martes, 11 de junio de 2019

LOS APUNIANOS: Seres estelares de un mundo distante

Provenientes del enigmático planeta Apu, se tratan de unos extraños humanoides - altos, de aspecto nórdico y trajes ‘metálicos’ ceñidos al cuerpo - que habitan el interior del nevado Huascarán, donde se dice que poseen su principal base. Ante todo, cabe aclarar que palabra ‘apu’ es de origen quechua y se relaciona con las montañas, ya que significa “señor” o “protector” por los que los Apunianos vendrían a ser sus protectores. Una de las más interesantes experiencias ocurridas en el Perú, es la del ingeniero Vlado Kapetanovic de nacionalidad yugoeslava que llego décadas atrás y escribió el libro titulado “Un mundo sin dinero” bajo el seudónimo de Vitko Novi. Kapetanovic (fallecido en el 2005) contó que su primer encuentro cercano ocurrió el año 1960 cuando laboraba en la Central Hidroeléctrica de Huallanca en el departamento de Ancash. Una noche se produjo un apagón y al salir a conectar el sistema de emergencia, vio una luz tan brillante como el día que provenía de una nave estacionada entre dos ríos cercanos, “me dirigí hasta el lugar - cuenta Kapetanovic - pero el guardián de apellido Quiroz corrió hacia mi nervioso y exaltado diciéndome que no me acerque a “ellos” porque hacían bien a los habitantes de las alturas, curándolos y dándoles alimento además de hacer llover para la agricultura, pero no le hice caso pensando que estaba ebrio y me acerque al OVNI observando dos figuras de apariencia humana con finos rasgos que me dijeron que no tenia nada que temer, porque no venían a hacer daño alguno sino a prestar ayuda a sus “hermanos menores”. Durante los años 1960 y 1961 Kapetanovic afirmo que tuvo frecuentes encuentros con los extraterrestres, quienes le dijeron que provenían de un planeta habitado por seres con poderes extraordinarios, con un grado de evolución jamás logrado por seres humanos. En ese mundo no se conoce el egoísmo ya que todo es bondad y no existe el dinero, porque es una sociedad en el que la sabiduría es prioritaria. La misión de los Apunianos - contó Kapetanovic en aquella oportunidad - es proteger cada cedula viva del Universo, por eso van donde se necesita su presencia “ellos mismos me han dicho que solo interrumpirán sus viajes por el espacio cuando todos los seres que lo habitan logren una unión fraternal y se organicen para trabajar y vivir en completa paz. Kapetanovic afirmo haber sido testigo de muchos sucesos sobrenaturales, como la curación inmediata de un niño de los andes en forma inmediata dentro de la nave. Pero nada le impacto mas que el observar a través de una pantalla de cristal que “ellos” tenían en sus naves, el pasado de la Humanidad y del Universo, su presencia data de tiempos muy remotos en donde construyeron grandes ciudades (como la Atlántida) e impulsaron la civilización humana, hasta que un cataclismo atmosférico azoto el planeta, por lo que no pudieron regresar durante siglos, situación que ha cambiado en los últimos años. A la pregunta de que si existen Apunianos entre nosotros, Kapetanovic respondió en esa ocasión que si. “Su visita tiene como fin llamar la atención y lograr una toma de conciencia en cuanto a los peligros del egoísmo y el poder de nuestras mentes para destruir la vida en el planeta” asevero. Los Apunianos - dice Kapetanovic - escogieron cuatro lugares de la Tierra como puntos de aterrizaje. El primero de esos campos para aterrizar fue construido en Nazca (Perú); el segundo en Chichen Itza (Méjico); el tercero en la Atlántida (hoy desaparecida bajo el mar); y el cuarto en Chou Kuo Tien (China). “En todas partes los viajeros estelares dejaron un sello común en la forma de candelabro que es la señal identificada para el aterrizaje” enfatizó. Kapetanovic, llegó a protagonizar desde entonces encuentros directos con los presuntos emisarios extraterrestres, quienes le anticiparon un terremoto que golpearía a la región, especialmente a la localidad de Yungay. Le advirtieron de que un alud, producto del movimiento sísmico, sepultaría el bello pueblo andino. “Será un año después de que se haga creer que el hombre ha llegado a la Luna”, le habrían dicho. Siete años más tarde, en 1967, diversos objetos anómalos se fotografiaron en los cielos de Yungay. Las polémicas imágenes de esos platillos voladores, captadas a pleno día, fueron examinadas por diversos especialistas, como Richard Greenwell, director de la APRO, importante organización que investigaba OVNIS; Wendelle Stevens, excoronel de la Fuerza Áerea de EE UU; y Joseph Allen Hynek, prestigioso astrónomo y ufólogo estadounidense. ¿Esos extraños objetos fotografiados a pleno día en los cielos de Ancash estaban enviando un mensaje con su presencia? Dos años después, exactamente el 20 de julio de 1969, momento en que se dijo que el Apolo 11 “se posó” en nuestro satélite, Vlado supo que quedaba poco tiempo. Entonces se armó de valor e informó a las autoridades locales, pero no le creyeron. Y la tragedia ocurrió el 31 de mayo de 1970: un violento terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, con epicentro en el océano Pacífico, sacudió Ancash y se notó en casi todo el Perú. Se calcula que el número total de muertos llegó a 80.000, y otros 20.000 se dieron por desaparecidos. A estas terribles cifras hemos de sumarles más de 140.000 hospitalizados y, en total, unos tres millones de afectados. Debido a este incidente, Kapetanovic empezó a hablar públicamente de los Apunianos, cuya base se encuentra al interior del Huascarán. Se trata de la montaña más alta de los Andes peruanos: su cumbre sur mide 6.768 metros. Además, de ser el principal centro de los misteriosos Apunianos, es el lugar de menor atracción gravitacional del planeta, tal como apuntó un equipo de científicos australianos y alemanes en un informe del 2013. Esta elevación es un verdadero misterio. Atesora diversas leyendas que la describen como un “hueco” gigante. Léase un complejo laberinto de túneles que, otrora, tenían salida a la superficie a través de accesos secretos emplazados en los alrededores de la montaña nevada, como es el caso de la quebrada de Llanganuco, donde se aprecian las hermosas lagunas de Orconcocha y Chinancocha, situadas a unos 3.860 metros de altura. En ese paraje son frecuentes los avistamientos de luces anómalas y la aparición de figuras humanas de enorme altura que surgen de una densa neblina que parece brotar del agua. Los distintos lugares de contacto de Ancash estarían vinculados entonces con esta enorme montaña. ¿El enigma de los Apunianos tiene alguna conexión con estos fenómenos? De seguro que si, “aunque en los últimos tiempos ya no existen contactos con ellos”, aseguro un anciano pastor de la zona, si bien se siguen presenciando el desplazamiento de extraños objetos voladores sobre las montañas. Los describen como ‘luces brillantes’ que, a pleno día, vuelan en formación, descienden detrás de las cumbres y, al cabo de un rato, se vuelven a elevar hasta perderse en el cielo. Demás esta decir que los Apunianos continúan habitando el interior de la montaña y cuando consideren que ha llegado el momento, volverán a contactarse con los humanos.