TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 9 de febrero de 2021

UNA HISTORIA MAL CONTADA: Los secretos de “la casa encantada” de Lunahuaná

Conocida también como “La Casa Blanca”, es el nombre con el que se identifica a una desvencijada construcción de la cual interesados testimonios reportan que allí suceden fenómenos paranormales. Ubicada al sur de Lima (distrito de Lunahuaná, provincia de Cañete) se dice que fue construida por un hacendado, cuyo nombre convenientemente se ha perdido en el tiempo, del cual se afirmaba que era italiano y que la habitaba con su familia. Durante la guerra con Chile (1881), se afirma que los invasores atacaron la casa y la destruyeron, asesinando al hacendado y a varios miembros de su familia. Años más tarde, su nieta la reconstruyó, sin imaginar - dicen -“que los espíritus de sus parientes muertos habitaban aún la casa: es así como comenzó a escuchar todas las noches ruidos, quejidos, voces y lamentos, y toda una serie de eventos paranormales “como la visión de fantasmas”. Esto motivaría que abandonara precipitadamente la casa, que no ha sido habitada desde entonces. Pasado algunos años, los nuevos dueños pensaron convertirla en un hotel y para ello empezaron a realizar las obras respectivas, sin embargo estas fueron abandonadas de forma inexplicable. Desde entonces, los lugareños consideraron “que este era un lugar maldito del cual era mejor mantenerse alejado”. Transcurrió mucho tiempo para que “la lúgubre historia” de la casa - de la cual muchos ya se habían olvidado -volviera a recobrar notoriedad, cuando un grupo de jóvenes provenientes de Lima fueron protagonistas de una de las historias más trilladas y disparatadas cuando se habla de esta clase de encuentros. La misma cuenta que cuando llegaron al lugar por la noche, la vieron “extrañamente iluminada” y al escuchar voces y música provenientes del interior, se animaron a entrar al lugar donde al parecer se realizaba una fiesta, cuando de un momento a otro al ingresar todo se tornó silencioso, sin gente alrededor, ni se oía música alguna. “Aterrados los visitantes salieron despavoridos corriendo hacia la carretera que pasa al frente de la casa e intempestivamente uno de ellos fue atropellado por un vehículo que transitaba por el lugar”… Como esta ridícula historia sacada del argumento de alguna película de terror, son muchas las historias que se cuentan, todas inverosímiles y carentes de toda lógica, como aquellas que indican que allí “se realizaban sesiones espiritistas por el humo blanco que la envolvía”. Se cuenta además que de un tiempo a esta parte ha sido visto en su interior un fantasma cuyo cadavérico rostro hiela la sangre de quienes se percatan de su presencia y que ronda por las habitaciones de aquella casa. Es mas, hay quienes afirman haber oído a altas horas de la noche extraños ruidos que provienen del lugar y sombras tenebrosas que aparecen por las ventanas. Quizás no se trate de fantasmas ni nada por el estilo y en realidad sean vagos y malvivientes buscando algún lugar donde drogarse. Es mas, grupos de ‘pastrulos’ frecuentan últimamente el lugar en mayor número para hacer de las suyas y si bien han sido echados a patadas en diversas ocasiones por los lugareños porque espantan a los cada vez mas escasos visitantes (cuyo número por cierto ha bajado estrepitosamente no solo debido al Coronavirus), vuelven a invadirla amparados por las autoridades ya que se autoproclaman como seguidores del (des)gobierno de turno y que Daniel Olivares (otro drogadicto como ellos) ha intercedido para que los dejen tranquilos. Como podéis imaginar, esto no ha caído nada bien a quienes ganaban dinero difundiendo la leyenda de que realmente la casa “estaba habitada por fantasmas”. Aunque claro, el humo blanco que usualmente la rodea no sea una manifestación propia de otro mundo como algún despistado podría imaginar, sino que es obra de aquellos parásitos moradictos que fuman continuamente en el lugar sustancias alucinógenas. Cabe precisar además que la casa en cuestión debería ser del siglo XIX, pero no nada queda del original. A pesar de ello, había quienes llegaban hasta el lugar atraídos por la versión difundida interesadamente por los lugareños para ganar algún dinerillo extra a costa de los incautos que nunca faltan, pero para su mala suerte, los drogatas seguidores de Vizcarra y Sagasti han terminado por arruinar su negocio. No hay que olvidar por ultimo que Lunahuaná era un lugar obligado para la práctica del deporte de aventura además de ser un punto de referencia para quienes realizaban trekking y ciclismo en el valle, pero la llegada de la pandemia del Coronavirus acabo con todo ello y hoy muy pocos se animan a visitar el lugar y mucho menos se atreven a acercarse a la casa, corriendo el riesgo de con encontrarse con aquella banda de okupas que la han convertido en un centro de operaciones de la droga. ¿Y los fantasmas? Se preguntaran algunos. Al parecer, no les desagrada la idea de compartir la casa con aquellos indeseables que continuamente viven fuera de la realidad y que a no dudarlo son una lacra de la sociedad.