martes, 28 de diciembre de 2021
LA MATANZA DE LOS SANTOS INOCENTES: Entre la leyenda y la historia
Como sabéis, Herodes uno de los mayores villanos del Nuevo Testamento. Y no es para menos: Es acusado de haber ordenado matar a todos los niños menores de dos años en Belén para evitar que Jesús llegara a ser el “rey de los judíos”. Según los Evangelios, unos Reyes Magos venidos de Oriente llegados a Jerusalén le informaron del nacimiento del Mesías. Desconcertado, el rey les pidió que averiguaran dónde se hallaba tal niño “porque él también quería adorarle”. Si bien los Reyes Magos siguiendo a una misteriosa “estrella” encontraron al recién nacido en Belén, fueron advertidos por un ángel de las reales intenciones de Herodes, por lo que decidieron regresar a sus dominios por otra ruta. El hecho es narrado solo en uno de los cuatro Evangelios, el de Mateo: “Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente ya que lo vio como otro acto de conspiración en su contra y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había sido precisado por los magos” (Mateo 2, 16-18). De esta manera la Matanza de los Inocentes se convirtió en el episodio más terrible que sigue a la Navidad y sirvió a la vez para describir la huida de la Sagrada Familia a Egipto luego de que otro ángel le revelara en sueños a José las criminales intenciones de Herodes. Fue una huida nocturna, por un desierto de varios cientos de kilómetros, con poca agua y comida, hasta ponerse a salvo de la furia del tirano y solo regresaron cuando tuvieron noticias de su muerte. Cabe destacar que todo lo que se conoce de Herodes proviene del historiador judío Flavio Josefo, quien lo trato con dureza ya que lo consideraba - al igual que el resto de sus compatriotas - como un usurpador impuesto por Roma. Si bien su linaje era idumeo - una región histórica semítica al sur de Judea - la profunda división hebrea entre sectas religiosas le alejaba de las simpatías de los habitantes de Judea. En ese tiempo, las tres principales sectas religiosas judías (farisea, saducea y esenia) no estaban de acuerdo prácticamente en nada. Al contrario, sobre Herodes - del que se dijo que tenía una educación helenística y que su madre era nabatea- coincidieron las tres sectas religiosas en identificarle como un elemento intruso y peligroso. Herodes se valió del apoyo de fuerzas extranjeras, especialmente de los romanos, y de un contexto de inestabilidad política para alcanzar el poder. Desde el año 63 a.C., la República de Roma había hecho de la antigua Judea un reino vasallo (que abarcaba Samaria, al norte, y Edom, al sur) y en el año 47 a. C. Herodes fue nombrado procurador de este reino por Julio César. A través de este cargo, el idumeo planeó la eliminación de la estirpe judía de los asmoneos (descendientes de los macabeos), que había reinado hasta ese momento en Judea. Quizás gran parte de la fama de cruel de este rey hebreo está relacionada con los métodos que aplicó para desplazar del poder a los asmoneos y mantenerlo luego bien agarrado. En el año 40 a. C., consiguió de Marco Antonio – triunviro de Roma y poseedor de la parte oriental del Imperio romano – el título de rey de Judea y logró que fueran degollados Antígono II y su familia, los asmoneos, así como cuarenta y cinco partidarios del antiguo régimen. Eliminaba de esta forma a todos los posibles aspirantes a arrebatarle la corona. Pero su sed de sangre era insaciable. Su segunda esposa Mariamna, de la estirpe de los asmoneos, también fue ejecutada por orden de Herodes, que nunca dudó en exterminar a su propia familia si veía peligrar la corona. Tras matar a Mariamna, eliminó a dos de sus hijos (Aristóbulo y Alejandro), atendiendo a rumores de conspiración contra su persona, levantados por otro hijo, Antípater, a quien ejecutó al poco tiempo por intentar envenenarle. Con el respaldo económico de Roma, Herodes puso en marcha una política para el desarrollo del comercio y de la agricultura y un ambicioso plan de construcciones para ganarse el favor de los judíos. Bajo su reinado, se reconstruyó el Templo de Jerusalén, se levantó la fortaleza Antonia, el palacio real, un anfiteatro, un teatro y un hipódromo, se fundó la ciudad de Cesárea, un emplazamiento portuario construida en honor al Emperador Augusto, su protector. Pero ninguna de sus iniciativas sirvió para mejorar su imagen pública de hombre violento, lascivo - se dice que llegó a tener 15 hijos- y nada respetuoso con las tradiciones hebreas. No en vano, sus fuertes lazos con Roma demuestran que también sabía ser sutil cuando convenía. Esto se hizo patente cuando Octavio Augusto, tras vencer a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium (31 a.C.), llamó a su presencia a Herodes, quien había sido un activo partidario del enemigo mortal del primer Emperador de Roma. El títere idumeo se ganó rápidamente la confianza de Augusto y mantuvo excelentes relaciones con él. Así, el reinado de Herodes es también recordado por los grandes esfuerzos para la romanización del pueblo judío. El palacio real acogió a poetas, filósofos, historiadores, maestros de retórica, bajo la influencia romana, que impulsaron un periodo de auge cultural en la región. Pero reiteramos, la figura de Herodes es sobre todo conocida por ser quien ordenó la Matanza de los Inocentes, que buscaba así acabar con la amenaza política de un niño designado que le arrebatara el trono conseguido de una forma sangrienta. Sin embargo, llama la atención que esta masacre no aparece mencionada en los otros evangelios ni en textos del mismo periodo, lo cual ha llevado a plantear si el episodio tuvo realmente lugar o pudo ser una malinterpretación de otro suceso. Según el historiador bíblico Daramola Olu Peters en sus análisis del texto defiende que se trata de una mala traducción de la palabra “matanza” y podría ser solo el asesinato de algún hijo de los aspirantes a ocupar el trono. Otros estudiosos vinculan la presunta matanza con el asesinato de los tres hijos de Herodes o alguna de las purgas que llevó a cabo el monarca durante su ascenso al poder. Las exageradas cifras no ayudan. Según los estudios demográficos, el poblado de Belén, donde nació Jesús, tenían en el año 4 a.C de 300 a 1.000 habitantes, de ellos solo habría entre 7 y 20 menores de dos años. Es por ello que, aunque hubiera tenido lugar tal matanza, no pudo tener las dimensiones descritas en la Biblia. Pero el que hubiera sido un asesinato aislado o de poca trascendencia podría explicar la razón de que Flavio Josefo - que siempre presentó a Herodes como un tirano cruel - pasó por alto semejante acto de barbarie. Sin embargo, el relato que hace sobre la muerte del idumeo no escatima en detalles escabrosos y se deleita en su sufrimiento. A los 70 años Herodes murió, “castigándole Dios por los horrendos crímenes que había cometido ya que devorado vivo por los gusanos, siendo sepultado en el Herodion, ubicado al sur de Jerusalen, donde su sepulcro fue destruido a los pocos días por los profanadores de tumbas que robaron todas las joyas con el que había sido sepultado y además despedazaron su cadáver putrefacto” anotó. Con su muerte, Judea pasó a ser una provincia gobernada directamente por Siria. Esta situación desencadenó una revuelta inmediata que fue reprimida con gran brutalidad por los soldados romanos, pero que se alargaría intermitentemente hasta el sitio de Jerusalén del año 70 d. C. Cabe precisar que desde el siglo II d. C. la matanza de los inocentes pasó a formar parte del martirologio católico, y posteriormente fue representada en el teatro y la pintura medieval. En el siglo XII estos niños sacrificados fueron vistos como los primeros mártires de la cristiandad en una época - la de las Cruzadas - en que la Iglesia necesitaba ejemplos de entrega y valor, en su guerra contra la peste musulmana que amenazaba a Europa. Finalmente, en relación a Herodes siendo el monstruo que fue, no debe extrañarnos que efectivamente haya cometido tan vil asesinato. Y así será recordado por siempre.