martes, 19 de abril de 2022
SECRETOS DE MUNDOS OLVIDADOS: El oscuro origen del Perú
Existe un país en América de Sur cuyos orígenes se encuentran cubiertos con un halo de misterio. Se trata del Perú, que a diferencia de otros países de la América Precolombina donde también se desarrollaron grandes civilizaciones indias como los mayas y los aztecas, quienes a través de sus códices nos dejaron sus historias, mitos y religiones, pero en el Perú no sucedió lo mismo simplemente porque no conocían ningún sistema de escritura (lo de los quipus aun es solo especulación) y solo con la llegada de los cronistas españoles a esas tierras en el siglo XVI se pudo llegar a saber algo de su pasado, aunque sea de manera incompleta y basándose únicamente en fuentes orales, los cuales como sabéis, no siempre son confiables ya de que generalmente estas no son objetivas. Ante todo, cabe precisar que las primeras informaciones recogidas por los cronistas trato como era obvio, en averiguar la historia de los incas, a los que Francisco Pizarro y un grupo de audaces exploradores habían conquistado, quienes se hicieron dueños y señores de un inmenso y misterioso país del cual lo desconocían todo. Fue recién en el siglo XX y mediante el estudio sistemático por parte de los arqueólogos, que se pudo conocer una serie de culturas y civilizaciones que habían antecedido en esas tierras a los incas, la cual se mostro de una forma completamente distinta a lo convencional y que no se trataban en modo alguno de “pueblos salvajes” como los retrato Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales para “justificar” el expansionismo inca. Muchas de esas civilizaciones alcanzaron un gran desarrollo y dejaron diversos testimonios de su cultura. Incluso uno de ellos, el Imperio Chimú, que se desarrolló en la costa norte del actual Perú y que eran contemporáneos de los incas, de haber vencido a estos últimos en la guerra que tuvieron en 1473 - y que a la postre significó su colapso y desaparición - la historia del país hubiese sido muy distinta y solo nos queda imaginar cómo se habrían enfrentado a los españoles. Solo en las décadas siguientes los investigadores se han empeñado por medio de excavaciones redescubrir aquellas misteriosas culturas que florecieron en épocas remotas y de las que a pesar de los años transcurridos desde su descubrimiento, aun sabemos poco de ellas, por lo que aguarda a los arqueólogos y estudiosos en su trabajo, enigmáticos e intrigantes misterios en su búsqueda. Pero comencemos por el principio, por el nombre que se dio a un desconocido país por los españoles y que no corresponde a su historia. El “Perú” no se llama así desde tiempos pretéritos, como son los casos de Méjico y Guatemala por ejemplo, nombres claramente indígenas. Fue “un invento” o mejor dicho “un error” cometido por los españoles. Sucede que tras la caída del Imperio Azteca, tuvieron noticias de que en los mares del sur “existía un país rico en oro”, lo que los animo a formar expediciones hacia aquellos desconocidos lugares ávidos de hacerse con esas riquezas. Así, cuando uno de esos exploradores, llamado Pascual de Andagoya recorría las costas de América del Sur en 1522 tras partir de Panamá, se cruzo con una extraña nave a vela conducida por indios. Tras ser abordada, se percato que estaba cargada con diversas mercancías, y al hacer las averiguaciones correspondientes se entero que se dedicaban al comercio. Pero cuando le pregunto a quien conducía la nave de donde provenía, este les contesto “Biru”, por lo que creyeron que esa misteriosa tierra se llamaba así y de esta forma fue bautizada, españolizándola como “Perú”. Sin embargo, los mismos cronistas admitieron que como el indio no les entendía en qué idioma le hablaban quizá solo les dijo su nombre o como se llamaba el cacique de su pueblo. A ello debemos agregar que se desconoce la localización exacta del encuentro con la citada balsa, por lo que se supone que fuera en el Darién (ubicada ente Panamá y Colombia), y que en consecuencia, aquellos indígenas no eran del actual territorio del Perú. Es por ello paradójico que ese milenario país no tenga el nombre de alguna de sus antiguas y brillantes civilizaciones que se desarrollaron en su suelo, adoptando en cambio el de un oscuro indio panameño. Algunos investigadores peruanos argumentan que los incas lo llamaban “Tahuantinsuyo” lo cual no es cierto, ya que con ese nombre en lengua quechua, únicamente se referían a las cuatro regiones que conformaban el imperio, con el Cuzco como su capital y por lo tanto, no se trataba de un nombre propio. Sea como fuere, desde entonces el Perú se llama injustamente así y todo por no haber buscado otro nombre más apropiado. Que se llame entonces de esa manera, y ahora nos toca dirigir nuestra mirada en próximos capítulos de esta nueva serie, a las más antiguas páginas de su enigmática historia.