martes, 18 de noviembre de 2014
¿HAY ALGUIEN AHI?: SETI celebra 30 años de búsqueda de vida extraterrestre
Un mediodía de verano de 1950, cuatro físicos se encaminaban a Fuller Lodge, el pabellón comedor del laboratorio de Los Álamos (EE UU), donde unos años antes se había gestado la bomba atómica bajo el nombre en clave de Proyecto Manhattan. Enrico Fermi, Emil Konopinski, Edward Teller y Herbert York charlaban animadamente sobre los platillos voladores, un fenómeno nuevo por entonces y al que aún no se había rebautizado con el acrónimo ovni (UFO en inglés). Los científicos se sentaron a la mesa y conversaron sobre la existencia de vida alienígena, hasta que Fermi interrumpió para preguntar: “Pero ¿dónde está todo el mundo?”.Aquella observación intrascendente dio lugar a innumerables y sesudos estudios teóricos sobre lo que desde entonces se denomina la Paradoja de Fermi. Según el razonamiento del físico, de existir otras civilizaciones en el universo, haría mucho tiempo que nos habrían invadido. Pero es evidente que no ha sido así. La constatación de esta paradoja, mpulsó a varios científicos de la época a concebir la idea de buscar activamente esas posibles huellas de vida extraterrestre inteligente. Así, una década más tarde, los radiotelescopios comenzaron a barrer las estrellas en busca de señales. En unos años se acuñaba el término SETI, siglas en inglés de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre. La década de 1970 fue pródiga en estos esfuerzos. Los programas SETI seducían a los gobiernos y entre el público cundía la sensación de que “algo” estaba a punto de ocurrir. Sin embargo, los años pasaron, y el esperado anuncio del primer encuentro no llegó. En EE UU comenzaron a aflorar las críticas al gasto público en busca de alienígenas y el interés popular decayó por la falta de resultados. Aunque en las últimas décadas han sido varios los programas SETI que han rastreado el cielo en busca de señales, entre ellos destaca la institución que hizo de este esfuerzo su razón de ser: el 20 de noviembre de 1984, hace 30 años, nacía en Mountain View (California) el Instituto SETI. Esta organización privada y sin ánimo de lucro fue fundada por el empresario Thomas Pierson y la astrónoma Jill Tarter, que sirvió de modelo para el personaje interpretado por Jodie Foster en la película Contact (1997). Precisamente el astrofísico y divulgador Carl Sagan, autor de la novela que dio pie a la película, fue uno de los impulsores del Instituto SETI. Junto a él se sumaron fundadores de compañías como Hewlett-Packard, Intel o Microsoft, además de dos premios Nobel y otros científicos. Desde su fundación, el Instituto SETI ha administrado más de 250 millones de dólares en fondos para investigación y por él han pasado más de 700 empleados. Actualmente da trabajo a más de 130 personas y recibe financiación pública y privada de diferentes instituciones. Sin embargo, hasta ahora la búsqueda de inteligencia extraterrestre no ha obtenido fruto, a pesar de que hubo indicios prometedores. Probablemente el más conocido, anterior a la fundación del Instituto SETI, es la llamada Señal Wow!, detectada el 15 de agosto de 1977 por el radiotelescopio Big Ear de Ohio (EE. UU.). Aquel día la antena captó una fuerte emisión de radio procedente de la constelación de Sagitario, en la vecindad de la estrella Tau Sagittarii. Lo más intrigante de la señal, que superaba en 30 veces el ruido de fondo, es que su frecuencia estaba muy próxima a la línea espectral del hidrógeno, el elemento más simple y abundante del cosmos. A menudo los astrónomos han propuesto que este valor podría servir como saludo universal para identificar una señal enviada deliberadamente. Hoy aún se ignora cuál fue el origen de la Señal Wow!, y si realmente se debía a una civilización extraterrestre ya que nunca ha vuelto a repetirse. Para el astrónomo y divulgador Seth Shostak, que lidera la investigación SETI en el instituto, el caso “más emocionante” de los últimos años fue una señal captada en 1997 durante el que ha sido hasta ahora el esfuerzo más ambicioso en la búsqueda de inteligencia extraterrestre: el Proyecto Phoenix. “Durante casi un día, estuvimos persiguiendo una señal que parecía real”, resume Shostak. “No lo era: se trataba de una interferencia de un satélite de investigación europeo y estadounidense llamado Soho. Pero fue un muy buen simulacro de lo que realmente ocurriría si captáramos una emisión extraterrestre” indicó. Como otros expertos, Shostak confía en la lógica estadística para defender la existencia de vida extraterrestre: “Dado que deben de existir al menos 10.000 millones de planetas habitables en nuestra galaxia, parece poco probable que este sea el único mundo donde la biología haya comenzado”. “Mi suposición es que primero encontraremos pruebas de vida en nuestro propio Sistema Solar. Quizá en Marte, o puede que en una de las lunas del exterior del Sistema Solar (Encélado, Titán o Europa). Estamos seguros que lo encontraremos tarde o temprano, pero lo lograremos” puntualizó.