TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 15 de junio de 2021

EL TORO ENCANTADO DE RAZUHUILLCA: Furia incontenible en los Andes

Razuhuillca es una laguna situada a unos quince kilómetros de Huanta, en Ayacucho. Está en medio de otras tres lagunas que la rodean, pero Razuhuillca es la más grande, por lo tanto la principal. Se encuentra ubicada en la cima del nevado del mismo nombre, un glaciar macizo y rocoso de casi 4100 metros de altura que domina la entrada de la ciudad, por ese motivo se ha construido en ella una represa que suministra de agua para el regadío, y para el consumo de la población. Cuenta la tradición que dentro de ésta laguna se encuentra un toro brillante y corpulento, encerrado en una jaula encantada, y para mayor seguridad con una cadena de oro al cuello, que al extremo guarda una anciana de cabellos canosos. Sucede que hace muchos siglos atrás, este enorme toro furioso salía de sus aguas, provocando inundaciones y daños a todo el pueblo y luego de dejarlo destruido, volvía satisfecho a dormir en el fondo de la laguna. Los habitantes de Huanta estaban cansados de las incursiones de la monstruosa criatura, pero no sabían qué hacer ya que le tenían terror y se escondían cuando este se aparecía en el pueblo, hasta que cierto día, una anciana, sabiendo que le quedaban solo un pocos años de vida, decidió sacrificarse para poder contener al temible animal. Fue así, como luego de un largo ritual, decidió lanzarse junto con una enorme jaula de gruesos barrotes de fierro encantados, al fondo del lago. Allí, encontró al animal profundamente dormido, y como pudo, le echo un lazo e introdujo dentro de la jaula. Ella misma era quien lo vigilaba que no se escape. Como podéis imaginar, los habitantes de Huanta vivían felices y tranquilos, sabiendo que su peor enemigo se encontraba encerrado, sin poder salir de su jaula ubicada en lo más profundo del lago. Sin embargo, esta historia no termina aquí… Un día de invierno, cuando las lluvias azotaban con fiereza la tierra, un luminoso y brillante rayo cayó en la laguna de Razuhuillca, dejando a la anciana ciega, solo por unos segundos. Pero ello fue suficiente para que el malvado toro le robara las llaves de su jaula, y volviera a hacer lo que más le gustaba: inundar y sembrar el pánico en Huanta. Así, tras salir a la superficie, de manera inmediata se embravecieron las aguas de la laguna rompiéndose los diques con grandes oleajes e inundando la ciudad: “Infelices ¡nunca me volverán a encerrar! ¡Jamás se librarán de mí!” bramaba el toro, mientras destruía todo a su paso causando grandes estragos, pensando que nunca se cansaría. Pero como era previsible, luego de un par de días, el toro caía nuevamente rendido, y se retiro a dormir para recuperar fuerzas al fondo del lago. Su sueño era tan profundo, que sin percatarse, soltó las llaves que tan fuertemente sujetaba entre sus pezuñas. Es en ese momento que la anciana, que se encontraba escondida cerca de animal, los tomo rápidamente y volvió a colocar al toro en la jaula. Pero al despertarse y darse cuenta de donde estaba, presa de la furia bramo y dando aterradores gritos se abalanzo contra los barrotes de su prisión para destruirlos, pero al estar encantados todo fue en vano. Con los ojos enrojecidos de la rabia, maldijo a la vieja, a la que llamo bruja y juro que si lograba salir de su encierro, la pisotearía con sus pezuñas hasta acabar con ella. Ahora la anciana cuida las llaves con mayor celo, porque está consciente que ante cualquier descuido suyo, el toro se las arrebatara y volverá a dejar su rastro de destrucción en Huanta. Asimismo, sus habitantes viven en constante vigilia para impedir que ello vuelva a ocurrir. Cabe destacar que las leyendas de toros encantados se repiten en diferentes lugares de los Andes, donde este astado animal es el protagonista, mitos a los cuales ya nos referimos en un par de ocasiones. Se dice que cuando los españoles los introdujeron al Perú en el siglo XVI, los nativos quedaron asombrados por su gran tamaño y fortaleza. Se dio el caso que varios toros huyeron refugiándose en el centro de las lagunas - de las cuales hay muchas a lo largo de la Cordillera - volviéndose feroces y salvajes, naciendo de esta forma una serie de leyendas acerca de esta extraordinaria criatura, que se han convertido desde entonces en parte de sus tradiciones.