Así como en Europa es conocida la leyenda de Drácula - un conde vampiro originario de Transilvania - en el Perú también existe una demoníaca criatura, que aterroriza a los nativos que viven en la amazonia, quienes han contado innumerables historias de horror acerca de sus encuentros con aquel espantoso ser. Los matsiguengas (una tribu que habita en la selva ubicada entre el Cuzco y Madre de Dios, en las cuencas de los ríos Urubamba y Manu) lo conocen con el nombre de Tsensébito y lo describen como un humanoide cruel y sediento de sangre, de quien se dice que caza palomas y otras aves mediante trampas elaboradas, para luego cocinarlas y ofrecérsela a los niños que encontraba en su camino. Cabe destacar que el monstruo para pasar desapercibido, puede transformarse en un anciano y así evitar que sospechen de lo que es en realidad. De esta manera, una vez que los pequeños estaban satisfechos con la comida ofrecida, los recostaba sobre una piedra para que se duerman y se aseguraba que lo estuvieran, ya que continuamente les hacia una pregunta para saber si aun estaban despiertos, si el niño no respondía entonces significaba que estaba dormido; Al ver que había llegado el momento de alimentarse, el Tsensébito avivaba el fuego para el banquete, acto seguido, cogía una piedra de gran tamaño y la hacia caer con fuerza en la cabeza de sus desafortunadas victimas, quienes como es obvio, morían al instante, lo cual regocijaba al monstruo - que recuperaba su forma original - porque para el había llegado la hora de comer. Cuando acabo con los niños del pueblo, empezó a buscar de mayor edad, captando un día a un joven guerrero, quien al conocer el hogar del supuesto “anciano” mientras el salió a cazar, vio todos los huesos de sus victimas, incluido los de sus hermanos desaparecidos, porque reconoció sus prendas ensangrentadas en el lugar. Presa de la ira y con la rabia contenida, espero el regreso del Tsensébito quien le dio de comer para que se durmiera, quien deseoso de vengarse, fingió tener sueño y se acostó haciéndose el dormido. Con un ojo entreabierto pudo verlo coger una piedra con intenciones de partirle la cabeza, pero esquivo el golpe ante la sorpresa del “anciano”, abalanzándose raudamente sobre el asesino, arrojándolo al fuego y vio como se transformaba en el monstruo que era con sus grandes alas extendidas para intentar escapar de las llamas, pero el joven guerrero perdiendo el miedo a la criatura que daba grandes alaridos, agarró una piedra y se la arrojo sobre la cabeza, cayendo el Tsensébito al fuego, donde se abrasó; Tras escapar del lugar para contar a los adultos lo acontecido, estos fueron con sus lanzas y garrotes en mano a la guarida del monstruo dispuestos a destriparlo y darle una cruel y horrible muerte por todo lo que hizo, pero al entrar al lugar, no encontraron mas que un cajón del cual al levantarlo, salieron una gran cantidad de murciélagos que se perdieron en la espesura del bosque. Del Tsensébito no se tuvo mas noticias, pero es de imaginar que se traslado a otro lugar para continuar con sus maldades. Y es que debido a la inmensidad del Amazonas, ocultarse para el monstruo - con mayor razón cuando tiene la capacidad de transformarse para no ser reconocido - no debe ser ningún problema.