TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 16 de enero de 2024

PIRATAS EN EL CALLAO: El trágico final de Jacques L’Hermite

Cada vez que algunos de escuchamos alguna historia de piratas, inmediatamente pensamos en las antiguas leyendas que se tejieron en el Mar Caribe, donde corsarios y piratas acosaban a los barcos españoles que cargados de riquezas provenientes de sus colonias americanas, regresaban a la metrópoli. Pero lo cierto es que hace unos siglos, el mar peruano - específicamente en el Callao - fue testigo de la llegada de un famoso pirata que intentó hacer de las suyas en esas lejanas tierras. Se trata de Jacques de Clerck, también conocido como Jacques L’Hermite, quien desafió las aguas del Pacífico y las defensas del Callao en 1624, durante una expedición que tuvo como resultado tanto saqueos como tragedias. Y esta es su historia. Nacido en Amberes (Bélgica) alrededor de 1582, L’Hermite se convirtió en un marino experimentado luego de embarcarse a las Indias Orientales Holandesas en 1606. Tras seis años de servicio en el extranjero, regresó a Ámsterdam, donde, ya siendo un marino experimentado, contrajo matrimonio en 1613. Desde sus primeros años, demostró ser un estratega astuto y un hábil comerciante, contribuyendo al auge de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en el Lejano Oriente. Su servicio en las exóticas tierras le otorgó una perspectiva única sobre el comercio y la navegación en las rutas marítimas del sudeste asiático. Cuando regresó a Ámsterdam, lo hizo con un conocimiento valioso y una reputación creciente como marino de confianza. Al llegar el año de 1623, dos eventos cruciales ocurrieron para darle inicio a la expedición que llevaría a L’Hermite a esa lejana parte del mundo: la coronación de Felipe IV en España y el fin de la tregua que habían sostenido por 12 años Holanda y España. Así, bajo el mando del príncipe Mauricio de Nassau, L’Hermite lideró una flota en un ambicioso viaje de circunnavegación hacia la costa occidental de América del Sur. La intención esta vez no solo era capturar buques españoles cargados de plata, sino también establecer colonias holandesas en Perú o Chile. La travesía se llevó a cabo en condiciones difíciles, con la flota enfrentando numerosos obstáculos en el vasto océano Atlántico. Y a pesar de las dificultades, la flota de Nassau, compuesta por once barcos con más de mil tripulantes y seiscientos soldados, zarpó desde Ámsterdam en abril de 1623. A pesar de que L’Hermite estaba afectado por la enfermedad durante el viaje, continuó liderando la expedición hacia tierras inexploradas. La expedición enfrentó su primera gran prueba al atravesar el estrecho de Le Maire el 2 de enero del año siguiente. La dirección efectiva de la flota, sin embargo, recayó en otros oficiales debido a la enfermedad de L’Hermite. A pesar de estas dificultades, los holandeses exploraron las costas del Cabo de Hornos durante un mes, levantando cartas hidrográficas. Recién en el mes de marzo, la flota llegó al archipiélago Juan Fernández, desde donde planeaban atacar el puerto del Callao. Sin embargo, en el Virreynato del Perú, ya habían comenzado a correr rumores sobre sus pillajes desde 1623, generando una tensión creciente. Cuando la flota holandesa llegó al Callao el 9 de mayo de 1624, se encontraron con un puerto fortificado y preparado. Incapaces de realizar exitosas incursiones en tierra, L’Hermite optó por bloquear el puerto y enviar el resto de su armada a capturar barcos cercanos y atacar ciudades como Pisco y Guayaquil. A pesar de los saqueos, la expedición no logró establecer una colonia duradera en la región. La falta de éxito en el Callao marcó un giro decisivo en la empresa, que había sido concebida con ambiciosos planes de expansión holandesa a expensas de España en América del Sur. El bloqueo persistió, y L’Hermite, afectado por la disentería y el escorbuto durante meses, falleció el 2 de junio de 1624, siendo enterrado en la deshabitada isla San Lorenzo, ubicada frente al Callao. Pero antes que ello ocurriera, se dice que enterró en el lugar un valioso tesoro que nunca ha sido encontrado, ya que L’Hermite mato a quienes lo ayudaron a esconderlo. Su muerte dejó la expedición bajo el mando de Hugo Schapenham, quien mantuvo el bloqueo sobre el Callao durante tres meses más. La expedición, al ver que la empresa se volvía imposible, puso rumbo hacia la Nueva España (Méjico) en septiembre de 1624 atacando en represalia Acapulco. Posteriormente, se dirigieron al Pacífico hacia las islas de los Ladrones (islas Marianas) y luego hacia Batavia (la actual Yakarta). Así, tras haber completado la tercera circunnavegación holandesa y la octava de todas las naciones, la flota finalmente regresó a Ámsterdam el 9 de julio de 1626. Aunque la expedición no logró sus objetivos originales, la audacia de L’Hermite y su trágico final marcan un capítulo inolvidable en la historia de las exploraciones y los enfrentamientos marítimos del siglo XVII.