martes, 13 de junio de 2023
EL FRONTÓN: Los espectros de una isla de fantasmas
Ubicada frente a las costas del Callao, se encuentra una isla desértica de oscuro pasado llamada El Frontón. Refugio de piratas y posteriormente, convertida en una isla penal para alojar a peligrosos delincuentes y terroristas, tuvo un sangriento final en 1986. Abandonada desde entonces, y al encontrarse junto a su hermana mayor - la isla de San Lorenzo - en una zona restringida custodiada por la Marina de Guerra, su acceso generalmente está prohibido. Solo desde lejos pueden apreciarse las ennegrecidas y derruidas paredes del desaparecido centro penitenciario, producto de la debelación de una asonada senderista durante el primer gobierno aprista, donde perdieron la vida un innumerable número de facciosos a cargo de las fuerzas combinadas del a Marina y la Policía, por orden expresa de Alan García Pérez, que sofocaron el levantamiento mediante un baño de sangre. Desde entonces, los únicos que rondan la isla son los integrantes de la Marina que custodian el tétrico lugar, quienes declararon haber divisado entre las ruinas de la prisión sombras oscuras, y escuchado además gritos y lamentos a altas horas de la noche, proveniente quizás de las almas de los muertos que perecieron allí de forma tan violenta. Y ahora vuelve a hacer noticia, tras el pedido de un legislador para que sea reabierto y albergue a las bandas criminales venezolanas que han creado zozobra en el país andino, sobrepasando a la policía que se muestra impotente para combatirlos. Primero fue el entonces fiscal de la Nación, José Peláez, luego la congresista Isabel Cortez y ahora la bancada de Acción Popular a iniciativa del legislador Wilson Soto, el que propone reabrirla como cárcel de máxima seguridad para que esos presos peligrosos tengan visitas restringidas y carezcan de señal de celulares para que no coordinen las extorsiones, los asesinatos y los secuestros con sus compinches que los visitan semanalmente como ahora. Su historia es tenebrosa y sangrienta, tal como detallamos líneas arriba, por lo que es conveniente recordarlo en detalle ¿vale?: La cárcel se edificó en la pequeña isla que se encuentra al costado de la isla San Lorenzo, a siete kilómetros de la costa del Callao. Durante la colonia fue utilizada como refugio de piratas y filibusteros que intentaban saquear el puerto. Asimismo, junto a la isla San Lorenzo, fue lugar de descanso de la flota española que bombardeo el Callao el 2 de mayo de 1866, durante la guerra con España, como castigo al negarse a pagar el Perú la Deuda de la Independencia, al que se había comprometido en la Capitulación de Ayacucho en 1824. Tras el conflicto, la isla volvió a quedar desierta, y recién en 1917, durante el segundo gobierno del presidente José Pardo, se construyó en esa isla una prisión para encarcelar a los más avezados y peligrosos delincuentes de la que era muy difícil escapar, ya que El Frontón esta rodeado por fuertes corrientes que hacían que cualquier preso que intentara fugar terminara arrastrado por la fuerza de las aguas y morir ahogado. Otro de sus “huéspedes” fue el odiado dictador Augusto B. Leguía, luego de ser derrocado en 1930, aunque por breve tiempo, ya que luego fue trasladado al Panóptico de Lima - donde hoy se ubica el hotel Sheraton – en el cual moriría a manos de sus carceleros. Durante los regímenes militares de Benavides y Odría también llenaron sus mazmorras indeseables terroristas, tanto apristas como comunistas. Hasta el dueño del diario ‘La Prensa’, Pedro Beltrán, junto a varios de sus periodistas, también fue detenido y pasó unas ‘vacaciones’ en la isla, al igual que el demagogo Fernando Belaunde Terry, de infausta recordación para los peruanos. Este vil sujeto permaneció encerrado apenas doce días, a inicios de los años sesenta, por encabezar en Arequipa una manifestación contra el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. Otros delincuentes de menor categoría también terminaron con sus huesos allí, pero sin lugar a dudas, el suceso que más se recuerda sobre El Frontón es el motín de los presos del grupo terrorista Sendero Luminoso, el 18 y 19 de junio de 1986, en el primer gobierno de Alan García. Todo empezó en el llamado Pabellón Azul de los senderistas, considerada “tierra liberada”, donde los subversivos (aprovechando que por esos días se celebraba en Lima la Conferencia de la Internacional Socialista con la presencia de 28 jefes de Estado) tomaron de rehenes a varios guardias republicanos del penal, les arrebataron sus armas de fuego y se atrincheraron en los túneles, trincheras y fortificaciones que durante meses habían construido con total impunidad. Es en ese momento que la Marina de Guerra, cuya base está muy cerca de El Frontón, los conminó a rendirse y los subversivos respondieron con las armas de los republicanos y causaron una baja entre los marinos. Fue en ese momento que García Pérez dio la orden de atacar. Las fuerzas del orden utilizaron dinamita, bazucas, granadas y explosivos de alto poder para aplastar el levantamiento terrorista. El enfrentamiento duró horas y terminó con la muerte de cinco marinos y 118 subversivos, muchos de ellos ultimados una vez rendidos. También fueron registrados varios desaparecidos. Fue una masacre total de la que se le culpo a Alan García por el atroz crimen, aunque nunca fue juzgado por ello, ya que fue “blindado” primero por el Congreso de mayoría fujimorista en los años 90 y luego por el Tribunal Constitucional. Hoy la isla solo es vista desde lejos por los turistas, quienes aseguran que se oyen cánticos fantasmales (que los senderistas proferían a voz en cuello enarbolando banderas rojas con la hoz y el martillo en sus ceremonias que eran una burda copia de las maoístas) provenientes de sus muros derruidos. ¿Resurgirá El Frontón de sus cenizas? Vaya uno a saber.