En este país bananero llamado Perú existe una sucia alimaña de uñas muy largas, quien hizo toda clase de negociados con la constructora brasileña Odebrecht cuando estuvo al frente el gobierno regional de Moquegua, por lo cual no solo posee 46 procesos judiciales abiertos por execrables delitos penales, que van desde cohecho, extorsión, intento de homicidio y secuestro, sino que también su empresa constructora, fue proveedor mayoritario del consorcio Conirsa - integrada por Odebrecht Latinvest Perú S.A.C., y Graña y Montero para la construcción de la carretera Interoceánica Sur - y además era apoderada del Consorcio Ilo, una asociación de constructoras lideradas por Graña y Montero, enriqueciéndose ilegalmente a costa del Estado utilizando su cargo para hacerlo a pesar que la ley se lo prohibía expresamente. A ello se suma su implicación en el Caso Chinchero, cuando como ministro de Transportes y Comunicaciones del conocido lobbysta y Traidor a la Patria Pedro Pablo Kuczynski (PPKutra) intento presionar al por entonces Contralor de la Republica para que aprobara a como de lugar una infame addenda - a todas luces perjudicial para los intereses nacionales - con el cual intentaba favorecer al consorcio chileno Kuntur Wasi (propiedad de Sebastián Piñera, amigo de Kuczynski) obligando al Estado peruano a financiar íntegramente la construcción del aeropuerto internacional de Chinchero (Cuzco), cuando en el contrato original se decía que los chilenos deberían hacerlo. Pero no contento con ello, se entregaba a dicho consorcio por 40 años la administración del citado aeropuerto a pesar de no haber invertido un céntimo, quedándose con todas las millonarias ganancias que ello acarrearía, lo cual iba a ser repartido entre Piñera, Kuczynski y Vizcarra. Pero al estallar el escándalo al quedar al descubierto dicha felonía, el contrato fue anulado y se abrió una investigación criminal para sancionar ejemplarmente a los responsables. Temeroso por las últimas investigaciones al respecto (ya como precario inquilino de Palacio tras la obligada renuncia de Kuczynski para evitar una ignominiosa destitución por el Congreso) que daba cuenta de sus delitos y que podría terminar en la cárcel, dio un golpe de Estado el pasado 30 de septiembre para evitar ser fiscalizado, acabando con la institucionalidad democrática que había sido restaurada en el año 2000 tras la caída de la criminal dictadura fujimorista. Muchos pensaron entonces que ello nunca más volvería a suceder, pero mira que se equivocaron, y por culpa de un roedor - bautizado acertadamente en las redes sociales como Vizcarrata - la larga sombra del autoritarismo ha vuelto a caer sobre el Perú. Consumado el golpe, las ratas y sus secuaces están celebrando por estos días, pero la dicha de los malvados no es eterna. Ya lo pagareis.