Nadie sabe a ciencia cierta de donde proceden ni la forma exacta que tienen, pues las descripciones de los testigos acerca de los Objetos Voladores No Identificados (OVNIS) varían sustancialmente, pero es innegable el hecho de que han sido avistados por millares de personas en todo el mundo en el curso de las décadas pasadas. Y el Perú no es la excepción a ello obviamente. Se sabe que solo son objetos desconocidos que aparecen tan rápidamente como surgen sin dejar rastro alguno y que no son aeronaves construidas por el hombre debido a sus peculiaridades mostradas y cuya tecnología es imposible de imitar por los humanos. Se sabe que estas extrañas apariciones se dan especialmente - en el caso peruano - en lugares alejados y remotos de su extensa y variada geografía como es la Cordillera de los Andes, cuyos lugares inaccesibles en las cercanías de los nevados y las numerosas lagunas que se forman alrededor, pueden ser utilizados por los alienígenas como bases secretas para sus naves. Son continuas por ello las versiones de sus apariciones, emergiendo de las aguas de aquellos manantiales de manera silenciosa a altas horas de las madrugada, asustando a los campesinos que pasan por el lugar pastando a su ganado y según se afirma, lo hacen con tanta frecuencia que ni les prestan atención e incluso hay quienes les rinden reverencia, en la creencia de que son los espíritus de los Apus (dioses protectores de las montañas) a quienes temen y les hacen ofrendas como el llamado ‘pago a la tierra’ para que sus cosechas sean abundantes. A pesar de ello, de vez en cuando hacen noticia porque su avistamiento se produce en las grandes poblaciones de la sierra, como queriendo decir “aquí estamos” emanando luces de colores de manera intermitente para asombro de los testigos del hecho como los niños, que curiosos como siempre gustan de verlos. Precisamente revisando mis archivos, encontré en caso sucedido en Cajamarca (ubicado al norte del Perú) en 1966, según publico en ese entonces el diario La Prensa. En efecto, era la noche del 24 de diciembre de ese año - agrega la nota - cuando de improviso apareció un OVNI azulado que sobrevoló la plaza mayor de la ciudad, asombrando a varios niños que se encontraban en el lugar. “Era de gran tamaño y que brillaba mucho en la oscuridad”, así definían seis niños de ocho a once años quienes fueron testigos del hecho. Se trataba de un objeto volador no identificado, del color del cristal, con una luz blanca en la parte inferior y otras blancas y azuladas parpadeantes, según describieron. “No era un avión ni nada que se le pareciera. No era nada conocido” contaba José Manuel, uno de los mayores. En aquellos tiempos en los que no había redes sociales ni videojuegos, estos crios, menos estimulados visualmente que los niños de hoy en día, no perdieron de vista lo que estaba ocurriendo ante sus ojos y lo reprodujeron con todo lujo de detalles. “En la parte superior había como pequeñas ventanas que giraban sin parar” añadieron. Los pequeños narraban que el extraño objeto apareció de improviso sobre la plaza y nadie supo de donde venían. Aseguraron que se paró durante unos minutos a su altura y pudieron comprobar cómo emitía un ruido intermitente “muy raro” mientras giraba sobre sí mismo. Intentaron correr al ver que se alejaba, pero desistieron cuando vieron la velocidad tan alta que llegó a alcanzar. No obstante, los niños quedaron atemorizados y al regresar a sus casas, se los contaron a sus padres quienes no dieron crédito a sus palabras creyendo que eran juegos de niños y que se los habían imaginado. Es mas, uno de las niños pidió al redactor que por favor no ponga su nombre, “a ver si se van a enterar los extraterrestres y van a volver por el y por sus amigos”. Aunque todos estaban de acuerdo en que juntos sí podrían entrar en la nave, si los extraterrestres fuesen buenos y hospitalarios, la fantasía infantil se dispara y la imaginación no tiene límites cuando se trata de temas misteriosos. Sin embargo, no solo fueron estos infantes quienes contemplaron supuestamente el misterioso aparato. También lo hizo un matrimonio que pasaba por las cercanías de la plaza. “Vimos una luz que se desplazaba fugazmente de oeste a este. El objeto pasó muy bajo y no pudimos apreciar más que era de un color azul intenso, de forma esférica y que dejaba atrás unos destellos o ráfaga luminosa”, explicaron. Añadieron un dato más que pasó desapercibido para los pequeños: “dejó un olor muy raro, como si se tratase de gas o algo quemado”. Como podéis notar, se trato de un extraño incidente que no tiene explicación alguna y como este, existen muchos casos similares que suceden hasta nuestros días, demostrando que ellos ya están aquí.