martes, 5 de marzo de 2024
ENIGMA DE LAS PROFUNDIDADES: La cadena de oro de Huáscar
Cuentan los cronistas españoles que el Inca Huayna Cápac, en el apogeo de su gobierno, mandó fabricar en uno de los más grandes talleres de orfebrería, una "waskja" (cadena), de donde deriva el nombre de Huáscar, de oro puro, “de unos 200 metros de largo y el grosor del antebrazo”, que en la fiesta de bautizo en la que debía tomar nombre el primogénito, abarcó todo el contorno de la Plaza Mayor del Cuzco suspendida de las manos de los nobles (Cabe precisar que por aquella época, la plaza era más grande de la que hoy se conoce actualmente, ya que también abarcaba las actuales plazas del Regocijo y San Francisco, siendo reducida en su tamaño por los españoles que levantaron edificaciones para dividirla). Así, en medio de cánticos e himnos al Sol, fue paseado el futuro heredero del trono, quien fuera coronado posteriormente como soberano a la muerte de Huayna Cápac. Se afirma que Huáscar decidió que la cadena se conservase en el Palacio del Amarucancha - donde hoy se levanta el Templo de la Compañía de Jesús - en una sala sagrada: la de los Amarus o serpientes. Pero tras iniciarse la guerra fratricida entre Huáscar y el bastardo Atahualpa, que finalizó con la derrota del primero, y luego de una carnicería espantosa de la familia y partidarios del vencido, las huestes del usurpador profanaron la ciudad sagrada, los templos y demás edificios; hallando la cadena, que pretendieron ofrecérselo a Atahualpa una vez que este llegase a la capital imperial desde Quito para coronarse en el Templo del Coricancha. En esos menesteres se hallaban cuando se produjo la captura de bastardo en Cajamarca, gracias a una hábil estrategia de los audaces expedicionarios españoles liderados por Francisco Pizarro. El usurpador ofreció a sus captores una gran cantidad de oro a cambio de su libertad y al ser aceptado si ofrecimiento, ordeno traer a Cajamarca desde todos los rincones del Imperio las riquezas prometidas, Así sucedió, pero la extremada lentitud de la llegada de los tesoros exasperó a Pizarro - quien al enterarse además que desde su prisión Atahualpa había ordenado la muerte de Huáscar, a quien su gente tenía cautivo - lo acuso de regicida y traidor, por lo que decreto su muerte, siendo estrangulado inmediatamente. Al enterarse en el Cusco de la ignominiosa muerte del bastardo usurpador, decidieron esconder todas las riquezas que se acumulaban en templos y palacios para ponerlos a salvo de la codicia europea. La rapidez con que lo hicieron determinó que en varias ocasiones, rebaños enteros de llamas que llevaban el preciado cargamento fueron arrojados a las lagunas que existen a lo largo de la Cordillera de los Andes, entre ellos la pesada cadena de oro, que terminó en el fondo de la laguna de Urcos, ubicado junto a la villa del mismo nombre, a unos 49 km del Cuzco, en la provincia de Quispicanchis. De 400 metros de largo y aguas color azul verdoso, además de albergar variedad de peces y aves marinas, también encierra entre sus aguas, historia y tradición. No es de extrañar que desde entonces, principalmente durante los felices tiempos del Virreynato y entrado el siglo XIX, se han contado por decenas las empresas particulares que han tratado de desaguar la laguna, sin éxito, buscando la mítica cadena; Incluso algunos arqueólogos lo han intentado hace unos años, aunque su localización ha sido infructuosa debido especialmente a que es muy profundo y es peligroso llegar hasta el fondo ¿Sera finalmente encontrada la cadena? Vaya uno a saber.