TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 29 de abril de 2014

LA LLORONA: Un ser condenado que sufre por la perdida de sus hijos

Venga ya, ante todo debo aclarar que no es la historia de Lourdes Flores Nano, cuyos lamentos por sus continuas derrotas electorales la han convertido en un cadáver político. Se trata de otra clase de espanto - que con diferentes variantes - es conocida en diversos países de América Latina. En el Perú, la historia se presenta tanto en el campo como en la ciudad y por lo general se trata de una mujer de largas vestiduras que camina en lo profundo de la noche sollozando. Si uno le habla o se le acerca ella lo mirará con su rostro de calavera y le preguntará por sus hijos. La leyenda dice que hay que responderle con cortesía que no se sabe por el paradero de los niños y salir caminando sin voltear o ella puede seguirte hasta tu casa y no dejarte en paz nunca más. También se la menciona como un llanto de mujer a lo lejos al que no se le puede dar alcance y que extravía a las personas en la niebla. Su origen se remonta a tiempos pretéritos. Cuenta la leyenda que la llorona, era hija de un gran hacendado limeño quien la lleno de toda clase de lujos. Con el transcurrir del tiempo, ella conoce y se enamora de un joven con quien se juro amor eterno (sin imaginar que este solo la quería por interés). No transcurrió más de un año, cuando de forma intempestiva, fallece su padre producto de un paro cardíaco fulminante. La hija, al encontrarse desconsolada por la muerte de su progenitor, accede a la petición de su novio de encargarse de los negocios que manejaba su padre. Los años, iban pasando, los negocios prosperaban, y sin embargo el muchacho no daba signos de formalizar su situación con ella, a pesar que ya le había dado 3 hijos, por el contrario, cambio su trato con ella, era parco, malcriado y no le demostraba ningún respeto, tanto así que decidieron dormir en habitaciones separadas. Un día, no pudiendo seguir soportando mas esta incomoda situación, decide aclarar las cosas con él y al ingresar sorpresivamente al dormitorio lo encuentra con su amante, la misma que fingía ser su mejor “amiga” (venga ya, esto parece un culebron mejicano).Presa de la ira al ver semejante espectáculo y fuera de si, agarra lo primero que tiene a la mano - una vara de metal con los que acostumbrarán cerrar las puertas - y se abalanza sobre ellos matándolos a golpes de una forma cruel y despiadada. Acto seguido, en medio de su locura se dirigió a la habitación de sus pequeños hijos y procedió a reventarles la cabeza y así terminar con sus vidas, ya que sentía que ellos le recordarían el engaño del cual fue víctima. Sin embargo, presa del remordimiento al ver lo que había hecho huye de la casa y se quita la vida, vagando desde entonces por oscuros caminos solitarios dando espantosos alaridos, convertida en un alma condenada eternamente por la perdida de sus hijos. A que no quisieras encontrarte con ella.