Los reiterados anuncios de la NASA acerca del descubrimiento de planetas potencialmente habitables, han despertado de nuevo la ilusión por los viajes interestelares. Siendo realistas, probablemente en este siglo no seamos capaces de acercarnos demasiado a esa supuesta Tierra 2 que nos espera a 4,2 años luz. Como sabéis, el objeto fabricado por el hombre que más se ha alejado de nuestro planeta es la sonda Voyager 1 que viaja a unos 17 km/s o lo que es lo mismo, terriblemente lenta. De hecho, si nos decidiésemos a viajar a Próxima Centauri a esa velocidad, el viaje tomaría unos 76 mil años. La mayor velocidad relativa lograda por un objeto humano (en este caso respecto al sol) la alcanzó la sonda espacial Helios 2, que logró viajar en algún instante a 252.800 km/h, pero aunque el viaje a la estrella más cercana a nuestro sol se realizase a esa velocidad, el trayecto se demoraría dieciocho mil años. Está claro que necesitamos desarrollar nuevas formas de propulsión si queremos viajar a las estrellas. Al respecto, en LiveScience analizaron siete de estas prometedoras tecnologías, algunas de las cuales realmente quedan dentro de nuestro alcance tecnológico. Veamos brevemente cuales son: 1.-Proyecto Daedalus: Un estudio promovido por The British Interplanetary Society en la década de los 70 del siglo pasado, propuso el diseño de una nave espacial no tripulada propulsada por un motor principal de fusión nuclear. El objeto elegido para probar la supuesta nave, al que la nave debería llegar en un viaje de cincuenta años, era la estrella de Barnard, a 5,9 años luz (la tercera en proximidad al sol del top ten vecinal). ¿El problema? A día de hoy, y pese a avances notables recientes, seguimos sin dominar la tecnología de la fusión nuclear. Obviamente el proyecto nunca dio el salto del papel al mundo real; 2.- Proyecto Icarus: Inspìrado por el proyecto Daedalus, al que pretende actualizar con lo último en tecnología, Icarus está así mismo promovido por The British Interplanetary Society con el apoyo de la organización Icarus Interstellar y un panel internacional de científicos, ingenieros y entusiastas de todo el mundo. El objetivo es desarrollar tecnologías que permiten el viaje interestelar para el primer año del siglo XII. Obviamente el descubrimiento de Proxima Centauri b hará que el entusiasmo por este proyecto aumente; 3.- Vela solar: Hasta el momento nuestra opción más plausible para viajar a las estrellas pasa por cambiar nuestros cohetes químicos por una vela ligera capaz de atrapar el momento de los fotones del sol e ir sumando empuje lenta, pero infatigablemente. El proyecto Breakthrough, se basará en esa idea, aunque con el apoyo de un rayo láser para ganar aceleración. Si todo va bien, los técnicos prevén que se alcancen velocidades de entorno al 15 o 20% de la velocidad de la luz, lo cual acortaría el viaje a Alpha Centauri a “solo” unos 20 o 30 años. Los proponentes principales de este proyecto, Yuri Milner y Stephen Hawking, creen que podría haber un prototipo listo para 2036; 4.- Bussard ramjet: Diseño futurista de propulsión a reacción propuesto en 1960 por el físico estadounidense Robert W. Bussard, que combina el empuje de cohetes de fusión nuclear con las bajos requerimientos de mantenimiento de las velas solares. La idea básica es evitar el transporte del combustible desde la Tierra. En lugar de eso la nave actuaría como un colector del hidrógeno y polvo existente en muy bajas densidades en el medio interestelar, el cual sería luego empleado como combustible. En teoría, una nave así podría acelerar constantemente (en tanto y cuanto siguiera encontrando gas interestelar) hasta alcanzar velocidades de una fracción de la velocidad de la luz. ¿El problema? Los científicos han calculado que la densidad de gas alrededor de nuestro sol y en las estrellas cercanas es especialmente baja. No obstante podría aplicarse este concepto en otras zonas de nuestra galaxia, por lo que en el futuro seguramente encontrará aplicación; 5.- Motores de antimateria (o positrónicos): El positrón (el gemelo especular de nuestro “común” electrón) no suele durar mucho, ya que ambas partículas se encuentran irresistibles y se aniquilan rápidamente al encontrarse dando lugar a una explosión violenta de rayos gamma. Sin embargo, bajo circunstancias controladas, la antimateria puede convertirse en cualquier forma de trabajo. Por eso mismo, sería un excelente combustible para cohetes ya que su densidad energética es enorme. ¿El problema? No podemos echar mano de la naturaleza para encontrar antimateria, por lo que hay que fabricarla, lo cual es extremadamente difícil, caro y peligroso; 6.- Botes lentos: Incluso aunque alcanzásemos velocidades del 10% de la velocidad de la luz, el viaje a las estrellas cercanas seguiría siendo cuestión de décadas. Si nuestra intención es enviar tripulantes a bordo se abren tres posibilidades: Nave de durmientes: como su propio nombre indica, los tripulantes deberían contar con algún sistema de animación suspendida que les permitiese viajar en estado latente y despertar una vez que el viaje tocase a su fin. Arca interestelar: se trata de una nave intergeneracional, es decir, sus tripulantes (que viajarían en gran número) harían vida en estas enormes naves durante el trayecto. Durante el viaje algunos morirían y serían remplazados por los nacimientos. Esto en teoría permitiría viajes que durasen siglos. La película de Pixar “Wall-E” muestra una de estas naves. Naves embrionarias: básicamente serían naves robóticas que portarían embriones humanos criogenizados durante el viaje. Una vez alcanzado el objetivo, los robots protectores “encubarían” los embriones y cuidarían y educarían a los humanos una vez se completase su gestación en úteros artificiales; 7.- ¿Más rápido que la luz?: La teoría de la relatividad nos enseña que es imposible que nada viaje a la velocidad de la luz, o más rápido que ella. Sin embargo dichas ecuaciones podrían contener algunos trucos que podrían, algún lejano día y permitirnos desarrollar viajes superlumínicos. La premisa más prometedora es la así llamado ‘motor de curvatura o torsión’ por el cual el secreto de esta nave es no moverse por el espacio, sino hacer que sea el propio espacio-tiempo el que se mueva. ¿El problema? Se trata de una solución teórica cuyos requerimientos técnicos están totalmente fuera de nuestra tecnología actual. Pero quien sabe, dentro de mil años tal vez seamos capaces de lograr el sueño de viajar a cualquier punto de la galaxia sin necesidad de morir en el intento.