Todos los años, cada 24 de junio, se celebra en el Cuzco (Perú) el Inti Raymi, un festival en honor al Inti, el venerado dios inca del sol. Este festival atrae a miles de visitantes tanto del país como del extranjero a la antigua capital inca para conmemorar uno de los eventos más importantes del año en Perú. Como sabéis, según informaron los antiguos cronistas, en la época de los incas, más de veinticinco mil personas se reunían en el Cuzco para celebrar el festival del Inti Raymi. En esa ceremonia, considerada la mas importante del Imperio, el Inca, la nobleza y los sacerdotes del imperio inca se congregaban en la actual Plaza Mayor, ubicada en el centro de la ciudad, para presenciar el desfile de las momias ancestrales de sus antiguos emperadores envueltas en finísimos mantos, y eran traídas de templos y santuarios cercanos donde eran venerados. Hasta doscientas llamas eran sacrificadas en el transcurso de los festejos, y la gran plaza, se llenaba literalmente de ‘sangre sagrada’ y abundante chicha (cerveza inca). Las celebraciones duraban desde el amanecer hasta el ocaso. Había danzas especiales para la ocasión, y se leían y quemaban hojas de coca en grandes cantidades. El Inti Raymi era uno de los festivales incas más grandiosos del año, y en él todos los asistentes se embriagaban con un sentimiento de comunión espiritual. Cuando los expedicionarios españoles conquistaron el Imperio Inca, la sagrada celebración del Inti Raymi - así como todas las demás que tenían a lo largo del año - fueron declaradas paganas y contrarias a la fe católica. Las preciadas momias de sus emperadores fueron trasladadas a Lima y enterradas en la Iglesia de San Andrés, mientras que el festival fue prohibido. Sin embargo, todos los años en el solsticio de invierno (a finales de junio en el hemisferio sur), los nativos continuaron venerando en secreto a su dios Sol. Hubo que esperar hasta 1944 para que el Inti Raymi reviviera nuevamente, y en épocas recientes ha resurgido con fuerza. Para la población indígena de Perú, las celebraciones del solsticio de junio honran el inicio de la travesía del sol de regreso a “Pachamama”, palabra que podríamos traducir como Madre Tierra del quechua, una lengua hablada por unos 3,2 millones de peruanos. A pesar de que muchas cosas han cambiado desde los antiguas celebraciones, el Inti Raymi, es un festival que aún conserva toda su majestuosa gloria, aunque sin la procesión de antiguas momias, y únicamente con un sacrificio animal en la culminación de las celebraciones del día. Las festividades empiezan por la mañana del día 24 de junio en el amplio espacio a cielo abierto ubicado frente al templo inca del Sol, el mítico Coricancha, que hoy forma parte de la Iglesia de Santo Domingo. En ella, el Emperador, representado por un actor vestido a la usanza inca, inaugura los festejos invocando una alabanza al dios Sol. Desde el Coricancha, el cortejo imperial recorre la distancia que le separa de la Plaza Mayor del Cuzco. A continuación se realiza una lectura ceremonial de una hoja de coca sagrada para predecir el destino del Imperio inca para el año entrante. La antigua fortaleza inca de Sacsayhuamán -una ciclópea construcción de la época inca que custodia la ciudad - es donde tiene lugar el acto final de las celebraciones. Miles de espectadores de la zona llenan las colinas de los alrededores para contemplar la ceremonia, mientras que en el auditorio principal de la fortaleza se habilitan asientos en gradas para los espectadores más privilegiados. Ataviado con sus mejores galas, el Emperador inca pronuncia unas últimas palabras en quechua antes de que se realice el sacrificio ritual de una llama. El festival concluye con una gran fiesta llenándose el aire con el sonido de cuernos, zampoñas y tambores. No cabe duda que en nuestros días, la popularidad de la celebración hace que los peruanos se sientan orgullosos ante la continuidad de esta costumbre ancestral que les recuerda su pasado.