TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 28 de febrero de 2023

CETUS: ¿El último signo del zodiaco?

Hace unos meses la posible modificación de los 12 signos del zodíaco, causo furor en redes sociales. En efecto, Ofiuco y Cetus, son los dos nuevos signos que podrían incorporarse al zodíaco. Esta es una polémica que reaviva el interés por el horóscopo hace ya varios años y que todos los comienzos de año se modifican. El 2023 no fue la excepción y algunos especialistas afirman que el zodiaco tal como lo conocemos podría cambiar, aunque otros se mantienen escépticos. Como sabéis, hace más de 3.000 años que los babilonios de la antigua Mesopotamia inventaron la astrología. A partir del siglo V a.C. se estableció el zodíaco de doce signos. Los babilonios dividieron el zodíaco en 12 partes iguales y eligieron otras tantas constelaciones, una para cada parte. De modo que, a medida que la Tierra giraba en torno al Sol, éste iría pasando por delante de cada una de las constelaciones del zodíaco. Constelaciones como Ofiuco o Cetus no fueron tomadas en cuenta porque a lo largo del año tienen lugar 12 lunas llenas. Quienes defienden que los signos, aún siendo 12, ya no tienen la mismas cualidades o que incluso se debe mirar al signo anterior al comúnmente aceptado en cada nacimiento, se basan en que el eje de la Tierra determina los horóscopos y, desde los lejanos tiempos babilonios, el cielo ha cambiado porque el eje de rotación de nuestro planeta ya no señala en la misma dirección. Aquellos primeros observadores del cielo empezaron a encontrar el orden dentro del desorden celestial y terreno, y creyeron que ambos estaban relacionados. Comprendieron la diferencia entre estrellas y planetas. Agruparon las estrellas en conjuntos a los que llamaron constelaciones y, como en aquel tiempo los planetas representaban deidades, proyectaron las características del comportamiento mitológico de dichas deidades al tipo de influencia -positiva o negativa, belicosa o amorosa, entre otras- que los planetas podrían ejercer sobre los humanos. Siguiendo el criterio de la agencia, el hecho de no haber incluido en su momento los 14 signos es la creencia de que nuevos signos zodiacales como Ofiuco o Cetus alteraría las divisiones del mismo, ya que cabalísticamente se dividen en: activos (masculinos) y pasivos (femeninos); seis en cada grupo; de Agua, Tierra, Aire y Fuego (tres en cada grupo); fijos, mutables y cardinales (cuatro en cada grupo) en proporciones idénticas y simétricas. Estas constelaciones no fueron tampoco tomadas en cuenta porque a lo largo del año tienen lugar 12 lunas llenas. Si bien Ofiuco (Ophiuchus, el serpentario) es una constelación que ya se conocía en la antigüedad, pero que hace 4.000 años estaba muy lejos de la Eclíptica. Es contemplado como el 13 signo del zodíaco debido a que, durante la precesión de los equinoccios, se ha ido introduciendo entre Sagitario y Escorpio, de manera que durante la primera quincena de diciembre el Sol entra en este supuesto signo. Otra constelación que también atraviesa la Eclíptica es Cetus (la ballena), ubicada entre Piscis y Aries. Casi todos los astrólogos ahora incluyen las influencias de los nuevos planetas descubiertos desde el Siglo XVIII (Urano, Neptuno y Plutón) y tienen en cuenta el corrimiento de los signos en el zodíaco. Según la mitología griega, Casiopea era la madre de Andrómeda y esposa de Cefeo, rey de Etiopía. Casiopea estaba tan orgullosa de su belleza que, por rivalizar con las Nereidas, éstas pidieron a Poseidón, dios de los mares, venganza y él en respuesta envió al monstruo marino (Cetus) a las costas del país causando grandes males. Para enfrentar esta situación, Cefeo consultó el oráculo de Amón, quien aconsejó sacrificar a Andrómeda exponiéndola atada a una roca en un acantilado para que fuera víctima del monstruo. Así, Andrómeda fue ofrecida a Ceto. Perseo, que venía de regreso de su viaje luego de derrotar a Medusa, divisó a la víctima y en el acto se enamoró de ella. Propuso al rey liberarla, a cambio de que se le concediera su mano. Perseo mató al monstruo y posteriormente desposó a Andrómeda. Esta constelación transita apenas un par de días, el 27 y 28 de marzo, en la mitad de lo que sería el signo de Piscis tras la redisposición resultante del descubrimiento de Ofiuco. Si bien los astrólogos de la antigüedad la descartaron por la cortísima duración del periodo que abarca, hubo quienes desde entonces han intentado incluirlo de todas maneras, a pesar de los problemas que puede provocar. Tradicionalmente, la astrología cree que solo existen doce signos del zodíaco, por lo que la inclusión de Ofiuco y de Cetus ha sido descartada de plano debido a que comparten muy poco tiempo con la órbita terrestre, y su aceptación descontrolaría la distribución de los signos del horóscopo, propuesta de la astrología, afectando a los elementos y la modificación de fechas. Recordemos que, mientras la astronomía es la ciencia que estudia los cuerpos celestes del universo, la astrología se compone de un conjunto de tradiciones y creencias de antigua data, por lo que se espera que nunca sean aceptadas... aunque quien sabe.

martes, 21 de febrero de 2023

LA PALMERA DE LAS 7 CABEZAS DE ICA: ¿Un fenómeno de la naturaleza o producto de una maldición?

Extraña, enigmática y hasta terrorífica, así es percibida la palmera de las 7 cabezas, principal atracción de Cachiche, una aldea sucia y polvorienta que tiene fama de estar “embrujada” y que se localiza a menos de 3 kilómetros de la ciudad de Ica. Se trata de una planta única en todo el mundo, ya que a diferencia de las demás palmeras y vista desde la altura, parece un pulpo con sus tentáculos, y no tiene una, sino muchas cabezas. Esto debido a que, a diferencia de otras plantas de su especie, los troncos que tiene, se extienden por todo el suelo. A primera vista pareciera tener raíces independientes, pero no es así. Las historias acerca de este fenómeno natural que se han creado en torno a él son aún más atemorizantes, con el claro propósito de atraer a los turistas a este rincón alejado del mundo. Se dice que la palmera está maldita, y para los creyentes fue la causante de la inundación que sufrió Ica en 1998. Desde entonces y al considerar la séptima cabeza como la responsable de las lluvias que les trajeron tantas desgracias, los pobladores no dejan que crezca nuevamente. Al respecto, existen varias leyendas que tratan de explicar su origen. Ante todo, cabe precisar que Cachiche es un caserío del desierto peruano como cualquier otro: triste, reseco y mustio, apenas adornado por unos cuantos huarangos, ese árbol tenaz y retorcido que crece sólo porque tiene profundas raíces para obtener el agua. Nada de particular ni extraño ocurría en esta tierra de clima infernal, hasta que un día - sin año y sin fecha - arribó una misteriosa mujer ‘de origen europeo’ que huía de las crepitantes hogueras de la Santa Inquisición. A partir de ese momento, esa desconocida aldea se convirtió sinónimo de magias y sortilegios. Un pueblo de brujas. No es la primera ni será la última bruja de Cachiche (como se le dio en llamarla). Quizás sólo sea la más famosa, la que todos recuerdan, a la que están agradecidos porque los saco del anonimato, porque de otra manera no le habrían erigido esa estatua que está en la entrada del caserío, bajo la sombra protectora de un nogal. Todo el que llega tiene que mirarla aunque sea un momento. Se dice que atrae a los supersticiosos y a los descreídos, quienes no tienen más remedio que oír la historia de esa mujer perennizada en un trozo de metal, en una postura que podría ser la de un ave a punto de volar o, quizás, la actitud de quien espera al destino sin temor y con los brazos abiertos. Y en este pedazo del desierto donde no crece casi nada, lo único que parece florecer y mantenerse alejado del polvo del desierto, es la leyenda de la bruja que murió a los 106 años, luego de una azarosa vida de sortilegios y hechizos, quien antes de morir lanzo una apocalíptica y certera profecía acerca de la palmera de las siete cabezas. Una demostración evidente -afirman - del poder sobrenatural de aquella maldita bruja: “Ica se hundirá cuando reverdezca la séptima cabeza de la palmera que se encuentra en la laguna seca”. Pasaron muchos años de su deceso y nada sucedía, pero al final ‘la bruja acertó’: Ica quedó bajo las aguas en 1998. El río se desbordó sorpresivamente en tiempo de lluvias - ya que el resto del año su cauce está prácticamente seco - y miles de personas resultaron damnificadas. Y la gente aseguro entonces: ese año no se cortó la séptima cabeza de la palmera. Y prometieron desde entonces que nunca más dejarían de hacerlo. Otra de las disparatadas historias que se han formado en torno a esta palmera - nacida con una malformación congénita - también involucra a una bruja. Se dice que unos españoles que quisieron ocultar un tesoro, pero este terminó “en los tentáculos de un gran pulpo” (¿Un octópodo en medio del desierto?). La bruja, que sabía de la existencia del cofre, intentó arrebatárselo al molusco; sin embargo, no tuvo éxito. “Luego de cortarle seis de sus siete tentáculos” (los pulpos tienen ocho), el animal le quitó la vida “con el último que le quedaba”. Antes de morir, la mujer mencionó la misma maldición que la otra bruja con el propósito de condenar a Ica. Me pregunto ¿Y qué pinta esa ciudad en que no haya podido robar el tesoro? A pesar de estas historias mal elaboradas, la extraña planta, que tiene la apariencia de una serpiente petrificada, sigue siendo uno de los principales imanes turísticos de este remoto caserío de “brujas”.

martes, 14 de febrero de 2023

AKATANQA: El devorador de almas

A pesar de su pequeño tamaño, los nativos que viven a lo largo de la Cordillera de los Andes le tienen especial terror porque están convencidos que son portadores de la muerte. Nos estamos refiriendo a los escarabajos peloteros (Scarabaeus sacer). Llamados indistintamente en quechua akatanqa, acatanca o aqatanqa, deben su nombre debido a que transportan excrementos de animales en forma de pequeñas pelotas hacia un agujero hecho en tierra donde depositan sus huevos y cuyas larvas al nacer se alimentaran de su contenido ya que poseen muchos nutrientes. Curiosamente, mientras los antiguos egipcios lo consideraban un animal sagrado y lo tenían en gran veneración (tanto así, que su imagen se usaba como amuleto de protección, al cual se le representaba empujando el sol para que amaneciese y también como símbolo de la resurrección en la otra vida, por lo que era habitual encontrar su efigie tallados en piedra verde y depositado sobre el pecho de los difuntos), los indios en cambio, sienten gran repulsión por este coleóptero y tratan de matarlos a pedradas apenas los ven, aunque al poseer alas, pueden escapar fácilmente. ¿A qué se debe ese comportamiento? Sucede que - según cuentan - los escarabajos tienen la costumbre de introducirse por sus bocas mientras duermen “absorbiendo” sus almas. Cuando ello ocurre, la victima cae gravemente enferma, su piel se vuelve amarilla y adquiere un aspecto cadavérico, muriendo a las pocas horas luego de una larga y dolorosa agonía. La ciencia no se explica como ocurre ese envenenamiento masivo con extraordinaria rapidez, ya que el cadáver termina completamente seco y arrugado, como si fuera charqui (o sea la carne comestible que expuesta al sol, se seca para conservarla más tiempo), solo que en este caso no necesita de los rayos solares para tener idéntico resultado. De allí el odio que le tienen al escarabajo, con el cual tienen que convivir así no quieran, ya que comparten el mismo ambiente debido a que los coleópteros están detrás de los excrementos de sus rebaños de llamas y ovejas, que generalmente duermen prácticamente junto a su dueños, cuyas chozas están al lado del lugar donde resguardan a los animales. Cuentan que en una ocasión, un hombre regreso del pueblo todo borracho luego de vender algunas arrobas de lana, pero al increparle su mujer por su proceder este la mato a golpes, luego de lo cual se puso a beber aguardiente hasta altas horas de la noche en la puerta de su casa y cuando vencido por el sueño estaba a punto de cerrar los ojos, noto que un escarabajo intentaba ingresar por su boca. Si bien quiso quitárselo con la mano que tenia libre - ya que con la otra sujetaba la botella - el coleóptero logro introducirse rápidamente, aferrándose con sus patas a la lengua del sujeto y comenzando a bajar por su garganta, expulsando a su vez un chorro caliente de sustancias químicas por su parte trasera que actúa como un potente veneno. El borracho desesperado se levanto, intentado gritar y pedir ayuda, pero aparte del cadáver de su mujer, no diviso a nadie y en medio de terribles convulsiones se desplomó al suelo, muriendo ahogado entre sus propios vómitos al lado de quien había matado. ¿Justicia divina dirán algunos? Puede ser. Lo cierto es que al día siguiente ambos cuerpos momificados fueron encontrados por sus hijos rodeados de varios escarabajos saliendo y entrando por sus bocas, quienes prendieron fuego a todo lo que había dentro para matarlos, pero al no poder localizar su nido, de nada valió porque al estar este localizado en las profundidades de la tierra se encuentra protegido y desde entonces los coleópteros no se dejan ver de día y solo salen en las noches para continuar tanto con su labor de peloteros de materia fecal guiados por las estrellas, como de “inhalar” el alma de sus víctimas a la menor oportunidad que se les presente.

martes, 7 de febrero de 2023

SECRETOS DE MUNDOS OLVIDADOS: Entre mitos y sombras

Poco antes que la historia tome la palabra, se la cedemos a la geografía para que nos revele cómo era el aspecto de ese país remoto llamado “Perú” por los españoles a su llegada en el siglo XVI ¿Vale?. Ante todo y tal como detallamos en el capitulo anterior, cabe precisar que para evitar confusiones, sus actuales fronteras políticas no coinciden con la de aquella época en la historia de los primeros indios americanos, y que hoy denominamos con este nombre. A aquel “Perú” indio y precolombino pertenecía la mayor parte de lo que hoy son llamados “Ecuador” y “Bolivia”, que en tiempos de la independencia, Simón Bolívar se los arrebato para crear repúblicas artificiales para satisfacer su ambición y odio al Perú. En cuanto a la selva amazónica, si bien políticamente le pertenecía, desde tiempos de los Incas - y aun ahora - sigue siendo un mundo aparte, debido a las dificultades que ofrece el poder comunicar fluidamente esas regiones con el resto el país. Lo que “restaba”- algunos centenares de miles de kilómetros cuadrados - se convirtió en el escenario del más dramático acontecimiento de la historia de la América precolombina. Esta área se denomina como “región de los Andes”. Pero en realidad los Andes es solo uno de los dos espacios tan claramente definidos entre si, por factores naturales. El otro - que para quienes arribaron a esas tierras ignotas por vía marítima, como Pizarro y sus audaces expedicionarios - era la costa, que resulta ser “la primera mitad” del Perú. Larga y desértica, a pesar de estar situada frente al más grande océano de nuestro planeta, predomina en ella no obstante la proximidad a inmensas masas acuáticas, una lamentable escasez de agua potable. Así, algunas regiones de esa costa peruana recuerdan más al interior del Sahara en el África que a una costa litoral. Hacia el interior se explayan desiertos inconmensurables e inmensas dunas arenosas, y solo hay vida en los escasos valles que se nutren de raquíticos ríos de agua dulce que bajan de la Cordillera al mar y que en la mayor parte del año están prácticamente secas. Aun así, en esos pequeños “espacios vitales” surgieron civilizaciones que dieron origen a reinos de suma significación, que nos dejaron el testimonio de su cultura, venciendo las adversidades de esa tierra muerta, ya que si no fuera por las obras de irrigación que hicieron a lo largo de los siglos, seria inhabitable. Estos reinos indios de la costa eran grandes en poder pero no en extensión, ya que se reducían a ocupar solamente los territorios “habitables” donde podían encontrar agua. Solo el denominado Imperio Chimú podría considerarse como una excepción a la regla, ya que se extendió desde el norte del actual Perú hasta el norte de Lima, asentándose en los valles donde fluía el liquido elemento, que defendían de sus enemigos. Cabe destacar que los ríos que proporcionaron tanto agua como vida a la sequedad del arenal, dieron sus nombres a la mayoría de esas civilizaciones indígenas - Lambayeque, Virú, Chancay, Ica, Nazca - que lograron florecer allí. Sin embargo, existe una diferencia que hay que recalcar, los valles del norte del Perú son más extensos que los del sur. Además, al desarrollarse en los primeros, civilizaciones más avanzadas - si cabe el término - como los Mochica y los Chimú, quienes construyeron sistemas de irrigación para satisfacer su creciente demanda de agua, mientras en el sur ello no ocurrió, por lo que grandes extensiones estaban prácticamente deshabitadas. En esas regiones en las que nunca llueve, el agua era sacada de profundos pozos y los pocos asentamientos existentes dedicados a la pesca, dependían de ella para sobrevivir. La extrema aridez de la costa peruana es consecuencia de la Corriente marina de Humboldt que la recorre de norte a sur y cuyas frías aguas impiden que llueva, a lo que debemos agregar a la Cordillera de los Andes que a su vez no permite el paso de las densas nubes cargadas de agua provenientes de la Amazonia. Este es el aspecto de un mundo agreste caracterizado por los desiertos y el océano, donde la vida surgió con muchos sacrificios. Pero más arriba y como una barrera natural, se ubica la Cordillera de los Andes, divididas en una serie de cadenas de montañas, pequeñas llanuras y altas mesetas, con una gran cantidad de ríos y valles fluviales. En una de esas altiplanicies se encuentra el Cuzco, la capital del Imperio Inca. En otra de esas cuencas se encuentra Cajamarca, testigo de la captura de Atahualpa que origino la caída de esta civilización. Asimismo, podemos encontrar el Callejón de Huaylas con sus imponentes montañas de nieves perpetuas, y mucho más al sur se encuentra el lago Titicaca, en cuyas inmediaciones se ubica la enigmática Tiahuanaco. Regiones de un frio extremo y donde no hace calor casi nunca. En esa región montañosa del Perú, surgió el Imperio Inca, la más grande civilización precolombina de América del Sur y que al igual que los aztecas en Méjico, subyugaron a diversos reinos que hoy nos son totalmente desconocidos, ya que fueron borrados de la “historia oficial” y solo mediante los descubrimientos arqueológicos hemos podido conocer algo de esas culturas desaparecidas. Es el momento de rescatarlos del olvido y develar el misterio acerca de sus orígenes.