Existen mitos que cuentan que antiguamente, existían brujos que a través de pactos malignos, lograban transformarse en jaguares de color negro que recibían el nombre de Runapuma (también llamado Yanapuma) con la finalidad de alimentarse de la sangre y el cerebros de los humanos. Por este motivo, estos animales de oscura pigmentación son muy temidos en la actualidad. Una de las historias más comunes conocidas acerca de esta demoníaca criatura, es la de un cazador que fue contratado por unos madereros para que cazara animales, el mismo se encargaba de atrapar monos, tapires, venados, entre otros; estos madereros habían instalado su campamento cerca del río Pachitea. La historia cuenta, cómo un día un cazador en compañía de un cocinero vieron pasar un extraño animal de color blanco, el cazador reconoció al instante al Runapuma, el jaguar del demonio y le dijo al cocinero que debían advertir a los demás para que se fueran a acampar a otro lado por su seguridad. Le explicó que este felino blanco por las noches se volvía negro y atacaba a las personas, advirtiéndole que ni siquiera las balas le hacen daño y solo se puede matar con una lanza, El cocinero no creyó nada de lo que le dijo y más bien se burló de la historia. Igualmente, ninguno de los madereros tomó en serio sus advertencias. Al día siguiente, el cazador se dirigió al monte y una vez que consiguió cazar algo, decidió volver al campamento. Cuando llegó se encontró con una escena desoladora, ya que los cuerpos de los madereros se encontraban esparcidos por el suelo y los rifles se encontraban también tirados en el suelo pero con signos de haber sido usados. El cazador revisó los cuerpos y se dio cuenta que estaban intactos y solo tenían dos orificios en el cuello, percatándose con ese detalle que los había atacado el Runapuma, ya que esta herida era muy común porque la criatura les extrajo la sangre a través de esos orificios. El cazador pensó que el Runapuma debería seguir por los alrededores, así que buscó una lanza y se subió a un árbol con la intención de esperar allí a que pasara la noche y poder escapar. Al pasar una hora, comenzó a escuchar el rugido del animal y de repente de un arbusto apareció el Runapuma, que inmediatamente intentó subir el árbol para matarlo, pero éste fue muy ágil y pudo clavarle la lanza en el pecho logrando así acabar con la vida del animal. Sin embargo, decidió esperar un poco antes de bajar para así asegurarse que no hubiera otra criatura y en efecto, al poco tiempo apareció otro Runapuma, que también intentó subir al árbol, pero el cazador logró nuevamente clavarle la lanza y consiguió matarla. Al bajar del árbol, comenzó a correr para ir hacia otro campamento y de esta manera contar lo que le había pasado y poner sobre aviso a los demás. Antes de abandonar el lugar y mientras se hacía de noche, comenzó a percibir algunas voces traídas por el viento y se dio cuenta que eran la de los muertos, él mismo trató de escuchar lo que decían esas voces y se dio cuenta que al parecer se disculpaban por no haberle hecho caso y le pedían que contara a todo el mundo la desgracia que había caído sobre ellos, como una advertencia para la gente ante los peligros que se esconden en la inmensidad del bosque.