martes, 9 de septiembre de 2025
SOQ’A MACHULA: Un engendro de extrema maldad
Dentro de la mitología quechua, se puede distinguir tres eras mitológicas: La era de los espíritus, aquella en la que existían en primer lugar Wiracocha (el Creador de todas las cosas), los espíritus de las montañas (Apus) y la tierra (Pachamama); luego, la era de los ñawpaq que fueron creados por el propio Wiracocha en una forma por lo demás atemorizante, y que con el nombre de Soq’a, denomino a toda una gama de espíritus malignos que pueblan la tierra y por extensión a todo lo dañino. Dentro de estos demonios se hallan comprendidos los ñawpaq, que a su vez se subdividen en machula, paya y pujyu. el origen de estos tres géneros proviene de gigantes que poblaron la tierra antes de la creación del hombre. se rebelaron contra Wiracocha y murieron a consecuencia de una lluvia de fuego enviados contra ellos. Antiguos relatos afirman que los Soqa’s se refugiaron en el interior de las montañas o bajo las aguas para protegerse del castigo que azotaban a su raza. Si se refugió en el fondo de un manantial, se transformó en un Soq’a Puquio, provocando enfermedades a los hombres que tropiezan y caen cerca de él o a las mujeres y niños que osan aproximarse a las aguas, son víctimas de males estomacales o broco-pulmonares. Aquellos Soq’as que moran entre las ruinas y antiguos cementerios de los gentiles, ubicados en la cima de los cerros, pueden transformarse en un anciano o incluso aparecerse como la pareja de alguien. La persona que entra en contacto con ellos adquiere una extraña enfermedad donde su cuerpo se va tornando amarillo y se va secando de a pocos, hasta que muere. Pero estos engendros del demonio no son los únicos de su especie. 1- Soq’a Machula: Es el ñawpaq del sexo masculino y su actividad puede ser estimulada principalmente por dos causas: una, debida a la prolongada ausencia del marido de una mujer casada y otra, por infidelidad. en primer caso, se presenta a la mujer en sueños y tomando la apariencia de su marido la posee, a cuya consecuencia queda embarazada por el machula, y de resultas de ello, nacen criaturas deformes o mutiladas; 2- Soq’a Wayra: Se produce por el contacto del viento con los seres nefastos que pueblan la tierra o simplemente con las emanaciones provenientes de aquellos. se los identifica a veces con los remolinos de viento y con los vientos fríos intempestivos. Mishkin también hace la referencia a los soq’a wayra como vientos malignos. A pesar de siglos de cristianización al que fueron sometidos, este demonio en muy temido y respetado por los nativos quienes crearon una danza en su honor denominada Soq’a Machu Chullpa, el cual se celebra el mes de junio, que se inicia con el ingreso del machu (momia), por parte de los pobladores ante el respeto y veneración de la población, siendo colocado en el medio de la plaza o escenario de la comunidad, para luego desarrollar la danza alrededor de él. Luego el layqa o brujo andino realiza conjuros y solicita el despertar del soq’a machula para hacer maleficios o daño, y para ello invoca tal espíritu malo sacrificando a una joven mediante brebajes mortíferos, ante lo cual el sacerdote andino, trata de contrarrestar con pagos y tinkas a los Apus de la región y al propio soq’a machula para que no enferme con el mal aire a los hombres. Posteriormente el soq’a machula cobra vida despertando y haciendo daño a los hombres con el soq’a wayra, quienes caen enfermos ya que el mal aire los agarra. Entonces las mujeres con la muña y el arrayán que llevan en la mano y el brebaje preparado por el paqo intentan calmar este mal, porque los varones comienzan a sentir los efectos nocivos de esta enfermedad antiquísima. Al finalizar el soqa machu chullpa, los varones se reincorporan y bailan alegres, ante la ausencia de la enfermedad, y trasladan al machu a su morada o huaca con muestras de pena y tristeza por parte de las mujeres de la comunidad. Ante todo, cabe precisar que los incas veneraban a sus ancestros. Un aspecto de la religión incaica muy importante era precisamente la adoración de los muertos. Los incas no creían que una persona muere en la misma manera como pensamos en hoy día. Ellos creían que la muerte no era el término de la existencia de una persona en este mundo, al contrario, ellos creían que la persona muerta sólo había entrado a una forma de existencia diferente. Por cierto, el cuidado propio por los ancestros de los incas no era barato, ya que las momias tenían que ser vestidas de una manera apropiada de su estado, manteniendo su poder sobre la tierra y otras posesiones que estimaba en vida. También, los incas sentían que necesario consultarlas para decisiones importantes como los matrimonios. Para ello un sacerdote interpretaba los pedidos de las momias y porque tenía un papel importante. Cabe recordar que la tradición, la arqueología y los primeros documentos escritos del siglo XVI, y el propio testimonio etnográfico actual, revelan que el indio peruano, tanto de la costa como de la sierra, y, particularmente, el súbdito de los incas, tuvo como característica esencial, un instinto tradicional, un sentimiento de adhesión a las formas adquiridas, un horror a la mutación y al cambio, un afán de perennidad y de perpetuación del pasado, que se manifiesta en sus costumbres. En cuanto a la danza que se hace en su honor, se baila en la comunidad de Huasapampa, distrito de Pitumarca, provincia de Canchis, en el Cuzco. Durante la época incaica se realizaban cultos a los apus o dioses tutelares, como al el Ausangate, que era es el principal dios tutelar de la región. Este nevado, además, alberga en sus faldas al “señor de las nieves” o “señor de Q’oylloriti”. Los habitantes de las comunidades de Pitumarca, fieles y celosos guardianes de las costumbres incas, cada primero de agosto, estando en luna llena, suben a las chullpas (lugares donde se encuentran los mallkis o momias), las cuales se encuentran dentro del área geográfica de las ruinas de Machupitumarca. Las chullpas son llevadas en procesión a la comunidad en un ambiente ceremonial de culto y reverencia con cánticos y danzas. toda la comunidad participa de la ceremonia, varones y mujeres, grandes y chicos bailan alrededor del mallki. En la época incaica, en el mes de noviembre, los mallkis (momias de los gobernantes) eran preparados y adornados para la gran fiesta que se realizaba en el Cuzco. se les paseaba en procesión alrededor de la plaza principal. Desde la perspectiva de la cosmovisión andina, de esta manera se establece la comunicación entre el uku-pacha (mundo de abajo) y nuestro mundo o kay-pacha. Los bailarines llevan en las manos el arrayán y la muña, hierbas aromáticas que eran empleados por sus antepasados para dar olor y conservar a las momias para su momificación, para que se conserven durante siglos. Hoy, los machus que aún se conservan - y que de alguna manera pudieron escapar de la extirpación de idolatrías en el siglo XVI - son sacados de sus cuevas para presidir la danza en honor al Soq’a Machula y luego de ello volver a su lugar de descanso eterno hasta el año siguiente.