En el océano subterráneo de Encélado, una de las lunas de Saturno, existen procesos hidrotermales similares a los que se dan en la Tierra en ambientes submarinos oscuros y profundos y que mantienen con vida a los microbios que habitan allí. "Es un paso importante para determinar la habitabilidad de Encélado", aseguran los autores. Este es el principal hallazgo anunciado por la NASA en la rueda de prensa celebrada el último fin de semana en su sede central, en Washington, en el que se tratarían hallazgos relacionados con los "mundos oceánicos" más allá de la Tierra dentro de nuestro sistema solar. Encélado, junto a Titán, otra de las lunas de Saturno, y Europa, un de los satélites de Júpiter, eran los tres principales candidatos a protagonista de este evento. Estos tres satélites son los tres objetivos de la actual búsqueda de vida fuera de nuestro planeta, porque los tres contienen grandes masas líquidas, elemento necesario para determinar la presencia de vida tal y como la conocemos. Como sabéis, la nave Cassini, enviada a investigar Saturno y sus lunas, descubrió en 2006 que una de ellas, Encélado, contenía en su interior y bajo una gruesa capa de hielo un enorme océano de agua líquida. La conclusión provenía de observar su rotación y cierto bamboleo que se producía en el satélite al girar. Solo podía deberse al movimiento de una masa líquida experimentando una fuerza centrífuga. En el 2015, Cassini se acercó un poco más y pasó entre los penachos de vapor que, provenientes del exterior, salían entre las grietas de la capa de hielo de la superficie de Encélado. El análisis de esos penachos ha revelado la presencia de hidrógeno molecular proveniente de las reacciones hidrotermales entre las rocas calientes del interior de la luna y el agua que las cubre y rodea, reacciones que en la Tierra aportan energía a ecosistemas enteros en el suelo marino. Los científicos siguieron investigando qué elementos químicos había en ese vapor, y por tanto en el agua de ese océano subterráneo. Sus conclusiones sugieren la presencia de hidrógeno y de dióxido de carbono. Esos dos ingredientes son fundamentales para que exista un proceso llamado metanogénesis, que en la Tierra es esencial para mantener con vida a microbios que viven en lugares submarinos muy profundos y oscuros. Los científicos de la NASA no se atreven a sugerir o a asegurar que esas mismas formas de vida existan en Encélado, ni siquiera que esa metanogénesis esté teniendo lugar, pero la presencia de estos elementos químicos se considera prometedora para determinar "la habitabilidad" del satélite. Europa, una de las lunas de Júpiter, ha sido considerada recientemente como la principal candidata del sistema solar a albergar vida más allá de la Tierra. Una sospecha que sigue creciendo ante el hallazgo de que allí también se ven columnas de vapor emergiendo de la superficie. El telescopio Hubble detectó una en 2014 y otra en 2016 en el mismo punto. Esto sugiere que podría ser un fenómeno periódico, con nubes de vapor emergiendo de forma intermitente del mismo punto. Ambas aparecieron en el mismo punto, aunque la del año pasado doblaba en altura a la de hace tres años. Se detectaron en una región inusualmente cálida en la que se aprecian lo que parecen ser grietas en la superficie helada de Europa. Los astrónomos creen que e esto es una evidencia de que, al igual que ocurre en Encélado, el agua sube en erupción desde el interior de la luna. "Las nubes de vapor de Encélado están asociadas a regiones más calientes, así que cuando Hubble captó estas imágenes, miramos a la localización de la zona cálida, y descubrimos que las nubes de Europa se encuentran justo en el sitio de esa anomalía térmica", ha dicho William Sparks, del Instituto de Ciencias Telescópicas Espaciales de Baltimore. Si las nubes de vapor y la zona cálida están relacionadas, eso podría significar que el agua caliente que sube del fondo de la luna está calentando la superficie del hielo y sus alrededores. Otra posibilidad sería que el agua expulsada caga sobre la superficie de nuevo en forma de una fina niebla cambiando la estructura del material que la forma y permitiéndole retener el calor más tiempo que el paisaje alrededor. Las próximas misiones de exploración de la NASA se basarán en las observaciones del Hubble y en los datos aportados por Cassini. En particular, ambos instrumentos han sentados las bases de la misión Europa Clipper, que está previsto que parta en el 2020.