Como sabéis, existen enigmáticos lugares a lo largo del territorio peruano, especialmente en zonas montañosas de difícil acceso y solo conocida por los nativos, de los cuales tendremos que valernos para acceder a ellas. El motivo de este viaje a un lugar tan remoto y apartado de la civilización se debe a los insistentes rumores acerca de la existencia de un portal dimensional en el bosque de piedras de Imata, el cual es un anexo de San Antonio de Chuca (distrito de Caylloma, Arequipa) y hacia allí nos dirigimos. Imata se encuentra a 142 km de la ciudad de Arequipa, por la carretera a Juliaca, antigua carretera a Puno. Luego de un viaje de dos horas desde la Ciudad de Blanca acompañados por nuestro guía, llegamos a nuestro primer punto de reconocimiento, desde donde nos dirigiremos a las cataratas Pillones. Este lugar se encuentra ubicado en el kilómetro 154 en la carretera Arequipa-Puno a unos 4.600 m.s.n.m., en la cuenca del aún denominado río Sumbay, donde ya se deja sentir el rumor de las cataratas, las cuales nacen en los bofedales que dan origen al río Chili. A unos 400 m cuesta abajo se llega a las cataratas, formada por dos preciosas caídas de agua de aproximadamente 10 m de altura, pero cuyo acceso es peligroso, ya que la inclinación del terreno es de cuidado, pero aun así, es un lugar idóneo para realizar fotografías y muchos no resisten el tomarse uno para el recuerdo. Desde las cataratas y a menos de una hora en vehículo, se llega frente a un enigmático bosque de piedras, donde intentaremos buscar el portal a otra dimensión que según las leyendas, existiría en el lugar. Precisamente existe la firme creencia en la zona de que una antiquísima civilización de gigantes quedó petrificada con sus propias construcciones y animales, dando origen a figuras caprichosas que a primera vista parecen esculpidas por el viento, y que podemos encontrarlos en lugares tan distantes entre si como Marcahuasi y Huayllay. No sabemos hasta qué punto, exista una diferencia entre aquellos misteriosos lugares y el bosque de piedras de Imata, que se encuentra sobre una extensión aproximada de 100 hectáreas, cuyas figuras pétreas se han convertido en parte de mitos y leyendas. Los lugareños creen que se trataba de una ciudad que quedó petrificada, y esto puede ser cierto, ya que al pasear por el lugar, pareciera uno estar inmerso en un escenario de figuras distintas, que se pueden ver sin mucho esfuerzo y casi sin recurrir a la imaginación como un cóndor en la cima de una roca. El silencio que se percibe en el remoto lugar, solo interrumpido por el viento, nos haría creer que estamos en un bosque encantado. La leyenda cuenta que en tiempos inmemoriales, cayo sobre la zona un diluvio, por lo que hombres y animales quedaron convertidos en piedra, ofreciendo a los visitantes esas caprichosas formas; Otra versión muy contada en el Perú señala, que hace miles de años en estas tierras, se asentó una colonia extraterrestre, con una misión muy reservada, quienes quebrantaron sus principios y a consecuencia de ello, recibieron un ejemplar castigo, quedando convertidos en piedra, todas estas formas amalgamadas por el vigoroso aire helado de la sierra que le han dado ese aspecto sobrenatural. El guía que nos acompaño, quien conoce el lugar desde hace años y ha conversado con los pobladores nos cuenta: “En el bosque existen varias leyendas, hay personas que se han perdido en las puertas dimensionales, conocidas también como las puertas del infierno, hay gente que ha desaparecido en el lugar y al parecer, se van a otra dimensión. Nunca mas se ha sabido de ellos” indicó. Al respecto, quedan muchas preguntas por responder para los cuales el guía no tiene respuestas, como por ejemplo: ¿Donde se encuentran los portales? ¿Cómo pueden activarse? ¿A dónde nos llevarían? Inmersos en estos pensamientos fuimos testigos del cambio dramático de la temperatura, ya que Imata podría considerarse como uno de los pueblos más fríos del Perú, donde las temperaturas llegan hasta los 25 grados bajo cero, aunque de día y desde muy temprano se puede aprovechar la luz solar, que es muy fuerte en las mañanas, pero a partir de las tres de la tarde, el clima comienza a cambiar, repentinamente el frío avanza y toma la forma de tormenta, acompañada de truenos y relámpagos transformando el escenario, dando la impresión de que todo el bosque de piedras fuera el mismo portal hacia otra dimensión y que está por abrirse de un momento a otro. Sin embargo, no queremos estar ahí para cuando eso ocurra, por lo que tuvimos que huir rápidamente, ya habrá tiempo de retornar mas adelante a este insólito lugar, para tratar de desentrañar el enigma que lo envuelve.