Como sabéis, la inmensa extensión del Amazonas que se encuentra ubicado en el corazón de Sudamérica, es un lugar que despierta la curiosidad de todo el planeta. Estudiosos y viajeros llegan hasta este lugar para experimentar de cerca su extraordinaria biodiversidad y sus ríos interminables. Sin embargo, estos no son los únicos misterios que encierra este misterioso destino. En efecto, son conocidos toda clase de mitos y leyendas acerca de extrañas criaturas que habitan el inhóspito lugar. Uno de los mas enigmáticos pero sin duda el mas peligroso es el Simpira, que si bien a primera vista podría parecer un inmenso jaguar negro, posee cuernos en la cabeza como los venados, así como patas disparejas de color blanco y una de ellas tiene forma de tirabuzón, la cual puede extender de manera interminable como si de una serpiente infinita se tratase. A pesar de esa aparente ‘discapacidad’ es muy ágil como todo felino y se desplaza con rapidez por las copas de los árboles en busca de pecadores y maldecidos, a quienes atrapa con ese inmenso brazo que posee para llevarlos al infierno, donde convertidos en bestias formaran parte de su sequito de esclavos en compañía de otros condenados, por toda la eternidad. Conocido también como el señor del Panshin nete o mundo amarillo, se dice que el Simpira es en realidad el diablo en persona, cuyo único propósito es llevarse para su ‘reino’ no solo a todo aquel que este condenado y no tiene salvación, sino también a quienes tienen la desdicha de perderse en la inmensidad de la selva. Al igual que el jaguar, su extraordinaria agilidad y ferocidad hace muy difícil que sea cazado y aquellos que lo intentaron, no vivieron para contarlo. Es por ese motivo, que el Simpira tiene todos los ingredientes necesarios ser temido ya que siempre esta al acecho de sus incautas victimas a quienes vigila escondido desde la espesura de la selva. No se tiene conocimiento de la primera vez que fue observado, pero antiguas crónicas escritas por los misioneros, hablan de la existencia de una temible criatura “que tiene cuernos como Satanás y de quien es su servidor el cual caza a los nativos, no para comérselos, sino para que lo adoren en el infierno”. Precisamente se aprovecharon de esa circunstancia para cristianizarlos, afirmando que de esta manera sus almas serán salvadas y no caerían “en las garras del maldito” pero aun así, continuaron desapareciendo. Es por ese motivo que cansados de vivir en continuo peligro, en una ocasión los nativos decidieron organizarse y formando grupos, salieron en busca de la criatura, evitando separarse para no terminar siendo sus victimas y se internaron en lo mas profundo de la selva, alli donde se dice que mora. Luego de varios días de caminata por lugares desconocidos no pudieron encontrarlo, por lo que decidieron regresar a casa, pero se dieron con la sorpresa de que se habian perdido y no había manera alguna de volver, por lo que presas de la desesperación, cansados y hambrientos se dispersaron por la selva y ello fue su perdición porque al poco tiempo, desde la distancia, comenzaron a escucharse los gritos y lamentos de sus compañeros, sin que ellos pudieran acudir en su ayuda, porque no sabia donde se encontraban. Como el Simpira no deja rastros, los nativos no tenían por donde escapar y uno a uno cayeron en sus garras. De aquellos grupos de cazadores - que terminaron cazados - no se supo jamás. Desde entonces nadie mas ha intentado buscarlo, pero ello no ha detenido al Simpira, que sigue merodeando la selva en busca de sus víctimas.
martes, 24 de abril de 2018
martes, 17 de abril de 2018
WANAKU: La ‘Atlantis’ de los Andes
Para los Incas, el lago Titicaca - cuya superficie de 900 km2 es compartida actualmente por Perú y Bolivia - era sagrado, porque representaba la cuna de la civilización humana. Creían que el Sol y su divinidad suprema Viracocha, habían nacido de las entrañas del mismísimo lago, en torno al cual existe una leyenda que habla de una fabulosa ciudad hundida en el fondo de sus aguas: Wanakú. En efecto, según una investigación realizada en 1966, se hallaron muros y recintos en forma de U con la parte abierta señalando hacia el centro del lago. También se encontró un camino empedrado de unos 30 metros de longitud en perfectas condiciones, similar a los Caminos del Inca que pueden encontrarse en distintas zonas del Perú. Y no faltan las versiones que hacen referencia a una Atlántida o ciudad perdida en las profundidades del Titicaca, y a la existencia de un grupo de laberintos sagrados (conocidos como chinkanas) de varios kilómetros, que en su tiempo podrían haber servido como conexión con Cuzco y Machu Picchu. Ese hallazgo motivo al celebre investigador francés Jacques Cousteau a realizar una exploración arqueológica subacuática al lago Titicaca en 1968, luego de lo cual declaró “El fondo de este lago ha permanecido hasta ahora más secreto que la superficie de la luna. La profundidad de sus aguas y la oscuridad que reina allí es todo un reto para los exploradores”, explicó. Motivados por ello, un grupo internacional de 18 científicos realizo en el año 2000 una serie de investigaciones en el lugar que generaron mas interrogantes al descubrir los restos de una antigua civilización desconocida en las profundidades del lago, según detalla The Guardian. La expedición, llevada a cabo por la organización científica Akakor, logró fotografiar con la ayuda de un sofisticado equipo robótico, un ídolo de oro y varias vasijas a 70 metros de profundidad. Los objetos fueron encontrados bajo las aguas, a la altura de la Isla del Sol. Como sabéis, esta última, junto con la Isla de la Luna - que se ubican en el lado boliviano - eran lugares sagrados para los Incas. Aunque no se ha determinado la verdadera antigüedad de los vestigios encontrados, los expertos creen que existe una relación con la cultura Tiwanaku que habitó en la zona entre el 1500 a.C. y 1172 d.C. Esta civilización es considerada como la precursora de los Incas y se cree que tras su colapso - tal vez debido a un desastre natural - Manco Capac y su sequito partieron hacia el norte, cruzando el lago y se dirigieron al Cuzco, donde fundaron el Imperio Inca. Los científicos anunciaron, además, el descubrimiento de una isla sumergida llamada Wilakota (Lago de Sangre). Se presume que en el lugar se realizaban sacrificios humanos y que la isla quedó sumergida al aumentar el nivel del lago más de 100 metros durante el último siglo. La expedición duró 20 días y tenía como misión reforzar una teoría que sostiene que hace cinco mil años la isla era una península pegada a tierra. Se cree que este terreno se podría haber desprendido y, por lo tanto, debajo de las aguas que la rodean podrían existir restos de una ciudad. En dicha expedición encontraron además restos de lo que habría sido un muro de contención de un camino de piedra, tramos de un centro ceremonial, urnas rituales y piedras talladas. Una segunda fase del proyecto fue realizada en el 2002. Los científicos lograron descubrir rastros pertenecientes al periodo preincaico, entre ellos, lo que se piensa que es un enorme templo antiguo. Más de 200 inmersiones se realizaron en el lago, a profundidades de hasta el 30 mts. para registrar las ruinas en la película. El hallazgo se produjo cuando los exploradores decidieron seguir un camino que divisaron bajo las aguas del lago. Al seguirlo, dieron con el templo sumergido en algún punto cercano al pueblo de Copacabana, entre la Isla del Sol y la Isla de la Luna. Para los investigadores, este hallazgo es de fundamental importancia porque señala que alguna vez el nivel del agua debió ser, cuando menos, ocho metros menor que en la actualidad, o acaso aún mucho más”. Desde entonces, si bien se han hallado tesoros prehispánicos de 2,500 años de antigüedad como ocurrió en el 2013 por parte de un grupo de arqueólogos belgas, diversos investigadores han solicitado la realización de una nueva expedición científica de mayor envergadura al lugar, que disponga de los medios más modernos para desentrañar los misterios escondidos en el fondo del lago.
martes, 10 de abril de 2018
EL OVNI DE CHANCHAMAYO: La verdad esta ahí afuera
Ubicada en la región Junín y por alguna extraña razón, el valle de Chanchamayo - uno de los lugares más bellos de todo el Perú, también conocido como la puerta de ingreso a la amazonía, muy visitado por su agradable clima, buen café y muy buenos paisajes - se ha convertido en un lugar de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados (OVNIS) vaya uno a saber el porque, Este fenómeno se repite desde antaño y no existe explicación satisfactoria al respecto. Uno de esos incidentes ocurrió en 1973 y fue dado a conocer en aquel entonces por el diario La Prensa. En efecto, la noche del 24 de febrero de ese año, un misterioso objeto luminoso fue visto surcando los cielos a gran velocidad, provocando gran alarma entre los pobladores que no podían dar crédito a lo veían. El aparato apareció - según afirmaron docenas de testigos - aproximadamente a las 22:00 horas y precisamente llamó poderosamente la atención por su excesivo brillo, como para que todos pudieran verlo. “El fantasma del aire” o “El fantasma viajero” - tal como lo bautizaron quienes lo vieron debido a su vuelo silencioso ya que no emitía ruido alguno - se desplazaba a gran velocidad con dirección a la Amazonia, desapareciendo a los pocos minutos dejando una fina estela a su paso, la cual se difumino a los pocos segundos. Según narraron diversos testigos, este OVNI volaba con luces intermitentes de gran potencia y por un instante se creyó que iba a aterrizar en cualquier momento, pero aumento súbitamente su velocidad y desapareció de la vista de todos, repetimos, en el más absoluto silencio. Como dijimos al inicio de esta nota, no es la primera vez que ocurren estos hechos, ya que tres años después y en el mismo lugar, pudo verse a una flotilla de naves alienígenas, que hicieron su veloz recorrido a gran altura, para luego dirigirse a la provincia de Satipo. Este fenómeno fue visto por varios testigos, quienes informaron a las autoridades acerca del extraño episodio vivido minutos antes y que habían presenciado otro suceso similar esa misma semana. En agosto de 1984, un objeto volador fue visto por varios lugareños, incluidas varias autoridades, sobrevolando el lugar, lo que causo temor al desconocer de qué se trataba. Este OVNI volaba tan bajo, que pudo verse perfectamente su forma ovalada y que además giraba rápidamente, despidiendo luces multicolores. Parecía que se disponía a aterrizar en el lugar, porque cada vez bajaba mas despacio, por lo que algunos de quienes observaban el hecho, comenzaron a tirarle piedras al verlo tan cerca, por lo que de repente, alzo vuelo rápidamente y desapareció en escasos segundos. Podríamos descartar por ello que se tratase un avión, un helicóptero… o un drone, que por aquellos tiempos ni existían. En esos días se hablo mucho de la presencia de una base extraterrestre en la zona, ya sea en lugares inaccesibles de la selva o en algún lago cercano. Han pasado muchos años desde aquel incidente y desde aquel entonces, se les ha seguido viendo en diversas ocasiones, especialmente a altas horas de la madrugada, por lo que pareciera que tuvieran algún interés en frecuentar el lugar. Vaya uno a saber.
martes, 3 de abril de 2018
TERROR HECHO EN EL PERÚ: La Cara del Diablo
Estrenada en el 2014, no comienza mal. Un viaje turbulento por un río y una historia de terror contada en un piscinazo nocturno nos van creando, sigilosamente, la sensación de que algo terrible está a punto de ocurrirle a los jóvenes protagonistas del filme. Son siete chicos y chicas, amigos todos, que deciden ir a un ‘resort’ metido en lo más profundo de la selva en un viaje por Semana Santa. La película, en esos momentos, toca las teclas correcta del cine de terror: no se apura, y decide generar cierto malestar a partir de lo más cotidiano, de lo aparentemente más tranquilo e irrelevante. Pero, en algún momento, las muertes tienen que comenzar. Porque el Tunche está rondando. Sí, el ser mitológico de la Amazonía que tiene la capacidad de tomar cualquier forma y que, aparentemente, es el responsable de que cada uno de los chicos comience a ser asesinado de distintas maneras. Y es ahí donde comienzan lo truculento del filme, porque comienza a crear una mecánica que se va repitiendo una y otra vez: el silbido característico del espíritu maligno, puertas que se cierran, voces que se escuchan, caminatas y silencios buscando un ente que nunca hace su aparición, pero que termina siendo mortal. Si la primera muerte (la de Carla Arriola) puede resultar curiosa en su planteamiento, la repetición de la misma mecánica en las siguientes hace que la propia cinta no decaiga en interés. A ello ayudan los flashbacks que nos muestran al personaje de Vania Accinelli, la protagonista, en su niñez viendo la aparente posesión de su madre (Vanessa Saba). El truco no solo funciona a la primera vez, ya que la repetición de la misma situación a lo largo de la cinta no resulta reiterativa como pudiera parecer, permitiendo que el poder de sugerencia del filme de sus primeros momentos, continué. La película, por cierto, deja algunos elementos propios del género interesantes que podrían haber sido explotados un tanto mejor: la sexualidad juvenil, manejada de manera franca en los ‘slashers’ de los años ochenta, (y recuperada por “Scream”) está insinuada, pero nunca llega a ser desarrollada del todo. Y lo mismo sobre el lado ‘gore’: una muerte a machetazos hacia el final de la cinta indica hacia donde hubiera ido si se la hubiera jugado por ser más visceral: quizá el filme se hubiera sentido más libre jugando a eso. Dirigida por Frank Pérez Garland, esta producción nacional junto a Vania Accinelli y Sergio Gjurinovic, como protagonistas, contando además con la participación de Guillermo Castañeda, Nicolás Galindo, María Fernanda Valera, Alexa Centurión, Carla Arriola e Ismael Contreras. ‘La Cara del Diablo’ es un intento por hacer cine comercial en el Perú, y de un género que tiene una enorme aceptación popular como es el terror.