martes, 20 de octubre de 2020
EL ENIGMA DE ENCÉLADO: Vida en las profundidades de un satélite de Saturno
Se trata del satélite más brillante del gigante gaseoso y de todo el sistema solar que fue descubierto en 1789 por el astrónomo británico William Herschel, cuyo estudio se ha intensificado a partir de la información enviada por la sonda Cassini, el cual como sabéis, se desintegró en la densa atmósfera del planeta en el 2017 cuando se encontraba al límite de su combustible, en una destrucción planificada desde la Tierra conocida como ‘El Gran Final’. Pero Cassini, antes de ‘morir’, nos legó información apasionante sobre Encélado. Hoy sabemos que este mundo congelado posee, un océano líquido en su interior. Por ello, se ha convertido en una fuerte candidata a albergar vida extraterrestre. Y no hablamos solo de microorganismos que puedan subsistir en las condiciones más extremas sino de vida algo más compleja, acuática, viviendo bajo el hielo. Se cree que el agua del océano interior de Encélado sería templada, circunstancia promovida por las fuerzas gravitatorias del enorme planeta al que orbita, lo cual provoca que se caliente e incluso que existan aguas hidrotermales. Las informaciones más recientes sobre Encélado se dieron a conocer recientemente, en el mes de septiembre: información obtenida de la misión Cassini dieron como resultado la colección de imágenes infrarrojas más detalladas hasta el momento, que revelaron la presencia de hielo fresco en ambos polos de Encélado, provocado por actividad geológica reciente. Mide unos 500 kilómetros de diámetro, puede alcanzar los –198 °C a mediodía, y es el satélite más brillante de Saturno porque está cubierto de hielo, con lo que refleja toda la luz. Posee la décima parte de Titán, la luna más grande de Saturno; y es mucho más pequeño que nuestra Luna, que mide unos 3500 kilómetros de diámetro, pero que guarda muchas sorpresas bajo su superficie congelada. Así, la misión Cassini reveló en el 2005 una enorme nube de vapor de agua y partículas de hielo en el polo sur, que estaba siendo emitida a través de fracturas relativamente cálidas en la corteza. Eso significa que Encélado tiene actividad geológica. En el 2006, los científicos de la misión Cassini anunciaron que habían encontrado agua líquida debajo de su superficie, expulsada hacia el exterior en forma de géiseres. A su vez, encontraron evidencias de que los chorros podrían estar saliendo de bolsas de agua líquida cerca de la superficie. Un año más tarde, Cassini proporcionó evidencias concluyentes de que los chorros se originaban cerca de los puntos más calientes en las fracturas de la luna, que conocemos como ‘rayas de tigre’, y que se extienden a ambos lados de la región polar sur de Encélado. En el 2009 dicha misión detectó sales de sodio en los granos de hielo en el anillo más externo de Saturno procedente de la descarga de los géiseres, lo cual podría albergar un depósito de agua líquida, tal vez un océano, debajo de su superficie. En el 2014 los científicos identificaron 101 géiseres distintos de agua líquida en Encélado. El análisis sugirió que es posible que el agua llegue hasta su superficie desde un mar subterráneo, bajo la capa de hielo. A año siguiente, Cassini proporciono a los científicos la primera evidencia clara de que Encélado exhibe signos de actividad hidrotermal reciente, parecida a la que ocurre en los océanos profundos de la Tierra. La misión encontró además partículas de rocas ricas en silicio. Y los científicos llegaron a la conclusión de que es muy probable que se formaran estos pequeños granos cuando el agua caliente, que contiene minerales disueltos del interior rocoso de la luna, viajo hacia arriba, entrando en contacto con agua más fría. En el 2017 los científicos anunciaron la detección de cantidades significativas de hidrógeno en Encélado. De los géiseres, se determinó que el 98 %, y el resto es una mezcla de otras moléculas, incluyendo dióxido de carbono, el metano y el amoníaco. La detección de una gran cantidad de hidrógeno sugiere fuertemente un proceso hidrotermal continuo, en el que las aguas subterráneas interactuarían con rocas y compuestos orgánicos. Esta química detectada es similar a la creada por los respiraderos hidrotermales en los océanos de la Tierra, y podría ser utilizada como fuente de energía para formas de vida, que vivirían en el océano de Encélado. El último descubrimiento apasionante fue anunciado en septiembre del 2020, y se trata de las imágenes infrarrojas más detalladas hasta el momento, obtenidas de la información de Cassini, antes de su Gran Final, las cuales mostraron claramente la actividad geológica del polo sur, en forma de las mencionadas ‘rayas de tigre’.Las imágenes indicaron además la presencia de hielo fresco también en el hemisferio norte, por lo que los procesos geológicos también podrían darse en la región norte, y no solo en la sur, lo cual sugiere que su interior es mucho más complejo de lo que se pensaba hasta ahora. Y también mucho más favorable para la vida.