martes, 15 de marzo de 2022
EL BOSQUE DE PIEDRAS DE CHOQOLAQA: Enigmático como ninguno
A 5 horas de distancia del centro de Arequipa, en las imediaciones del distrito de Tisco, de camino al Cañón del Colca, existe este increíble escenario de rocas de formas caprichosas que parecen salidos en otro planeta. Se trata del Bosque de Piedras de Choqolaqa, que tiene una superficie de 25 hectáreas, el cual se encuentra ubicado a 5200 metros sobre el nivel del mar y que también es conocido con nombre de Nauqqa Arequipa (Nueva Arequipa). Cuenta una leyenda que una antigua civilización - procedente de un lugar remoto y muy lejano - existía en ese lugar, donde fundaron una ciudad que estaba conformada por grandes palacios y extensas avenidas, pero que al desobedecer a sus dioses, estos en castigo convirtieron a la ciudad y sus habitantes en piedra. Es así como al interior de este bosque pétreo se pueden ver varias figuras que tienen formas humanas orando como pidiendo perdón por sus pecados. Llama la atención además que también pueden observarse piedras en forma de ángeles y animales, como focas, elefantes y cóndores. Por cierto, durante la época de lluvia este bosque se cubre de hielo, que le da un aspecto realmente fantasmagórico. Geológicamente, se dice que hace millones de años los volcanes de la región de Arequipa se mantenían en actividad con mucha frecuencia. En las erupciones despedían flujo piroclástico -una combinación de gases con materiales sólidos- que se fue acumulando en este sitio y transformó sus formas por las erosiones, generando este espectacular bosque de piedras. Para llegar al sitio, hay que aventurarse por estrechos y peligrosos senderos de los andes peruanos, cruzando montañas y ríos de poco caudal, pero una vez en ese mágico bosque, uno se siente recompensado por el espectáculo que se muestra ante nuestros ojos. Cabe precisar que Tisco - que es la base utilizada por los viajeros para conocer Choqolaqa - a pesar de ser un pueblo tan pequeño, tiene algunos lugares para hospedarse por unos días, como el hospedaje parroquial, el cual tiene varias habitaciones para dos personas. Además, algunos pobladores alquilan sus casas para que los turistas puedan pasar la noche sin ningún inconveniente. En este espacio se puede aprovechar para conocer mejor su cultura y tradiciones.