TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 28 de agosto de 2018

MIRAFLORES: Un misterioso objeto volador sobre el Parque Salazar

Revisando las hemerotecas de los diarios, siempre es posible encontrar noticias sobre inusuales sucesos que dieron que hablar en esos días, pero que hoy yacen en gran parte olvidados. En efecto, el avistamiento de OVNIS no ha sido ajeno a las páginas del diario El Comercio, según numerosas notas halladas en sus archivos. En el año 1950 se registran múltiples informaciones sobre observaciones de objetos no identificados en distintos lugares del mundo. En el Perú, hay uno que destaca sobre los demás por el lugar y el testigo relacionado con este avistamiento. “Un disco volador ha sido visto en el cielo de Lima”, tituló El Comercio en su edición del 15 de marzo de 1950. “Numerosos observadores vieron desplazarse el extraño cuerpo desde Chorrillos hasta el Callao”, indica el diario. “La misteriosa bola de fuego se detuvo a la altura del Parque Salazar, en Miraflores, y luego siguió por el noroeste, perdiéndose a lo lejos tras la isla San Lorenzo”. Desde el enigmático incidente Roswell en los EE.UU. - tantas veces cuestionado, pero recordado hasta el día de hoy - la presencia de seres de otros mundos en la Tierra se convirtió en un tema recubierto de misterio. Nos referimos a aquel suceso acontecido en julio de 1947, cuando una nave extraterrestre impactó contra nuestro planeta en territorio estadounidense. Este incidente puso a los OVNIS en las primeras planas de los diarios del mundo, y por eso no es extraño que empezando la década de los cincuenta, los sucesos ligados con los extraterrestres fueran multiplicándose en los medios de prensa. A la fecha, los avistamientos en el mundo, incluido el Perú, superan largamente las decenas de miles, aunque no son muchos los que cuentan con un registro documental –fotos, videos, etc.-, y muchísimos han quedado simplemente en relatos testimoniales, como el que publicó El Comercio hace más de 65 años. Se trata de un extraño evento acontecido el sábado 11 de marzo de 1950 en Lima, y que fue narrado detalladamente a los redactores de esa casa editora por Julián Gardiol, un ingeniero de aeropuertos de la aerolínea de aviación Panagra (Pan American Grace Airways). La historia tiene un cariz especial, ya que el testigo era un funcionario familiarizado con la aviación, y su relato está enmarcado en un conocimiento previo que hace más verosímil su narración que el de otras personas sobre incidentes similares: “Era más o menos las 8:20 de la noche”, explica Gardiol, “cuando se produjo la extraña aparición”. Luego agrega: “En el Parque Salazar se encontraban muchas personas paseando y conversando. El cielo estaba oscuro. No había luna. De pronto apareció encima del Morro de Chorrillos una esfera luminosa, de color anaranjado, más grande que cualquier estrella. Al principio se creyó que se trataba de un astro de gran magnitud, o un meteoro que cruzaba rápidamente el espacio. Pero luego se pudo notar que no era así. El objeto se dirigió hasta donde estábamos, pasando encima de Chorrillos, deteniéndose cinco minutos, en posición inmóvil, para desplazarse, en seguida, ligeramente hacia el mar. ¿Qué características tenía?, preguntó el periodista a Gardiol. “El disco era igual al de los faroles de luz; es decir, mucho más grande que cualquier estrella. Había mucha distancia. Calculo que serían más o menos 1.500 metros cuando estuvo encima de nosotros. Circulaba a 100 kilómetros por hora, pero cuando se desplazó hacia el Callao su velocidad ya era de varios miles de kilómetros por hora. Esto, naturalmente, con la reserva que da la aproximación de un cálculo”, precisó el ingeniero. Pregunta luego el redactor: ¿Pero el disco lo distinguió bien? “Sí, era casi esférico. Al principio, cuando lo vimos por Chorrillos parecía una bola. Después, más cerca, se presentó achatado, con las características de los platillos voladores. La esfera estaba cubierta de un color rojo intenso. Parecía que fuera fuego vivo. Los bordes parecían temblar, como el fuego que produce el soplete, con pequeñas variantes de intensidad cromática en las puntas. Esto hace presumir que era un objeto impulsado por un gas incandescente. Luego de estar unos cinco minutos encima de nosotros, el disco aceleró su movimiento, y siguiendo la línea de la costa, por el mar, se dirigió al Callao, pero cada vez a mayor velocidad y se perdió de vista”, contestó el funcionario de Panagra. ¿Cree usted que se trata de un disco volador? “No solo yo, sino muchas personas que estaban en el parque vieron esta extraña aparición. Al principio creímos todos que se trataba de un avión. Después de un globo. Hasta de un meteoro, debido a la altura. Pero, técnicamente fueron descartadas estas posibilidades. No podía ser un meteoro porque estos cuerpos se mueven en recta o curva regular. También se descartó la posibilidad de una estrella por el mismo motivo de cambiar de rumbo y velocidad. Las características presentadas dan una fórmula casi exacta sobre un objeto, que no es elemento natural conocido hasta ahora”, detalló. Veintisiete años después, en 1997, en el aeropuerto Jorge Chávez, un hecho parecido llamó la atención de taxistas y transeúntes. Se trató de luces multicolores que estuvieron sobre los cielos del Callao casi por hora y media. Y particularmente, en febrero de 1999, en distintos distritos de Lima se informaron sobre múltiples avistamientos de estos enigmáticos objetos voladores no identificados procedentes de otros mundos. Asimismo, se menciona al Cerro Inclán, en Piura, como un punto habitual de observación de extraños objetos espaciales, del cual a ver si me animo, nos ocuparemos mas adelante. No cabe duda que una revisión meticulosa de los archivos de diferentes publicaciones nos darían mas pistas acerca de estos enigmáticos casos que ocurren desde tiempos inmemoriales en el Perú.