TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 5 de noviembre de 2019

CENTINELAS DE PARIAHUANCA: El secreto arqueológico de las estrellas

Situado en el Perú, es uno de los enclaves arqueológicos más desconocidos de América y a la vez de mayores dimensiones y que más misterios encierra. Pariahuanca era un centro de peregrinación construido hace 7 mil años, al cual acudían diversos pueblos precolombinos para realizar cultos, pero a su vez también constituía un sitio de observación astronómica. Por si fuera poco, el lugar es epicentro de numerosos avistamientos de OVNIS que incluso han llegado a aterrizar a escasos metros de los testigos, dejando sobre el terreno evidentes rastros de su presencia. Descubierto hace 45 años por un pastorcillo de ovejas llamado Pascual Cuba Ramos, de nueve años, quien no se imagino que se trataba de uno de los complejos arqueológicos más grandes del planeta, formado por cerca de 700 monumentos megalíticos, entre menhires, círculos de piedra y formas dolménicas. Pascual ya desde temprana edad se sentía fascinado por aquel lugar donde pastoreaba su rebaño y que era conocido desde hacía tiempo atrás con el nombre de Centinelas de Pariahuanca. Aún recordaba en sus correrías de pastor por el aislado lugar ubicado a casi cuatro mil metros de altitud, los objetos luminosos que de día y de noche llegaban al complejo, y que eran vistos también por los pocos moradores de la zona, recuerda todavía cuando tenía doce años y a plena luz del día sentado al lado de una de las altas piedras como torres, llegó un objeto de forma circular y características metálicas por su brillo, el cual se posó a unos cien metros de donde se encontraba, la visión duró apenas unos veinte segundos, cuando de pronto y a una velocidad solo comparable a la de la luz se perdió en el cielo, y así numerosas veces durante mucho tiempo. Con el paso del tiempo en el 2015 cuando tenía 53 años, vivió otra experiencia parecida, esta vez contrastada por la marca quemada sobre la hierba que dejó el objeto y que hoy en día se puede apreciar todavía. El gigantesco mapa astronómico y calendario neolítico, se encuentra en la comunidad de Pariahuanca del distrito Los Morochucos, provincia de Cangallo, departamento de Ayacucho de la nación peruana, situado entre los 3,650 y 4,000 metros de altitud extendida a unos 9 km². A 58 km de la población de Ayacucho, capital del departamento del mismo nombre. La palabra Pariahuanca, según la tradición quechua, significaría Piedras Sagradas o Altas Piedras sobre tierra roja. En el año 2000, el mismo Pascual realizo las investigaciones arqueo-astronómicas, según la experiencia adquirida en un curso a distancia que realizó con la Universidad Sergio Arboleda de Colombia. Según agrega, fue el último amerindio Yachaq - sabio de la Cosmovisión Andina - quien bautizó a los megalitos con el nombre de los Centinelas de Pariahuanca. Una visita al lugar nos muestra la plaza astronómica de Pariahuanca y sus promontorios Kullunayuq y Zapalluyuq, que alberga varios centenares de megalitos o menhires que cumplían una función ritual astronómica como observatorio solar, lunar y estrellas agrupadas en constelaciones, planetas y demás astros. Fue construida hace unos siete mil años, siendo considerada por ello como el calendario neolítico más antiguo de América, que cruza un alineamiento gigantesco de megalitos con dirección del noreste al sureste, siguiendo el recorrido que señala la Via Láctea. El sofisticado calendario cósmico cuenta con más de 600 estructuras megalíticas conformadas por uno, dos o tres menhires unidos o rodeados por enlosados de piedras que configurarían los calendarios Helio Lunares, el Reloj Solar de Piedra (Intihuatana), monolitos de culto al sol, la luna, las estrellas y monumentos conmemorativos. Según las mediciones realizadas, algunos de estos monumentos marcarían los equinoccios y solsticios en las diversas épocas del año. Que se diera a conocer al mundo fue fruto de la casualidad, ya que si bien fue un pastor de ovejas quien conocía su existencia, así como los nativos de la zona, decidieron mantenerlo en secreto y solo llego a ser conocida su existencia por el público en general cuando en una ocasión debido a su conocimiento de la zona, Pascual acompaño al ingeniero de una empresa de telecomunicaciones que quería instalar una antena de repetición en la cima de la montaña quien durante el recorrido por el lugar se sorprendió al ver unas enormes ‘columnas’ de piedras erguidas, algunas de ellas muy altas y dispersas por toda la pampa, unas solas y otras en grupos de dos y tres ‘columnas’, así como círculos de grandes piedras con un monolito erguido más alto en el centro. En recién en ese momento, cuando este enclave repleto de misterios se dio a conocer al mundo, siendo desde entonces visitada por algunos viajeros deseosos de conocerla y descifrar su significado, que aun ignoramos por completo.