martes, 24 de agosto de 2021
HUAGAPO: La gruta que llora
Ubicada a 3.572 msnm en el distrito de Palcamayo (Provincia de Tarma, Región Junín) la gruta de Huagapo es considerada como una de las más profundas de Sudamérica. Su nombre procede de dos voces quechuas: Huaga y Apu, que significa: "lágrimas del poderoso". Situada en la montaña Racasmarca, la dimensión de su entrada es de aproximadamente 18.90 metros de alto por 33.50 metros de ancho. Además, en la parte lateral derecha tiene un túnel de 100 metros aproximadamente por donde desemboca sus aguas y éstas a su vez forman unas sin fin de cascadas que parecen un velo de novia (Siendo mejor vistas en la época de Febrero, Marzo y abril). Su interior posee estalactitas y estalagmitas, en mil formas, además de pinturas rupestres de animales y algunas escenas de caza. Al respecto, existen diversas leyendas acerca de lo que guarda en su interior, en gran parte inexplorado hasta el día de hoy. Una de las más conocidas indica que hacia el año 1460, cuando el Inca Pachacútec inició la conquista del Chinchaysuyo, envió a su hermano Cápac Yupanqui, para someter a la etnia de los Tarumas o Taramas, tras haber logrado la conquista y anexión del reino chanka al Imperio Inca. Para ello, se dirigió hacia Tarmatambo, capital de los tarameños, quienes eran gobernados por Mayta Puma, considerado un valiente guerrero, el cual era respetado y amado por su gente. La cercanía de las tropas imperiales incas, dispuestos a acorralar a los Tarumas en su propia ciudad, le fue comunicada a Mayta Puma, quien, considerando la poca resistencia que ofrecían las murallas de Tarmatambo, tomó la decisión de abandonarla y enfrentar a las huestes del Inca en la fortaleza de Shoguemarca, situado al este de Palcamayo. Reunió, entonces a sus hombres y los arengó con voz potente y lleno de patriotismo, instándolos a luchar a muerte para defender la libertad de su pueblo; exaltando así, el ánimo de sus guerreros, quienes dispuestos a sacrificarlo todo, dieron su aprobación lanzando gritos que hicieron retumbar la tierra. Acto seguido de su ejército, mujeres, niños y ancianos, se dirigió rumbo a la sagrada montaña Racasmarca donde encontró una gruta de gran tamaño, a la cual hizo ingresar a todos; en su interior, el sacerdote realizó la ofrenda y rito a sus dioses, pidiendo la victoria. Alertado de la cada vez más cercana presencia del enemigo, Mayta Puma ordenó a las mujeres, niños y ancianos que no abandonen dicho lugar hasta su regreso. Partió luego con sus hombres rumbo a Shoguemarca según lo planeado. Tan pronto como hubieron llegado a la ciudadela amurallada, los sorprendieron los gritos de guerra del ejército del general Cápac Yupanqui, quienes con hondas, mazos y lanzas, se abalanzaron sobre ellos, produciéndose el choque de ambos ejércitos, en una contienda desigual por el gran número de guerreros cuzqueños, frente a los pocos Tarumas. A pesar de todo, Mayta Puma y sus hombres pelearon con fiereza sobrehumana, sin retroceder; pero solo tras la muerte de sus valientes guerreros, el enemigo avanzó. Al final, el cacique, cual animal acorralado, peleó hasta su último aliento, cayendo herido ante sus muchos atacantes quienes lo degollaron en el acto. Mientras los incas clamaban victoria, aquellos tarumas que se habían mantenido escondidos en la gruta, ignorando el sangriento final de Mayta Puma y su ejército, decidieron mantenerse en espera eterna del regreso de quienes jamás regresarían. Según se cree, al final llegaron a enterarse del terrible destino de sus seres queridos y ante el temor de caer en manos de los incas y ser castigados por su rebeldía - recordando sin duda alguna como los chankas fueron despellejados vivos haciendo tambores con sus pieles por haberse atrevido a atacar el Cuzco - se aventuraron a explorar la cueva creyendo encontrar otra salida, sin saber que se adentraban cada vez más en sus profundidades, perdiéndose en sus oscuros y peligrosos pasajes para siempre. Como podéis imaginar, nunca más se supo de ellos. Desde entonces, cuentan los lugareños, por las noches se escuchan extraños sonidos que salen del interior de la gruta, como susurros y quejidos lastimeros, y se cree que las aguas que salen de la gruta son lágrimas de aquellos seres desgraciados que quedaron atrapados en su interior y que lloran por sus muertos. A la fecha ninguna persona o expedición ha llegado a explorar totalmente la gruta, considerada una de las más profundas de Sudamérica, por lo que queda aún muchos misterios por develar.