Se trata de una leyenda aguaruna - una tribu amazónica - la cual se refiere a unas siniestras criaturas llamadas los iwas, temibles gigantes que viven en las zonas más profundas de la selva. Dicen que quien se encuentra cara a cara con uno de ellos no vive para contarlo, ya que estos monstruos son devoradores de hombres. Al respecto existe la historia de Nanta, un joven nativo que decidió enfrentarse a semejantes bestias para demostrar su valentía ante su pueblo, quienes se burlaban continuamente de el luego de regresar de una partida de caza con las manos vacías : “Eres un inútil” decían “No sirves para nada ,ni siquiera para cazar a un motelo (tortuga)”, lo cual obviamente enfureció al novel cazador, quien decidió no cenar de pura rabia. A la mañana siguiente se levanto muy temprano volvió a tomar su cerbatana, su arco y sus flechas , se despidió de sus padres y sus hermanos afirmando que volvería a salir de caza y , para demostrarles a todos que estaban equivocados respecto a su persona, prometía traer muchas piezas: “harta caza voy a traer” agrego y se interno en la selva, Sin embargo, en esta ocasión decidió ir por una ruta diferente al habitual y que nadie frecuentaba, por temor a encontrarse con los Iwas. Nanata nunca los había visto, pero si había oído hablar acerca de ellos tanto a sus padres como a los ancianos de la tribu, quienes contaban horrores de aquellos demonios, pero por alguna extraña razón con el pasar de los años se habían vuelto cada vez mas escasos, pero aun así fueron igualmente temibles. Eran unos seres gigantes que tenían la “particularidad” de cazar humanos con sus redes y sus lanzas y se los comían, A pesar de su gran estatura, podían perfectamente esconderse en la selva debido a los gigantescos árboles que los cobijaban. Por ese motivo toda la gente le temía y evitaban en lo posible aventurarse por aquellas zonas prohibidas. Cuando Nanta volvió de sus pensamientos, se encontró de improviso cara a cara con uno de aquellos monstruos que lo miraba fijamente: “¿Así que cazando en mis tierras, no?” dijo el Iwa pasándose la lengua por los labios. Presa del pánico, Nanta no atino a nada y se quedo helado ante la presencia de la bestia, soltando las armas que llevaba consigo.Pero no se desanimó e ideo rápidamente un ingenioso plan para salir vivo de las garras del gigante : “no te me acerques – dijo - `porque somos un pueblo que nos gusta la carne de los Iwa” afirmó sin quitarle los ojos de encima al monstruo, quien se asusto y abrió la boca sorprendido, Pero sospecho que le estaba mintiendo y le contesto “¿a si? Entonces vamos a m pueblo a ver si viendo tantos Iwas se te abre el apetito” Y Nanta se vi obligado a acompañarlo para que no se descubriera el engaño. Al llegar al pueblo quedo sorprendido al ver las inmensas casas y a los gigantes que lo habitaban. “Y amiguito? ¿ya te dimos hambre? dijo burlonamente el Iwa y soltó la carcajada. Acto seguido llevo a Nanta ante un grupo de Iwas que conversaban y bebian alegremente y les dijo : “miren todos, aquí les traigo a este hombrecito que dice que en su pueblo comen nuestra carne” y todos se echaron a reir.Uno e elos se levanto y dijo al joven aguaruna : “Ya que eres tan fuerte que comes nuestra carne, toma este recipiente y traeme agua del rio que tengo mucha sed” y los Iwas se echaron a reir al verlo tambaleándose con el recipiente vacío en la cabeza. Al legar al rio Nanta se pregunto como iba a cumplir la orden si apenas podia tenerse en pie. Pero al oir que se acercaba un Iwa a increparle por la demora se le ocurrió una idea y se puso a cavar en la orilla. Al preguntarle el gigante que es lo que hacia, le respondió “en mi pueblo no perdemos tiempo cargando el agua, si tenemos sed desviamos el rio” indico. A oirlo el Iwa se asusto y dijo “no hagas eso,mejor déjame llevar el agua según nuestra costumbre” Cuando los Iwas se enteraron de ello, se alarmaron y vieron al aguaruna con temor. Entonces otro de los Iwas redijo, “A ver si eres tan fuerte tráeme un racimo de plátanos. Cuando Nanta vio los platanales noto que eran tan inmensos como los mismos Iwas, por lo que nunca tendría fuerzas para cargar un solo plátano. Entonces se sento y comenzó a raspar la tierra con un palito penando en la forma de escapar. Al demorar, se acerco el Iwa y le grito “¿Qué haces holgazán?” Y le contesto “ Es que ustedes me piden tan poco, Es por ello que estoy juntando todas las raíces de los platanales para llevárselos juntos de una vez” “¿Qué cosa?” grito escandalizado el Iwa quien se los contó a los demás y se asustaron terriblemente “ Ese pequeño es una amenaza y es mejor dejarle que vuelva a su pueblo y hay que regalarle abundante caza para que no vuelva a molestarnos” acordaron.Es asi como dos robustos Iwas cargaron a Nanta y sus obsequios y lo llevaron a casa. Sin embargo al acercarse a su pueblo, el aguaruna temió que descubrieran la verdad y les dijo. “ Espérenme aquí un ratito que voy a amarrar a mis feroces perros para que no los devoren al verlo” indicó y salio corriendo para su casa,, Al llegar despertó a su madre y le dijo “ cuando me veas llegar, me saludas y gritas: “Hijo ¿trajiste dos Iwas que prometiste para la cena? mira que tengo hambre” Asi lo hizo la madre al verlo llegar y al oírlo los Iwas salieron espantados del lugar. De esta manera el joven Nanta se enfrento a los terribles Iwas y los venció con inteligencia y astucia.