TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 3 de diciembre de 2019

CARBUNCLO: El perro del Diablo

Con este nombre era conocida en la época medieval una preciosa gema del cual se decía que ocupaba la cabeza de algunos dragones. Con el transcurso del tiempo, el nombre fue utilizado para designar a otra piedra preciosa oriunda del antiguo Perú de cuya existencia dieron cuanta los cronistas de la conquista. Ellos refirieron que entre las exquisitas pertenencias del Inca, había una joya de gran refulgencia llamada Intip Tocay (que significa “cosa esculpida por el Sol”) en referencia a su brillo singular. Llamado ocasionalmente Carbunco, este ser fabuloso se trata de una especie de perro negro jamás domesticado, más grande de lo normal, que ostenta un diamante luminoso en medio de la frente - que presumimos que seria el Intip Tocay - cuyo nombre original se ha perdido. Propio de la sierra del Perú, en las zonas centrales y del norte es conocido como el “Perro del diablo”, es de aspecto intimidante, cuyo lucero en la mitad de su frente y ojos de fuego paralizan a cualquiera que lo vea. Aparece especialmente en las noches oscuras y en la cercanía de ruinas antiguas donde hay oro u otros objetos valiosos, buscando tentar a sus victimas. Se nutre de la “antimonia”, es decir de las emanaciones que brotan de los entierros antiguos, letales para los profanadores de tumbas. Toparse con el, puede significar una oportunidad de encontrar cuantiosas riquezas. Cuenta la leyenda que quien se cruza en su camino, se verá favorecido ya que el Carbunclo vomita una bola de oro incrustada de piedras preciosas y se lo entrega a modo de regalo, pero quien recibe estas alhajas no se debe mostrarse codicioso e interesado en ningún momento, porque si el Carbunclo lo detecta, le quitará el tesoro y se lo traga, desapareciendo inmediatamente en la oscuridad, mientras que la persona puede quedar ciega o paralizada por su ambición. En tanto, en el sur de la sierra, se le describe más bien como un gato negro con un diamante en la frente que emite un gran destello. Quien se lo encuentre debe perseguirlo con un pañuelo o manta blanca para atraparlo y quitarle la piedra preciosa de su frente. Quien ha capturado al Carbunclo y le ha arrancado el diamante, puede ser engañado por éste, ya que con una voz llorosa suplica que devuelvan la gema, y en cambio les dará todo aquello que deseen. Cuando le es devuelta la piedra, el Carbunclo desaparece sin cumplir ninguna petición, junto con todas las esperanzas de hacer realidad los deseos de sus captores. A final de cuentas, se trata de un ser demoníaco que castiga a los ambiciosos y premia a las personas desinteresadas. Se dice que no solamente puede aparecerse como un perro o un gato, ya que ocasiones se presenta como un ave o cualquier otro animal que se le ocurra, pero lo que lo hace diferente es que puede ser reconocido al llevar siempre un diamante en la frente. Esta joya le da habilidades especiales tales como la capacidad de emitir rayos de luz y poder sentir la emoción y personalidad de las personas. Hay quienes sostienen que para poder distinguirlo en la noche y seguirlo en la búsqueda de algún tesoro precolombino, es necesario beber alguna pócima proporcionada por algún brujo evitando de esta manera caer bajo su dominio. Se sabe de muchos que lo han intentado, pero no se ha vuelto a saber de ellos, perdiéndose todo rastro de quienes pretendieron hacerlo.