TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 12 de enero de 2016

UNA OBSESIÓN INFINITA: En busca de civilizaciones extraterrestres

La Vía Láctea posee alrededor de 150 cúmulos globulares compuestos de las estrellas más antiguas conocidas y hasta el momento estas regiones han pasado desapercibidas para la comunidad científica. Es por ese motivo que muchos astrónomos consideran que los esfuerzos encaminados hasta el momento en la búsqueda de vida extraterrestre más allá de nuestro planeta podrían haber estado mal encaminados. De acuerdo con la revista científica 'Nature', de existir alienígenas, estos podrían estar 'escondidos' en la región de la galaxia conocida como el 'disco galáctico' más exactamente en las densas agrupaciones de centenares, miles o millones de estrellas denominadas 'cúmulos estelares' (estrellas jóvenes) y 'glóbulos estelares' (estrellas viejas). El estudio indica que estos 'racimos' de estrellas podrían haber dado como fruto distintos sistemas planetarios que habrían ayudado a que la vida e incluso civilizaciones florecieran y dada la cercanía entre ellos, (debido a la alta densidad de estrellas) esta habría podido extenderse aumentando la probabilidad de sobrevivir si su planeta natal pereciera llegando a altos niveles de complejidad y comunicación. "Si hay una sociedad avanzada en un ambiente como ese, habrían podido establecerse puestos de comunicación con relativa facilidad, ya que estamos tratando con distancias que son mucho más cortas", señaló Rosanne Di Stefano, del Centro de astrofísica Harvard-Smithsonian en Cambridge, Massachusetts (EE.UU.). Hasta el momento solo se ha encontrado un planeta dentro de los cúmulos estelares y es muy probable que no albergue vida. Sin embargo, ella tiene una lista de cúmulos en la mira para investigar y asegura que los científicos deben seguir buscando porque podrían toparse con "emocionantes descubrimientos". DiStefano tiene motivos para ser optimista. Ello se debe a que ya se han encontrado planetas alrededor de estrellas que tienen hasta diez veces menos cantidad de metales que nuestro Sol. Y si bien es cierto que los grandes planetas gaseosos, como Júpiter, suelen nacer preferentemente alrededor de estrellas que contienen grandes cantidades de elementos pesados, eso no es así para los mundos más pequeños y rocosos, como la Tierra. "Es por ello muy prematuro decir que no hay planetas en los cúmulos globulares" afirmó.. Otro argumento en contra sostiene que, en un ambiente tan densamente poblado, con las estrellas pasando continuamente unas cerca de otras, resultaría muy difícil que un planeta se formara sin que alguna vecina desestabilizara en algún momento el proceso con su fuerza gravitatoria lanzando, por ejemplo, hacia el espacio vacío a los mundos en plena formación. Sin embargo, las zonas de habitabilidad de las estrellas (la distancia a la que un planeta obtiene el calor suficiente como para tener agua en estado líquido) son muy variables y dependen de las características de cada estrella. En las más brillantes y calientes la zona habitable se encuentra más lejos, pero en las más pequeñas y frías esa distancia se reduce drásticamente. Y resulta que la mayor parte de las estrellas de los cúmulos globulares son pequeñas y débiles enanas rojas, astros enormemente antiguos y con brillos mucho más tenues que los del Sol. Por eso, cualquier planeta potencialmente habitable que hubiera a su alrededor debería orbitar muy cerca de esas estrellas y quedar así a salvo de la amenaza de otras estrellas demasiado próximas. "Una vez que estos planetas se han formado pueden sobrevivir durante largos periodos de tiempo, incluso tanto como la edad actual del Universo". Por eso es posible que en los cúmulos globulares se formen planetas que pueden durar muchos miles de millones de años, ¿cuales serían las consecuencias para una hipotética forma de vida que surgiera en alguno de ellos? “Esa vida dispondría del tiempo suficiente para ir evolucionando hacia formas cada vez más complejas, incluso hasta el punto de desarrollar una civilización que viviría desde luego, en un ambiente muy diferente al nuestro. Por ejemplo: la estrella más próxima a nuestro Sol se encuentra a 4 años luz de distancia de nosotros, es decir, a unos 37 billones de km. de distancia. En contraste, la estrella más cercana a un mundo hipotéticamente habitado en un cúmulo globular estaría unas veinte veces más cerca, a menos de dos billones de km., lo que haría que tanto la comunicación como la exploración entre esos mundos resultara mucho más sencilla, por lo que los viajes interestelares también llevarían mucho menos tiempo” aseveró. “Con nuestras técnicas actuales, seria posible detectar planetas en las zonas más exteriores de los cúmulos globulares, lo cual por cierto, requiere mucho más esfuerzo que el de buscar nuevos mundos en nuestro entorno más cercano (la mayor parte de los que se han descubierto están en un área de unos 50 años luz de la Tierra), pero la recompensa podría ser enorme” puntualizó.