jueves, 31 de octubre de 2013
HALLOWEEN: Mitos y secretos de una antigua celebración
La bruja de Halloween, junto a la calabaza, son los dos grandes símbolos de una fiesta que se celebra cada 31 de octubre. Como sabéis, el Halloween es una antiquísima celebración celta con la cual recordaban a sus muertos. Esta tradición tuvo una gran aceptación inicialmente en los países anglosajones, de los cuales se expandieron gradualmente por todo el mundo. Para celebrarlo uno disfraza de seres terroríficos como brujas, vampiros y muertos vivientes. Esta costumbre de disfrazarse nació en Francia entre los siglos XIV y XV, cuando la peste bubónica azotó a toda Europa y generó un enorme sentimiento de respeto hacia la muerte, exaltando, al mismo tiempo, su superioridad y las ganas de honrarla a través de diferentes facetas creativas. La población empezó a tomar conciencia de su mortalidad, por lo que se multiplicaron las ceremonias de homenaje a los difuntos, se desató la inspiración artística y comenzaron a proliferar representaciones de la Muerte, que evolucionaron a auténticas fiestas de disfraces. Estas celebraciones tienen la vida del más allá como denominador común, por eso en ella abundan atuendos de brujas, esqueletos o fantasmas. La leyenda cuenta que las brujas se reunían en aquelarres convocadas por el Diablo cada 31 de octubre. Es por ello que esta noche también era conocida por dar la bienvenida a un nuevo año de brujería. Las brujas de Halloween simbolizan que el último día de octubre los poderes satánicos y la brujería está en su nivel más alto. Lo hay incluso que aseguran que si uno se pone la ropa del revés y camina hacia atrás esta noche, podrá comprobar cómo se le aparece una bruja. La asociación de las brujas con el Halloween se relaciona con el lado oscuro y la magia, lo que hace a estos personajes herederos de tradiciones vinculadas a los antiguos druidas celtas. Además, el gran auge que estas figuras diabólicas está adquiriendo últimamente en la sociedad, con referencias a ellas en la literatura y el cine, dota de especial relevancia esta fiesta, que da rienda suelta a todo tipo de representaciones de sus conjuros. A ellas se asocian los gatos negros, animales sobre los que recae las creencias de estar poseídos pos las almas de los muertos que regresan del más allá o por el espíritu de alguna bruja, que se transforma para acercarse más fácilmente a sus víctimas. Por esta razón, cientos de estas inocentes criaturas fueron quemados vivos en la hoguera durante la Inquisición. Al día de hoy, excepto el día de Halloween, los gatos de este color siguen considerándose símbolos de mal augurio. Venga ya, hasta donde llego la ignorancia y el fanatismo de una siniestra organización perteneciente a la corrupta y decadente Iglesia Católica - protector de genocidas y encubridor de curas pederastas - los verdaderos monstruos que hay que arrojar a la hoguera ¿no os parece? Feliz Halloween para todos.