TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 30 de marzo de 2021

¿JESÚS VISITÓ AMÉRICA?: Existen quienes están convencidos de ello

Según el Libro del Mormón, Jesucristo visitó el continente americano en el año 34 de nuestra era, luego de ser crucificado y antes de subir al cielo, para predicar en “su otro rebaño”, compuesto por las tribus pérdidas de Israel, que se asentaron allí y que serían, posteriormente, los antecesores de los indígenas. En efecto, los miembros de una de las “tribus perdidas de Israel, descendientes de José”, afirma el libro, cruzaron el Océano Pacífico y llegaron a América. Un antiguo profeta israelita descendiente de esa tribu, Lehi, tuvo dos hijos en este continente: Nefi y Lamán. A la muerte de Lehi, sus descendientes se dividieron en dos grupos: nefitas y lamanitas. Durante siglos ambos grupos vivieron en continua disputa, pero Dios eligió a los nefitas como su pueblo, por su carácter bondadoso y justiciero y su creencia en la profecía que anunciaba la llegada de Cristo al continente americano, tras su muerte y resurrección. Los nefitas conservaron su historia y sus creencias religiosas por escrito, mientras los lamanitas repudiaron la existencia de Cristo. Es así, como anticipándose a la destrucción de su pueblo por los lamanitas, Mormón, un profeta nefita, recopiló los escritos sagrados de su gente y los dejó en manos de su hijo Moroni, quien los enterró en un lugar donde Dios los preservaría hasta que otro profeta fuera llamado para traducirlos. En 1823, en Nueva York, Moroni, como ángel de Dios, se le apareció a una persona común, José Smith, de 17 años, y le reveló dónde encontrar las tablas con el “Evangelio eterno completo, tal y como se los entregó Cristo a los antiguos habitantes de América”. Smith tradujo las tablas y las convirtió en lo que hoy se conoce como el Libro del Mormón. Ese texto relata la llegada de Cristo al continente americano luego de resucitar en Jerusalén, pero no identifica el lugar. El libro habla de una civilización precolombina precursora de los indígenas americanos y habitados por blancos e indígenas, que conocieron la rueda, el cemento, el hierro, el trigo, la cebada, los elefantes y el caballo y que fundó una gran civilización, con edificios majestuosos y notables avances culturales y científicos, en un ambiente de paz social. El auge cultural de esta civilización, relata el Libro de Mormón, se inició 200 años antes de nuestra era y se intensificó luego de la llegada de Jesucristo a América por 200 años más. Pero posteriormente vino un periodo de esclavitud y decadencia. A veinte años de la revelación a José Smith, los ingleses John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood publicaron en 1841, en Londres, su libro Incidentes de un Viaje por Centroamérica, en el que muestran al mundo la existencia de las ciudades sagradas de los mayas, una antigua civilización precolombina que a la llegada de los españoles en el siglo XVI prácticamente se habían extinguido y sus ciudades abandonadas quedaron cubiertas por la vegetación. Según cuenta un arqueólogo mormón, cuando los jerarcas de la iglesia conocen ese libro, comienzan a relacionar los relatos y dibujos de los ingleses acerca de las civilizaciones maya y olmeca, con los pueblos, ciudades e historias del Libro del Mormón. En la década de los cincuenta del siglo pasado, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con sede en UTA (EE.UU.) financió ampliamente un ambicioso proyecto arqueológico en Chiapas, Centroamérica y parte de la Península de Yucatán, para tratar de corroborar la relación entre las civilizaciones de Mesoamérica y los relatos del Libro del Mormón. A raíz de esas investigaciones, algunos miembros de la iglesia mormona empezaron a creer que la visita de Jesucristo al continente americano, habría ocurrido en la Península de Yucatán, específicamente en un lugar de la selva de Quintana Roo, a 80 kilómetros de Chetumal, en el asentamiento arqueológico maya conocido ahora como Dzibanché. Cabe destacar que el Jesús mormón es uno muy diferente al de la Biblia, ya que proclama que “la tierra prometida es América y la piel blanca muestra más pureza y mientras uno sea más blanco, mas puro y salvado será”. Asimismo, mientras que para la mayoría de los cristianos Jesús, el Padre y el Espíritu Santo forman una Trinidad, distintos apóstoles mormones han dicho que ellos en realidad “son 3 dioses diferentes, que Jesús vive en la estrella Kobón junto a sus esposas y que él quiere que los más fieles puedan llegar a ser nuevos dioses como él”. A pesar de los esfuerzos desplegados por los mormones para convencernos de ello - y tienen dinero, poder e influencia en los EE.UU. con sus inmensos “templos” como los existentes en Salt Lake City, considerada la capital mormona - muchos no están de acuerdo con sus enseñanzas ya que van en contra de la Biblia por lo que son calificados como una secta anticristiana. No os dejéis engañar por el Maligno.

martes, 23 de marzo de 2021

AUQUI: El duende de las profundidades

Llamado también aukillo o jirca, se le suele confundir con el muqui y el chinchilico ya que al igual que ellos suele vivir en las minas, pero a diferencia de sus “parientes” este engendro se encuentra relacionado con los Apus, como se denomina a los cerros sagrados existentes a lo largo de la Cordillera de los Andes. Podría decirse que es un tipo de gnomo. Si en la mitología europea, estos son espíritus sabios y benéficos, en la peruana, en cambio, casi todos son malos. Tal vez esto se deba al proceso de colonización española en el Perú que estableció que todas las adoraciones que no fueran católicas eran demoníacas. El auqui es un viejo agresivo con los hombres, mientras que a las mujeres trata de llevárselas para hacerlas suyas, aunque en ocasiones ha recibido su merecido por parte de maridos ofendidos que sin miedo alguno recorrían los socavones hasta encontrarlo y darle de golpes hasta casi matarlo. Descrito a veces con los ojos rojos y dos cuernos sobresalientes, su cabeza está unida al tronco y su contextura es maciza, a pesar de parecer un anciano, pero no hay que dejar llevarse por las apariencias. Otra característica que los distingue de los otros duendes es acerca de su virilidad: se dice que su miembro es de grandes proporciones y su ardor sexual es intenso, por lo que hay lugares como en Sandia (Puno), donde se prohíbe a las mujeres ingresar a las minas por el miedo de ser violadas por este maligno ser. Ante todo, es mejor conocer sus orígenes y develémoslo poco a poco ¿vale? Originalmente el auqui es un ente del Uku Pacha, el mundo de abajo. Al respecto, el antropólogo Mircea Eliade nos dice: “introducirse en una zona reputada como sagrada e inviolable, perturba la vida subterránea y los espíritus que la rigen; se entra en contacto con una sacralidad…más profunda y también más peligrosa”. Los seres del Uku Pacha eran especies de demonios pero también había genios, fantasmas, hadas y duendes, el auqui es pariente de otros entes de las minas como el muqui y el chinchilico, así como criaturas del agua como los anchancho, los sirinos, los cohua y los machulas. Los cronistas ya hablan de estos seres malignos, como en “Extirpación de Idolatrías” (1621) donde dan cuenta de su presencia desde tiempos inmemoriales, según diversos testimonios recogidos de los indios. El hecho de que los yacimientos mineros estén tan alejados de los centros urbanos y que la creencia en los auquis, con distintos apelativos, esté extendida en todo el Perú virreinal indica que ya existía en la época incaica pero se fue transfigurando con la llegada de los españoles: aparece en los socavones de Bolivia (anchanchu), en Cerro de Pasco, Junín, Ayacucho, Cuzco, Apurímac, Cajamarca (muqui), Arequipa y Puno (chinchilico). Se fue convirtiendo en el dueño de las temibles minas, una figura que encarna, en su lado oscuro, la explotación y las condiciones miserables de la minería impuesta desde las mitas españolas como tributo obligatorio (cambiando el significado de nuestras mitas andinas), por ello el auqui se vuelve un supay transformándose a veces en un hombre blanco; es en estas épocas donde aparece con poncho de lana de vicuña, según Van Der Berg (“Diccionario religioso aymará”), algunos incluso lo describen vestido como si fuera soldado antiguo; ya en el siglo XX su vestimenta variará de acuerdo a la indumentaria de los mineros: botas de agua y linterna eléctrica. Las duras condiciones de trabajo en las minas están ligadas a la enfermedad, la muerte y la violación de la mujer como metáfora de la invasión producto de lo cual existió un mestizaje jerarquizado en un racismo clasista enquistado desde el siglo XVI hasta hoy. El auqui “violador” también por otro lado, el sincretismo religioso le confirió el poder de desaparecer a los niños no bautizados, inclusive se dice que los auquis son estos mismos niños ya transformados en el reino subterráneo; el mito tiene paralelismo con los duendes irlandeses y europeos. Pero el que pervive es el auqui de connotación violenta, el que puede asfixiar y matar con su aliento a los mineros, se dice también que es capaz de arrojar piedras e incluso antes de explotar un yacimiento con dinamita puede amarrar los pies de algún trabajador y dejarlo morir allí. Sus poderes más perjudiciales son las enfermedades y la locura, la enfermedad más conocida es el auquihuayra (viento del auqui) que produce granulaciones en la piel dejando paralizado al trabajador, la forma de curar es por el pongo del auqui; otra enfermedad es la kutincha por la cual se tiene vértigo, sonambulismo hasta que el enfermo empieza a “secarse” (adelgazando hasta la muerte), una vez más, solo un pacto y ofrendas con el auqui pueden reanimar al moribundo. Estos síntomas pueden ser, en la realidad, descripción de trastornos psicológicos causados por los terrores de estos trabajos así como la asfixia, los sarpullidos y demás son síntomas de envenenamiento físico. El miedo al auqui fue bien conocido al entrar ya al siglo XX: en varias minas famosas. Sin embargo, el duende mantuvo su lado benéfico ya que dado que es dueño de la mina más no de los minerales, puede guiar a algunos mineros a yacimientos de oro. Justamente otra historia del siglo pasado nos habla de un minero que se atrevió a entablar comunicación con el duendecillo que le dijo: “Si deseas tener riquezas y minerales, debes traerme ropa, comida y regalos, ¿aceptas?”, el minero acepto y trajo lo prometido, entonces el auqui golpeó con sus cuernos una roca de donde extrajo una veta de oro. De aquí surge la creencia de dejar siempre un plato de comida en un rincón de la mina y escuchar golpes que pueden ser producidos por los cuernos del duende, pero también surgen historias de temerarios que al intentar hacer un pacto para su beneficio personal fueron ahorcados o asesinados al interior de los socavones. Aparentemente, es el auqui el que escoge a la persona a quien beneficiar y a la que perjudicar; al día de hoy se siguen practicando costumbres de este tipo en las minas, antes de iniciar la apertura se le da ofrendas y adentro de la mina es común encontrar platos de comida en los rincones y a mineros con sus propias formas de ganarse el favor del duende, también ellos nos cuentan que es de mala suerte llevar mujeres a su lugar de trabajo. Estas creencias no están alejadas de otras concernientes a las construcciones de obras públicas y carreteras, al día de hoy escuchamos curiosas historias de sacrificios humanos (a veces se menciona a infortunados bebedores) bajo tal o cual obra así como de obras derruidas por obra de una maldición “por no haber dado ofrendas adecuadas a la madre tierra”. Se dice que en cada mito hay algo de verdad y para que muchos durante siglos crean en la existencia de estas criaturas, debe indicar que algo maligno se esconde bajo la superficie ¿no os parece?

martes, 16 de marzo de 2021

EL PODER DE LA AUTOFLAGELACIÓN: Entre el fanatismo y la fe

Cuando el escritor estadounidense Dan Brown publicó en el 2003 su novela El Código Da Vinci, no solo atrajo un gran número de lectores. Recopiló también una numerosa e importante lista de críticas, principalmente de la Iglesia Católica, que lo acusó directamente por tergiversar los aspectos centrales del cristianismo y la historia misma de la institución. La polémica, la censura y el debate continúan hasta el día de hoy, pero también las imágenes que nos dejó el libro de Brown, que más tarde sería llevado al cine por Ron Howard. Uno de los momentos más recordados por su crudeza es cuando Silas - el monje albino y devoto numerario del Opus Dei - comienza a autoflagelarse con ayuda de un cilicio y teniendo al frente de sí un crucifijo. La sangre y el dolor invaden la escena, dejando al espectador un único consuelo: que todo se trata de ficción. Pero hace unos días un candidato presidencial peruano ha desempolvado aquel momento dejándonos en claro que la realidad muchas veces supera a la ficción. Se trata de Rafael López Aliaga, quien durante una entrevista confesó que practica la autoflagelación desde hace 40 años (a los 16 se unió al Opus Dei) para tratar de reprimir sus deseos de la carne. Para ello usa el mismo instrumento que Silas: el cilicio. “No te lo voy a negar, pero es una práctica de unión, de amor a la pasión de Cristo. Cristo sufrió tanto que usar un cilicio no es doloroso. En mi caso ya tengo hasta callos, ya te imaginarás, 40 años... es una pequeña mortificación por Dios y por los hombres”, indicó el candidato ante la sorpresa del entrevistador. “Yo lo hago voluntariamente, a solas, 10 minutos, 20 minutos, para unirme a la cruz de Cristo. Es una práctica personalísima”, añadió, convencido. Aunque ahora su nombre hace referencia a un cinturón de puntiagudos pinchos metálicos que va atado al muslo o a otras partes del cuerpo con el fin de practicar la mortificación, el cilicio no tuvo siempre dicha definición. Su nombre deriva del latín cilicium, una capa hecha de pelo de cabra de Cilicia, una provincia romana del sureste de Asia Menor. Se solía cargar a manera de penitencia ya que era muy desagradable al contacto con el cuerpo. Aunque no se tiene una fecha exacta del comienzo de su uso, hay registro de que muchos cristianos la llevaron consigo en los primeros siglos. En la Edad Media, junto a otro tipo de penitencias, su uso se incrementaría y en la Edad Moderna tomaría su diseño actual. La transformación al cinturón de púas se debería a la interpretación de una porción de la Biblia. En Mateo 6:16 se menciona:”Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro para que tu ayuno sea visto no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. Es así que el dolor debe provocarse en forma personal, sin que los otros “vean” la flagelación. Recientemente el especialista católico Gerardo Di Fazio publicó un artículo en el cual explica que el uso del cilicio (así como otras disciplinas) ha sido desaconsejado en los últimos años por la Iglesia Católica. Nuevas interpretaciones de lo que significa el amor al prójimo y a uno mismo argumentan tal posición; sin embargo, este tipo de mortificación continúa siendo utilizada por algunas agrupaciones ultraconservadoras de esta religión, una de ellas el Opus Dei. Al respecto, el sacerdote Michael Barrett, integrante del Opus Dei, explica que la autolesión con cilicio es usada por los miembros célibes de la institución. El religioso -quien rechaza lo mostrado en la cinta de Brown - asegura que la molestia que causa este instrumento es “poca cosa” y que “no produce sangre, ni heridas, ni nada que dañe a la salud personal o que resulte traumático. Si provocaran daño, la Iglesia no los permitiría”. Asegura también que las mortificaciones juegan un papel secundario en la vida de los miembros del Opus Dei. Si bien las mortificaciones han buscado ser justificadas dentro de los grupos ultraconservadores, lo cierto es que desde el punto de vista clínico, estas no hacen sino perjudicar la salud física y mental de quienes lo practican. Sobre ello, la psicoterapeuta y neuroeducadora Claudia Tassara refiere que “las personas suelen recurrir a ella para obtener un alivio del dolor psíquico. Muchos no saben gestionar sus emociones y usan este mecanismo para resolver los conflictos internos. Lo triste es que parece una droga adictiva y difícil de controlar porque se enfoca en el dolor causado por las lesiones y el dolor psicológico disminuye lo que causa el alivio del dolor emocional”. Por su parte, el psicoanalista Moisés Lemlij ubica a esta práctica como perteneciente al sector más extremo del cristianismo. “En cada religión, cultura, política siempre hay extremos. Están los que tienen una visión mucho más generosa con el prójimo y consigo mismo. Y en el otro lado, hay los que usan técnicas más brutales. No se trata con decir ‘soy cristiano’ sino de mencionar qué tipo de cristiano soy”, dice. Lemlij califica el uso del cilicio no como “un mérito” sino como “el triunfo de los aspectos que en psicoanálisis llamamos ‘destructivos de instinto o muerte’ como opuestos a los aspectos de amor y respeto a uno mismo y al otro”. Para el psicoanalista, con la autoflagelación se transforma el deseo del cuerpo a una acción agresiva. “Hay una mezcla de violencia y sexualidad”, indica. Por otro lado, Tassara menciona que hay diversos métodos alejados de las autolesiones que pueden ayudar al individuo a alejarse de los deseos que considere necesarios. Como ocurre cada cinco años, el debate político en medio de la carrera presidencial ha tomado tintes religiosos. Sin embargo, desde hace mucho un candidato no presentaba tan abiertamente sus convicciones religiosas y referenciaba sus posturas y promesas en torno a ellas, lo cual ha llamado mucho la atención ¿No os parece?

martes, 9 de marzo de 2021

EXPLORANDO EL ESPACIO PROFUNDO: ¿Los exoplanetas son claves para hallar mundos habitables?

Un equipo científico internacional liderado por el Instituto alemán Max Planck de Astronomía ha descubierto recientemente una supertierra caliente no habitable situada a solo 26 años luz del Sol que servirá para estudiar las atmósferas en los exoplanetas, según publica Space. En efecto, los investigadores consideran que este hallazgo puede ser la Piedra de Rosetta que permitirá estudiar los exoplanetas habitables en el futuro. Según se explica en un comunicado, el planeta, denominado Gliese 486b, presenta 2.8 veces la masa de la Tierra y un tamaño un 30% mayor, por lo que se trata de un planeta rocoso, como Marte o Venus. Gira alrededor de su estrella en una órbita circular cada 1.5 días a una distancia de 2.5 millones de kilómetros. Su sol es la estrella enana roja Gliese 486, mucho más débil y fría que el Sol, pero su proximidad genera unas condiciones tórridas, con una temperatura en superficie mínima de unos 430 grados, por lo que se presume que no tenga vida tal como la conocemos o en todo caso, este se desarrolle bajo la superficie. Ello se deduce porque los cálculos realizados con los modelos existentes de atmósferas planetarias apuntan a la posibilidad de que el planeta conserve una tenue atmósfera, de modo que se trataría de un candidato ideal para realizar estudios atmosféricos. “La cercanía al Sol de este exoplaneta es emocionante porque será posible estudiarlo con mayor detalle utilizando telescopios como los próximos Telescopio Espacial James Webb y el Extremely Large Telescope”, explico Trifon Trifonov, del Instituto Max Planck de Astronomía, investigador principal del hallazgo. “El descubrimiento de Gliese 486b ha sido un golpe de suerte. Si hubiera estado un centenar de grados más caliente, toda su superficie sería de lava y su atmósfera consistiría en rocas vaporizadas. Por otro lado, si fuera un centenar de grados más frío, no habría sido adecuado para observaciones de seguimiento” aseveró. Las futuras mediciones que realizará el equipo científico tratarán de determinar con mayor precisión la orientación orbital del planeta, que hace posible que Gliese 486b pase por delante de su estrella y produzca un pequeño eclipse. Cada vez que esto sucede, y que se conoce como tránsito, una pequeña fracción de la luz estelar atravesaría, si la hubiera, la fina capa atmosférica de Gliese 486b antes de llegar a la Tierra, lo que permitiría determinar la composición química de la atmósfera. También se realizarán mediciones mediante espectroscopia de emisión, posibles cuando las zonas del hemisferio iluminado por la estrella se hacen visibles en forma de fases (similares a las lunares, pero planetarias en este caso) durante la órbita de Gliese 486b hasta que desaparece detrás de la estrella. Cabe precisar que el espectro obtenido en este caso contiene información sobre las condiciones de la superficie planetaria iluminada y caliente. Gliese 486 b tiene 2,8 veces la masa de la Tierra y es un 30% más grande, por lo que si un astronauta llegara a su superficie, sentiría una gravedad un 70% mayor de la que está acostumbrado a percibir. Como este exoplaneta, hay miles en el universo y vaya uno a saber cuantos de esos extraños mundos sean habitados y si alguna vez podremos contactarnos con ellos.

martes, 2 de marzo de 2021

¿EXISTE LA POSESION DEMONIACA?: Múltiples evidencias a lo largo del tiempo así lo confirman

Como sabéis, la posesión demoníaca es uno de los temas más intrigantes de la historia de la humanidad, el cual retrata la constante lucha entre el bien y el mal en su expresión más espantosa. Según los expertos en exorcismos, existen tres formas por las cuales una persona puede ser presa de algún demonio o espíritu maligno: Por intermedio de la Tabla Ouija: Se cree que esta tabla abre portales peligrosos por donde un ser maligno puede entrar a nuestra realidad; A través de la brujería y/o hechicería: Este tipo de práctica siempre está relacionado al demonio y a su invocación. Adorar al maligno te puede hacer una presa fácil de una posesión; Producto de la debilidad espiritual: Los demonios y seres del mal están al asecho de las personas débiles de espíritu, si estas personas se encuentran en un lugar donde existen presencias de espíritus, será blanco fácil. Las referencias más antiguas de posesiones demoníacas datan de los sumerios, quienes creían que todas las enfermedades del cuerpo y de la mente eran causadas por “demonios de la enfermedad” llamados gid-dim. El sacerdote que practicaba exorcismos se denominaba ashipu, por contraposición a los asu, médicos que aplicaban vendajes. Cabe destacar que en las excavaciones arqueológicas se ha encontrado muchas tablillas de escritura cuneiforme, que incluyen plegarias a ciertos dioses pidiendo protección contra los demonios, mientras otras solicitaban a los dioses “que expelieran a los demonios que invadían sus cuerpos”. Por cierto, en el Nuevo Testamento hay múltiples menciones a posesiones y exorcismos tanto en los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, como en Hechos de los Apóstoles. El primer cristiano que inició el estudio de las posesiones demoniacas fue san Hipólito, llamado el Punzador por su costumbre de utilizar agujas para encontrar las “marcas del demonio”, zonas de la piel anestesiadas que en aquel tiempo se atribuían a firmas del Satanás. En la Edad Media y en los inicios de la Edad Moderna están documentados casos de supuestos endemoniados que fueron objeto de exorcismos. El famoso libro sobre la brujería publicado a finales del siglo XV, Malleus Maleficarum, detalla los exorcismos que pueden efectuarse en diferentes casos. Incluso se creía que los animales eran objeto de posesión. Cientos de gatos, cabras, y otros animales fueron sacrificados debido a la creencia de que encarnaban o estaban poseídos por un demonio. Los exorcistas y estudiosos del tema creían que las personas endemoniadas presentaban unos síntomas determinados, como poner los "ojos en blanco", la llamada xenoglosia (hablar en lenguas desconocidas por el paciente), la aparición de "dermografismos" (escrituras del demonio en la piel del paciente), la conducta violenta, desorganizada o inhabitual para el paciente y las convulsiones, a las que se añadían la memoria o personalidad “borrada”, la respiración agónica, la aversión a lo sagrado, la aparición de enfermedades sin causa aparente, el acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos (la llamada gnosis) y a lenguajes extranjeros (la llamada glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el sujeto, muchas de ellas "muertas" (que han dejado de existir), los supuestos cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, la aparición repentina de lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas), las cicatrices "espontáneas", así como la fuerza desproporcionada. En el siglo XVII algunos casos de posesión demoníaca fueron atribuidos a las brujas. El método que se creía que utilizaban era la entrega de un objeto cotidiano a una persona que quedaba así "endemoniada", poseída por el demonio de forma física, de ahí que en los exorcismos se utilizaran sustancias con un fuerte olor y sabor para obligar al demonio a que abandonara el cuerpo que había "ocupado". En aquellas religiones cuyos cultos consideran la existencia de entidades diabólicas, la posesión demoníaca es el término con que se describe el control interno, intermitente o permanente, por un demonio de las acciones del cuerpo de un ser humano. Precisamente, la demonología se dedica al estudio de este fenómeno. Llama la atención por último, que el tema de la posesión demoníaca ha sido explotado más el cine que por la literatura. La película más famosa que aborda este tema es El exorcista - realizada en 1973 - que retrata un caso de posesión demoníaca en el siglo XX. La cinta muestra todas las características que debe reunir una persona para determinar que está poseída: hablar un idioma que desconozca, odiar los símbolos sagrados cristianos, blasfemar, practicar la telequinesis y demostrar una fuerza superior a sus capacidades físicas. Cabe mencionar que el sacerdote, quien además es psiquiatra, es el personaje más escéptico y racional de la película y durante una buena parte, se niega a admitir la posibilidad de una posesión diabólica. De otro lado, en El exorcismo de Emily Rose - dirigida por Scott Derrickson en el 2005 - se basó en el caso real de la joven alemana Anneliese Michel, que murió por desnutrición y deshidratación el 1 de julio de 1976 luego de haber sido sometida a varios exorcismos, siendo sus padres y sacerdotes participantes juzgados y condenados por negligencia médica. No cabe duda que con el Demonio no se juega, ya que siempre estará al acecho de sus victimas.