En el Perú eran los inicios de la década del 70 y en pleno gobierno ‘revolucionario’ los asesores del general Juan Velasco Alvarado, habían puesto en la mira en uno de los personajes más tradicionales de la Navidad; Santa Claus, a quien se le acusaba de ser “alienante, promotor del consumismo capitalista y símbolo de una ideología extranjera” (?) por lo que decidieron reemplazarlo por uno que sea ‘autóctono’ y se asemejara a sus ideales ‘socialistas’. Es así como en 1972 a través de una disposición del ministerio de educación se dispuso la prohibición de la imagen del personaje en las festividades navideñas de aquel año. Pero el régimen velasquista, autodenominado “Gobierno Revolucionario de la Fuerzas Armadas” no la tendría fácil, y desde un inicio se vio que borrar de la mente de los limeños a tan tradicional personaje era virtualmente imposible, por lo que se inicio una campaña mediática - como lo llamaríamos ahora - contra Santa Claus, reforzando la “historia” de que los regalos no eran traídos por el regordete personaje, que a pesar de vestir de rojo y blanco no tenía nada de peruano, sino que los regalos “llegaban a los niños” a través del “niño Manuelito” el rebautizado niño Jesús del Cuzco. Asimismo, los publicistas de la época buscaron una salida para reemplazar a Santa Claus y se le peruanizo, creándose entonces un engendro de nombre 'Taita Noel' el cual ahora vestiría poncho, un chullo en la cabeza y ojotas. Además, su trineo ya no seria tirado por renos sino por llamas. De esta manera, los primeros ‘Taitas Noeles’ aparecieron en las desaparecidas cadenas de tiendas Tia y Monterrey (muy conocidas en aquellos tiempos) ubicadas en el céntrico jirón de la Unión, que era a su vez el principal lugar donde se realizaban las compras navideñas en los 70, y donde se les podía ver en las calles. En cuanto al árbol de Navidad simplemente “desapareció” por decreto. Hasta el pavo en la cena navideña era mal visto al no tener origen peruano y trataron de cambiarlo por el cuy (o conejillo de Indias). Pero a pesar de los esfuerzos del gobierno, el llamado ‘Taita Noel’ nunca calo entre los limeños ya que por el contrario, debido su aspecto andrajoso se convirtió en el cuco de los niños, quienes lloraban aterrorizados cuando uno de esos ‘pordioseros’ se les acercaba buscando que se tomen una foto con el y de esta manera, poco a poco casi sin que uno se diera cuenta, fueron desapareciendo, ya que la caída del gobierno ‘revolucionario’ en medio de una grave crisis económica en 1975, arrastro consigo a ese siniestro esperpento, volviendo todo a la normalidad y ya nadie se acordó de el. De no ser por antiguas publicaciones y diarios de la época ni sabríamos como fue ese espantajo, un ejemplo de la ridiculez al cual puede llegar el ser humano ¿no os parece?