martes, 23 de septiembre de 2014
¿VIDA ALIENIGENA EN SATELITES DE LOS EXOPLANETAS?: Científicos creen que es posible
Una noticia dada a conocer recientemente indica que las lunas alrededor de los gigantes gaseosos extrasolares podrían potencialmente ser refugios para la vida y estar habitadas por seres alienigenas. En efecto, han pasado casi 20 años desde que el primer exoplaneta fuera descubierto en una órbita alrededor de una estrella similar a nuestro Sol. Desde entonces se han hecho enormes avances que han llevado al descubrimiento de miles de planetas similares que ahora están siendo catalogados. Pero en la incesante búsqueda de vida en el universo, algunos expertos han comenzado a sugerir que nuestra mejor apuesta para encontrarla, podría no ser los propios planetas - en su mayoría gigantes gaseosos como Júpiter - sino en las lunas rocosas que giran alrededor de ellas. Esta teoría ha sido expuesta por el Dr. David Kipping, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, quien afirma estar convencido de que la mejor oportunidad de encontrar vida en esos lugares, pudiera estar no en los planetas recién descubiertos- a menudo en órbitas tan cerca de sus estrellas que sus atmósferas están al rojo vivo - sino en sus exolunas. En efecto, un satélite con estas condiciones tendría la ventaja añadida de no necesitar un gran tamaño para garantizar una actividad volcánica que mantenga una atmósfera, ya que las fuerzas de marea podrían aumentar la temperatura de su interior como en el caso de Europa, el satélite de Júpiter. Además, una exoluna probablemente presentaría siempre una cara hacia su planeta, lo que no impediría la existencia de un ciclo noche-día. Por el contrario, un planeta gigante que orbite muy cerca de su estrella también mostrará una misma cara hacia su astro, lo que generaría brutales diferencias climáticas, quizás incompatibles con la vida. Los estudios de dinámica planetaria demuestran que una exoluna podría permanecer en una órbita estable alrededor de un gigante gaseoso en la zona habitable durante al menos cinco mil millones de años. Pero si ya detectar un exoplaneta es una tarea formidable, una exoluna lo es aún más. Difícil, pero no imposible. Para esta tarea, deberíamos usar el método del tránsito, ya que el de la velocidad radial escapa a la tecnología actual. De hecho, el telescopio espacial Kepler será capaz de descubrir mediante este método lunas extrasolares de planetas situados en la zona habitable con una masa de hasta 0,2 masas terrestres (en estrellas de tipo M). En total, en el campo de visión de este telescopio hay hasta 25000 estrellas en las que, de existir, podrían detectarse planetas similares a Saturno con una luna de masa terrestre. El futuro telescopio James Webb – que seria lanzado en el 2018 - aumentará la capacidad para descubrir exolunas. La detección de exolunas, como la de planetas, aumenta al disminuir la masa de la estrella del sistema, por lo que sería más sencillo en el caso de enanas rojas (tipo M). Una luna habitable debería tener atmósfera, lo que impone un límite inferior a la masa del satélite, entre 0,12 y 0,23 veces la masa terrestre, dependiendo de la distancia a su estrella y la composición atmosférica. Una atmósfera habitable tendría que contener un porcentaje importante de determinados gases, especialmente oxígeno, ozono, metano y monóxido de nitrógeno. La presencia de agua y dióxido de carbono, aunque obviamente no implican la presencia de vida, podrían servir como fuente de los gases anteriormente mencionados .Para estudiar el espectro de una exoluna serían necesarios varios tránsitos (del orden de 30), salvo en el caso de estrellas cercanas. El número de tránsitos dependerá de la luminosidad de la estrella, ya que cuanto menor sea ésta, mayor será la cantidad de tránsitos necesarios. En todo caso, es muy posible que el primer mundo habitable que descubra la Humanidad no sea un exoplaneta, sino una exoluna.