. Pero cuidado, detrás de esa angelical apariencia, se esconde un terrible demonio que se vale de esos atributos para atraer a los hombres a su perdición. Si es descubierta por casualidad a la orilla del río por un desprevenido viajero, es mejor darse a vuelta y escapar a toda velocidad - porque al poseer la habilidad de transformarse en otros animales, como jaguares, anacondas, águilas arpías o panteras negras - lo perseguirá hasta matarlo. Sin embargo, cuando la Yara quiere aparearse, canta y ejerce una poderosa sugestión en el hombre que la oye y a quien esta dirigido su canto, y esta es mayor cuando mira con sus ojos azules. Su victima queda inmediatamente magnetizada y atraída por la sirena que goza con el encuentro que a veces dura un periodo de Luna Llena.Pasado el mismo, el hombre despierta como de un sueño cerca del poblado donde vive, sin encontrar rastros de Yara. Se dice que de esa unión nacen los Chullachaquis (unos espíritus demoníacos que poseen la pierna izquierda de una cabra y que se aparecen bajo la forma de un amigo o familiar para confundir y perder al caminante en la selva y terminar como su alimento). Pero todo no queda allí, ya que al año siguiente, el hombre volverá atraído por una extraña fuerza al mismo lugar donde se encontrará nuevamente con Yara, quien convertida en una anaconda, lo arrastrará a las profundidades de los ríos o lagos para devorarlo, luego de lo cual vuelve nuevamente en forma de sirena a por su siguiente víctima. Y vuelta a empezar. Es por ese motivo que aun en la actualidad, muchos creen firmemente en esa leyenda y le atribuyen las extrañas desapariciones de sus familiares, a quienes no vuelven a ver jamás.