TIEMPOS DEL MUNDO
martes, 2 de marzo de 2021
¿EXISTE LA POSESION DEMONIACA?: Múltiples evidencias a lo largo del tiempo así lo confirman
Como sabéis, la posesión demoníaca es uno de los temas más intrigantes de la historia de la humanidad, el cual retrata la constante lucha entre el bien y el mal en su expresión más espantosa. Según los expertos en exorcismos, existen tres formas por las cuales una persona puede ser presa de algún demonio o espíritu maligno: Por intermedio de la Tabla Ouija: Se cree que esta tabla abre portales peligrosos por donde un ser maligno puede entrar a nuestra realidad; A través de la brujería y/o hechicería: Este tipo de práctica siempre está relacionado al demonio y a su invocación. Adorar al maligno te puede hacer una presa fácil de una posesión; Producto de la debilidad espiritual: Los demonios y seres del mal están al asecho de las personas débiles de espíritu, si estas personas se encuentran en un lugar donde existen presencias de espíritus, será blanco fácil. Las referencias más antiguas de posesiones demoníacas datan de los sumerios, quienes creían que todas las enfermedades del cuerpo y de la mente eran causadas por “demonios de la enfermedad” llamados gid-dim. El sacerdote que practicaba exorcismos se denominaba ashipu, por contraposición a los asu, médicos que aplicaban vendajes. Cabe destacar que en las excavaciones arqueológicas se ha encontrado muchas tablillas de escritura cuneiforme, que incluyen plegarias a ciertos dioses pidiendo protección contra los demonios, mientras otras solicitaban a los dioses “que expelieran a los demonios que invadían sus cuerpos”. Por cierto, en el Nuevo Testamento hay múltiples menciones a posesiones y exorcismos tanto en los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, como en Hechos de los Apóstoles. El primer cristiano que inició el estudio de las posesiones demoniacas fue san Hipólito, llamado el Punzador por su costumbre de utilizar agujas para encontrar las “marcas del demonio”, zonas de la piel anestesiadas que en aquel tiempo se atribuían a firmas del Satanás. En la Edad Media y en los inicios de la Edad Moderna están documentados casos de supuestos endemoniados que fueron objeto de exorcismos. El famoso libro sobre la brujería publicado a finales del siglo XV, Malleus Maleficarum, detalla los exorcismos que pueden efectuarse en diferentes casos. Incluso se creía que los animales eran objeto de posesión. Cientos de gatos, cabras, y otros animales fueron sacrificados debido a la creencia de que encarnaban o estaban poseídos por un demonio. Los exorcistas y estudiosos del tema creían que las personas endemoniadas presentaban unos síntomas determinados, como poner los "ojos en blanco", la llamada xenoglosia (hablar en lenguas desconocidas por el paciente), la aparición de "dermografismos" (escrituras del demonio en la piel del paciente), la conducta violenta, desorganizada o inhabitual para el paciente y las convulsiones, a las que se añadían la memoria o personalidad “borrada”, la respiración agónica, la aversión a lo sagrado, la aparición de enfermedades sin causa aparente, el acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos (la llamada gnosis) y a lenguajes extranjeros (la llamada glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el sujeto, muchas de ellas "muertas" (que han dejado de existir), los supuestos cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, la aparición repentina de lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas), las cicatrices "espontáneas", así como la fuerza desproporcionada. En el siglo XVII algunos casos de posesión demoníaca fueron atribuidos a las brujas. El método que se creía que utilizaban era la entrega de un objeto cotidiano a una persona que quedaba así "endemoniada", poseída por el demonio de forma física, de ahí que en los exorcismos se utilizaran sustancias con un fuerte olor y sabor para obligar al demonio a que abandonara el cuerpo que había "ocupado". En aquellas religiones cuyos cultos consideran la existencia de entidades diabólicas, la posesión demoníaca es el término con que se describe el control interno, intermitente o permanente, por un demonio de las acciones del cuerpo de un ser humano. Precisamente, la demonología se dedica al estudio de este fenómeno. Llama la atención por último, que el tema de la posesión demoníaca ha sido explotado más el cine que por la literatura. La película más famosa que aborda este tema es El exorcista - realizada en 1973 - que retrata un caso de posesión demoníaca en el siglo XX. La cinta muestra todas las características que debe reunir una persona para determinar que está poseída: hablar un idioma que desconozca, odiar los símbolos sagrados cristianos, blasfemar, practicar la telequinesis y demostrar una fuerza superior a sus capacidades físicas. Cabe mencionar que el sacerdote, quien además es psiquiatra, es el personaje más escéptico y racional de la película y durante una buena parte, se niega a admitir la posibilidad de una posesión diabólica. De otro lado, en El exorcismo de Emily Rose - dirigida por Scott Derrickson en el 2005 - se basó en el caso real de la joven alemana Anneliese Michel, que murió por desnutrición y deshidratación el 1 de julio de 1976 luego de haber sido sometida a varios exorcismos, siendo sus padres y sacerdotes participantes juzgados y condenados por negligencia médica. No cabe duda que con el Demonio no se juega, ya que siempre estará al acecho de sus victimas.