martes, 26 de julio de 2022
LA VENGANZA DE CUNIRAYA: El castigo implacable
Cuentan que en tiempos muy antiguos, Cuniraya bajo a la Tierra y se presento en la forma más lastimosa posible, como el de de un hombre muy pobre, que paseaba con su ropa hecha harapos, y al no reconocerlo, los habitantes de los pueblos que recorría, lo miraban desdeñosamente y lo trataban como un mendigo piojoso. Pero Cuniraya era el dios del campo. Con solo decirlo preparaba las chacras para el cultivo y reparaba los andenes. Con el solo hecho de arrojar una flor de cañaveral (llamada pupuna) hacía acequias desde sus fuentes. Así, por su gran poder, humillaba a los demás dioses (huacas) de la región. Había una vez una mujer llamada Cahuillaca, quien también era diosa, que por ser tan hermosa todos los demás dioses la pretendían. Pero ella siempre los rechazaba. Sucedió que esta mujer, que nunca se había dejado tocar por un hombre, se encontraba tejiendo debajo de un árbol de Lúcumo. Cuniraya que la observaba de lejos pensaba en una manera astuta de acercarse a ella. Entonces se convirtió en un pájaro y voló hasta la copa del Lúcumo, donde encontró una lúcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo caer del árbol justo al costado de donde Cahuillaca se encontraba tejiendo. Al verla se la comió muy gustosa y de esta manera la bella diosa quedó embarazada sin haber tenido relaciones con ningún hombre. A los nueve meses, como era de esperarse, Cahuillaca dio a luz. Durante más de un año crió sola a su hijo, pero siempre se interrogaba sobre quién sería el padre. Llamó a todos los dioses a una reunión para dar respuesta a su pregunta, quienes se alegraron mucho con la invitación y asistieron muy finamente vestidos , convencidos de ser a los que la bella Cahuillaca elegiría. Esta reunión tuvo lugar en un pueblo llamado Anchicocha. Al llegar se fueron sentando, y ella les enseñaba a su hijo y les preguntaba si eran los padres. Pero nadie reconoció al niño. Cuniraya también había asistido, pero como estaba vestido como mendigo Cahuillaca no le preguntó a él ya que le parecía imposible que su hijo hubiese sido engendrado por aquel espantoso hombre. Ante la negativa de todos los preguntados de reconocer al niño, Cahuillaca ideó posar en el piso al niño, dejando que ande a gatas solo hasta donde se encuentre su padre. Hizo así, y el niño se dirigió muy contento donde se encontraba Cuniraya. Cuando su madre lo vio, muy encolerizada, gritó: "-Ay de mí! ¿Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable?". Y con estas palabras cogió a su hijo y corrió hacia el mar. Entonces Cuniraya dijo: "¬Ahora sí me va a amar!" y se vistió con un traje de oro, y la siguió, llamándola para que lo viera. Pero Cahuillaca no volvió para mirarlo, siguió corriendo con la intención de arrojarse al mar por dar a luz el hijo de un hombre tan "horrible y sarnoso". Al llegar a la orilla, frente a Pachacamac, se arrojó y quedaron convertidos, ella y su hijo, en dos islotes que están muy cerca a la playa. Como Cuniraya pensaba que Cahuillaca voltearía a verlo, la seguía a distancia llamándola y gritándole continuamente. Entonces se encontró con un cóndor y le preguntó: "¿Hermano, dónde te encontraste con esa mujer?", y el cóndor le respondió: "Aquí cerca está, ya casi la vas alcanzando". Por darle esa respuesta Cuniraya le dijo al cóndor: "Siempre vivirás alimentándote con todos los animales de la sierra, y cuando mueran tú sólo te los comerás, y si alguien te mata, él también morirá" Entonces siguió en su carrera en pos de Cahuillaca, encontrándose con un zorrillo."Hermano" le preguntó, " ¿En dónde te has encontrado con esa mujer?" El zorrillo le respondió: "Ya no la alcanzarás, está muy lejos". Por darle esa mala noticia Cuniraya le dijo: "Por lo que me has contado, te condeno a que camines sólo de noche, odiado por los hombres y apestando horriblemente". Más abajo en su camino se encontró con un puma. "Ella todavía anda por aquí; ya te estás acercando" le dijo el felino. Por darle tan buenas noticias Cuniraya le respondió: "Comerás las llamas del hombre culpable, y si alguien te mata te hará bailar primero en una gran fiesta, y todos los años te sacará sacrificándote una llama" (De este modo Cuniraya le confiere al puma categoría para ser adorado, y manda además que todos los años se celebre una fiesta en su honor, en la que se bailará y se sacrificará una llama en su honor). También se encontró con un zorro. Al preguntarle por Cahuillaca el zorro le dijo que se encontraba ya muy lejos y que no la alcanzaría. Por esto le dijo al zorro: "Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te consideraran malvado y desgraciado. Y cuando te maten, botarán tu piel como algo sin valor". El halcón, con quién también se encontró, le auguró que pronto la alcanzaría. Por ello le contestó Cuniraya: "Tendrás mucha suerte, y cuando comas primero almorzarás picaflores. El hombre que te mate llorará tu muerte, y sacrificará una llama en tu honor, y bailará poniéndote sobre su cabeza para que resplandezcas allí". Enseguida se encontró con unos loros, quienes le dijeron que ya no la alcanzaría. Por ello Cuniraya les maldijo así: "Andaréis gritando muy fuerte, y cuando los escuchen, sabiendo que tienen la intención de destruir los cultivos, sin tardar los hombres os ahuyentarán y habrán de vivir sufriendo mucho, odiados por todos". De este modo, cada vez que se encontraba con alguien que le daba una buena noticia le auguraba un buen porvenir, y si se encontraba con alguien que le daba malas noticias lo maldecía. Así, llegó hasta el mar donde se encontraban dos hijas de Pachacamac custodiadas por una serpiente. Poco antes, la madre de éstas: Urpayhuachac, había entrado al mar a visitar a Cahuillaca. Pero aprovechando esta ausencia, Cuniraya violó a la menor de las hijas. Cuando quiso hacer lo mismo con la otra, ésta se transformó en paloma y voló. Es por esto que a su madre le llaman Urpayhuachac: la que pare palomas. En ese tiempo no había peces en el agua. Solo Urpayhuachac los criaba en un estanque que estaba dentro de su casa. Cuniraya, enfadado por la fuga de Cahuillaca arrojó todos los peces del estanque al mar. Y es por esto que ahora, este se encuentra poblado de peces. Cuando la hija menor de Urpayhuachac le contó lo que Cuniraya le había hecho, se encolerizó y quiso matarlo. Para ello tramó un astuto plan. Urpayhuachac llamó a Cuniraya con el pretexto de quitarle las pulgas. Este aceptó. Pero al mismo tiempo hizo crecer una gran peña para que le cayera encima y lo aplastara. Pero éste, con gran astucia, se dio cuenta de las verdaderas intenciones de Urpayhuachac, y huyó del lugar. Desde entonces Cuniraya anda por el mundo engañando a dioses y hombres.