TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 2 de febrero de 2021

CERES: Un mundo oceánico de secretos insondables

La historia de Ceres es si duda una de las más curiosas que se han dado en el espacio. Descubierto un 1 de enero de 1801 y bautizado en honor a la diosa romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad, en un inicio fue considerado como cometa, pero más adelante recibiría la clasificación de planeta, aunque posteriormente cambiaría nuevamente y sería considerado como asteroide, hasta que finalmente en el 2006 recibiría la etiqueta de 'planeta enano', categoría de reciente creación y que de paso afectaría a Plutón. Ceres está ubicado en el cinturón principal de asteroides de Marte y Júpiter. En el 2007, la sonda espacial Dawn emprendió la misión de explorar el asteroide Vesta, algo que realizó durante 14 meses entre 2011 y 2012, así como Ceres, algo que ha estado realizado desde el 2015, enviándonos desde entonces espectaculares fotografías de su superficie y sus misteriosas manchas blancas. Tras explorarla, los científicos han descubierto que Ceres es un planeta con océanos y actividad geológica. En efecto, al analizar los datos, se pudo estudiar mejor entre otros aspectos el cráter Occator, el cual la agencia espacial ya tenía bien fichado y que por su antigüedad y características se planteaba como esencial para entender cómo se forma el hielo en el planeta. Los frutos de estas investigaciones - gracias a que Dawn observó al astro a tan sólo 35 kilómetros de su superficie en el 2018 - están en un total de siete estudios publicados en Nature. En ellos se ha determinado que hay presencia de líquido en los interiores del planeta enano, por lo que puede ser perfectamente un mundo habitable. El hecho que sea el objeto más grande del cinturón de asteroides no significa que se trate de un cuerpo celeste estático, sino que tiene actividad geológica. Los investigadores partían de la base de que el cráter Occator tenía depósitos compuestos por sales, un material que es el más brillante que se encuentra en Ceres y cuyo origen no estaba demasiado claro. Con los nuevos datos y el mapeo con infrarrojos se ha sabido que hay hidrohalita en este cráter, una sal (cloruro sódico hidratado) que es común en el hielo marino y hasta la fecha no se había visto fuera de la Tierra. Un dato que apoyaba la hipótesis previa de que en los brillantes depósitos hubiese agua ya que la formación de hidrohalita precisa agua líquida y actividad hidrotermal, con el añadido de que el compuesto tendría menos de 100 años. La presencia de esas sales, además, se explica que puede haber agua líquida(al reducir la temperatura de congelación) y que el planeta aloje aún depósitos de salmuera actualmente. Consideran que el impacto que dio lugar a Occator habría fracturado la superficie de modo que esta agua salada subterránea saliese al exterior. De este modo, Andreas Nathues, autor de uno de los estudios y científico planetario en el Instituto Max Plank, explica que han concluido que "probablemente haya en marcha cierta actividad baja" en Ceres, resultando una verdadera sorpresa que no todo el océano estuviese congelado. Las imágenes además han permitido identificar más depósitos de sales en otras zonas del planeta enano, lo cual ha ayudado a conocer mejor la actividad de líquido en Ceres. Se abre con esto la esperanza de que en futuras investigaciones a otros mundos oceánicos arrojen más luz sobre estos aspectos, con sus miradas hacia Europa, la luna de Júpiter que es una de las candidatas más fuertes según la NASA para encontrar vida y donde ya se encontró vapor de agua. Las imágenes proporcionadas por Dawn suponen ademas una buena referencia para apoyar las futuras observaciones a Europa y Ganímedes, aunque matizando que queda mucho por saber de Ceres.