martes, 22 de octubre de 2024
ÁNGELES ARCABUCEROS: Una de las innovaciones más originales en la iconografía cristiana
Se conoce como ángel arcabucero a la representación de un ángel con arcabuz en lugar de la tradicional espada. Este estilo se desarrolló durante el periodo virreinal español en América del Sur. En la pintura virreinal del Perú, el tema de los ángeles se configura como uno de los más característicos de la Escuela Cuzqueña. Así, encontramos que los cuadros que los representan desarrollan este tema pictórico de un modo mucho más detallista que en el caso europeo, muestran además una gran riqueza expresiva y, en general, excelente realización. Un tipo especial de estos ángeles, que gozó una especial difusión en el siglo XVII en el Cuzco (centro de origen y única ciudad donde se produjo en grandes cantidades que se distribuyeron en la zona andina y en Europa), fue el ángel arcabucero, es decir, un ángel vestido con ropas inspiradas en las de los soldados de la época, y armado de un arcabuz. Es posible que la buena acogida que tuvieron estas obras entre los indígenas de la época se deba en parte a la facilidad con que estos pudieron identificar estos seres alados con alguna de sus antiguas deidades ancestrales, suprimidas por los españoles. Como sabéis, la mitología precolombina rendía culto a unos seres invisibles, mitad hombre y mitad ave de presa. Tenían figura de guerrero alado con cabeza de halcón, como puede verse incluso en piezas de cerámica preincaica, así como en los mantos Paracas. Durante el período incaico se les atribuyó la función de ser los espíritus tutelares del Inca y de su familia. Los misioneros jesuitas idearon la manera de transferir el culto, de esos seres imaginarios, a los verdaderos ángeles. Crearon una iconografía enteramente original, en la cual los ángeles aparecen también como guerreros alados, pero dotados de armas de fuego y ricamente vestidos. Con ello dan idea de guerreros, y a la vez sumamente poderosos y nobles, es decir, semejantes pero muy superiores. El resultado de esta trasposición fue un completo éxito: por todo el antiguo Virreinato del Perú, los indios adoptaron esta iconografía como propia, como se ve en los conocidos cuadros de la Escuela Cuzqueña. A propósito, una descripción de la vestimenta de la tipología de estos ángeles arcabuceros nos indica el exhaustivo trabajo que los pintores cusqueños realizaban: Chaqueta de brocato con anchas mangas partidas sobre camisa de lino, con mangas abullonadas ajustadas al puño, con remate de encaje y cuello rectangular, calzón ajustado hasta el muslo, medias de seda y zapatillas con moño. Terminan el lujoso atuendo una capa de fino brocato y sombrero de ala ancha adornado de plumas. Pequeñas y coloridas alas evocan las alas de algunos pájaros americanos. Demás está decir que los ángeles arcabuceros representan a arcángeles bíblicos. Aparte de los tres reconocidos por el canon bíblico (Miguel, Gabriel y Rafael) las imágenes virreinales también reciben los nombres de los ángeles apócrifos del Libro de Enoc. En efecto, podemos encontrar a Baradiel, ángel príncipe del granizo; Barahiel, ángel príncipe del rayo; Galgaliel, ángel príncipe de la rueda del sol; Kokbiel, ángel príncipe de las estrellas; Laylahel, ángel príncipe de la noche; Matariel, ángel príncipe de la lluvia; Ofaniel, ángel príncipe rueda de la luna; Raamiel, ángel príncipe del trueno; Raasiel, ángel príncipe de los terremotos; Rhatiel, ángel príncipe de los planetas; Ruhtiel, ángel príncipe del viento; Salgiel, ángel príncipe de la nieve; Samsiel, ángel príncipe de la luz del día; Zaamael, ángel príncipe de la tempestad; Zaafiel, ángel príncipe del huracán; Zawael, ángel príncipe del torbellino y, Ziquiel, ángel príncipe de los cometas. Es inevitable observar la asociación de estos ángeles del cristianismo con los dioses prehispánicos y su fuerte relación con los elementos de la naturaleza, lo que posibilitaría una recepción sincrética del culto angélico por parte de los nativos. ¿Y por qué llevan un arcabuz? Existen registros que nos indican cómo fueron vistas estas armas entre los indios. El disparo del arcabuz era interpretado, como un trueno, y por eso lo asociaban a illapa, el dios del trueno. Cronistas de Indias relatan que al escuchar los estruendos que producían las armas de fuego, creían que los españoles eran mensajeros del dios Viracocha, y por eso no los atacaban. Esto se explica porque creían que era el disparo de un espíritu celeste contra algún demonio. En el Perú, se pueden encontrar estos cuadros de ángeles arcabuceros especialmente en el Museo de Osma en Barranco, donde pueden ser apreciadas en toda su magnificencia.