TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 25 de enero de 2022

EL TESORO PERDIDO DE LIMA: Una historia de piratas

A pesar del tiempo transcurrido de sucedido el hecho, no existen datos fidedignos acerca del destino que tuvieron las fabulosas riquezas que se acumulaban en la capital del imperio ultramarino español en América (como en la península se le conocía a Lima) que fueron ocultadas por las autoridades para evitar que cayeran en manos de los insurgentes durante la llamadas guerras de la independencia ocurridas en América del Sur a inicios del siglo XIX, y que “desaparecieron” sin dejar rastros de su existencia hasta el día de hoy. En efecto, la historia del mayor tesoro de Lima comienza en algún momento del siglo XVI, cuando los expedicionarios españoles conquistaron el Imperio Inca, estableciendo su capital en Lima, fundada el 18 de enero de 1535, donde acumularon grandes riquezas. Como sabéis, durante los felices tiempos del virreynato, las familias españolas y especialmente la Iglesia Católica, poseían gran cantidad de oro - sea en monedas, lingotes, imágenes religiosas y otros artefactos - así como gemas preciosas, joyas y todo tipo de objetos de valor. Entre estos tesoros legendarios había elaboradas grandes cruces de oro con gemas preciosas, e incluso efigies de tamaño natural de la Virgen María y los Apóstoles hechas de oro macizo. También había diversos artículos de lo más variados, así como reliquias de incalculable valor, entre ellas 273 espadas de oro incrustadas con preciosas joyas pertenecientes a la nobleza. Sucede que cuando las Guerras de Independencia de América del Sur comenzaron a surgir a principios del siglo XIX, el pánico surgió rápidamente entre los españoles ante la posibilidad de perder todas sus posesiones. Con el inicio de la guerra en el Perú, Lima se convirtió en el objetivo, y en 1820 tuvo que ser evacuado. Al año siguiente, José de San Martín tenía el objetivo de conquistar Lima, con lo cual esperaba tener acceso a las inmensas riquezas acumuladas en la capital. Pero cuando San Martín logró entrar pacíficamente a Lima el 12 de julio de 1821, el tesoro que tanto anhelaba echar mano había desaparecido. Ello debido a que temiendo el saqueo masivo de la ciudad una vez que San Martin ingresara a ella, el virrey José de la Serna intento colocar a buen recaudo esa riqueza. Su plan era transferirlo al puerto de Callao y ocultarlo en un barco mercante de bandera neutral para llevarlo a mar abierto. Una vez allí, el barco esperaría a que se decidiera el destino de la capital. Si los insurgentes eran derrotados - como esperaban - el tesoro sería devuelto. El buque mercante que eligieron fue "Mary Dear", un bergantín británico, con el capitán William Thompson a la cabeza. El plan era riesgoso desde el principio, pero los españoles estaban desesperados porque el tenían el tiempo en contra y tuvieron que confiar en Thompson y su tripulación. Así, el tesoro fue cargado en la bodega del "Mary Dear" y para asegurarse de que todo estaba en orden, los españoles hicieron que fuera custodiado por sacerdotes y soldados armados como medida de precaución. Al poco tiempo, el barco partió hacia su destino, con su valioso cargamento. Pero la codicia resultó ser demasiado para Thompson - ingles tenía que ser ese pirata - quien junto con su tripulación, decidió amotinarse. Y en la misma noche de su salida, asesinaron a los soldados y sacerdotes españoles, arrojando sus cuerpos al mar. Inmediatamente, cambiaron de rumbo y navegaron a la Isla del Coco, una estación popular para filibusteros y piratas, debido a la gran cantidad de puntos de anclaje y manantiales de agua dulce. Esta densa isla tropical se encuentra a unos 550 km (342 millas o 297 millas náuticas) de Costa Rica. Una vez que llegaron allí, enterraron su preciosa carga. Pero cuando zarparon, fueron interceptados en mar abierto por una fragata naval española, con la cual se produjo un breve enfrentamiento siendo el "Mary Dear" rápidamente abordado y toda su tripulación capturada. Acusados de piratería, fueron colgados inmediatamente. Todos excepto dos hombres: el capitán William Thompson, y su asistente, James Alexander Forbes, a quienes se les permitió vivir para llevar a los españoles al lugar donde estaba oculto el tesoro. Pero al llegar a la Isla del Coco, los dos cautivos, temiendo la muerte incluso si cooperaban, lograron huir de sus captores y entrar en la densa selva tropical. Durante hasta tres semanas, los españoles intentaron localizarlos, junto con el tesoro enterrado, pero fracasaron en su intento. En cambio, Thompson y Forbes como conocían muy bien la isla, pudieron sobrevivir. Pero no estaban preocupados, porque sabían que un barco estaba destinado a anclar allí pronto. Y lo hizo. Fueron rescatados meses más tarde por un ballenero británico que pasaba, logrando sobrevivir entretanto alimentándose de peces, pájaros y huevos. Pero el tesoro siguió permaneciendo oculto en algún lugar de la isla. Temiendo la avaricia de quienes los rescataron - piratas, asesinos y ladrones al igual que ellos - no podían arriesgarse a llevárselo consigo. En los meses y años siguientes, Thompson y Forbes crearon documentos detallados y mapas que relataban la ubicación del tesoro enterrado. Esto se hizo para memorizar la ubicación sin riesgo esperando regresar a la isla. Pero Thompson murió repentinamente - se dice asesinado por Forbes - quien quedo como el único ladrón que conocía la ubicación exacta del tesoro enterrado. Forbes pasó los siguientes años navegando por todo el Pacífico. Su camino finalmente lo llevo a California, donde decidió establecerse. En los últimos años de su vida mantuvo encerrados en una caja fuerte documentos y mapas de la Isla del Coco y habló a sus hijos sobre “un tesoro enterrado” quienes no le creyeron. Antes de su muerte en 1881, Forbes entrego el mapa y los documentos a su hijo mayor y heredero, quien no le dio la mas mínima importancia y dichos documentos quedaron olvidados hasta 1939, cuando un venido a menos James Forbes IV, decidió navegar a la Isla del Coco y descubrió algunos rastros que le decían que un tesoro realmente podría estar enterrado allí. Pero antes de hacer descubrimientos significativos, todo el equipo se vio obligado a abandonar y posponer sus excavaciones debido a los hombres armados que merodeaban el lugar. Forbes IV, murió arruinado sin volver a la isla y pasó los documentos a su sobrino, William B. Forbes, un estafador, ladrón y cazafortunas como sus antepasados... Por lo visto, lo que se hereda no se hurta. Al igual que con la mayoría de las historias de tesoros ocultos, existen múltiples versiones y muchas más leyendas que rodean la historia original. Algunas fuentes afirman que antes de su muerte, Thompson compartió la información con otro pirata de su tripulación llamado John Keating. Se dice que este último recuperó una parte de lo enterrado. El que conoció este secreto fue su intendente, un hombre llamado Nicholas Fitzgerald. Un documento único que se conserva actualmente es un aparente inventario del tesoro que Keating y Fitzgerald enterraron en la isla de Coiba, en la costa de Panamá. La carta enumera serie de artículos y nos da una idea clara de la enorme riqueza del Tesoro de Lima. En la misiva se confirma que la mayoría de lo enterrado pertenecía a la Catedral de Lima, en particular la legendaria figura de tamaño natural de la Virgen María fundida en oro macizo. Pero si la historia de William Thompson compartiendo su secreto con John Keating es cierta, nunca lo sabremos. Cabe destacar que la Isla del Coco se convirtió desde siglos atrás en el punto central de muchas historias de tesoros enterrados. De los infames piratas Bennett Graham, John Cook y el Capitán Kidd, se dice que todos enterraron sus tesoros en la Isla. Mary Welsh, una pirata de la tripulación de Bennett Graham, fue condenada al exilio en una colonia penal australiana por su piratería. Ella declaró “que había 350 toneladas de oro español enterrado en la Isla del Coco”. Ciertamente, hay algo oculto en las arenas de esa isla - de acceso restringido al ser declarada zona protegida por Costa Rica - que se niega a revelar sus secretos. Llama la atención que antiguas piedras del lugar están cubiertas de tallas crípticas de los siglos XVII, XVIII y XIX, dejadas allí como signos por piratas y buscadores de tesoros. También está lleno de cuevas remotas, túneles, arroyos y un denso follaje de la jungla: es la isla desierta perfecta para enterrar tesoros. Pero lo que descansa exactamente enterrado en sus profundidades sigue siendo un misterio.

martes, 18 de enero de 2022

AUQUILLO: El duende de las alturas

Ante todo, cabe precisar que no debe confundirse con el auqui, que es el duende de las profundidades al igual que el muki - de los cuales por cierto, ya nos ocupamos anteriormente - y es que a diferencia de ellos, vive en lo alto de la Cordillera de los Andes. Perteneciente a la mitología aymara, el auquillo (aukillo= abuelo o bisabuelo) es un duende del cual se dice que frecuenta la puna en la figura de un anciano de ojos pequeños, mirada maligna y orejas pronunciadas que viste con poncho y chullo como los indios, pero las apariencias engañan porque si bien a primera vista puede verse muy andrajoso como si fuera un pordiosero, en realidad es muy violento, si algo o alguien se interpone en su camino, porque además posee una extraordinaria fuerza, por lo que queda claro que es un demonio. Si uno antiguamente se topaba con esa criatura infernal en su camino debía estar preparado para ese infeliz encuentro porque es probable que terminara muerto. Algunos dicen que estos seres decrépitos son la materialización del espíritu de los cerros. Otros, que son la manifestación de antiguos demonios, que hoy habitan en las partes altas de los mismos, pero que una vez dominaron toda la región. Fue con la llegada del cristianismo en el Siglo XVI y la consiguiente extirpación de idolatrías por la iglesia, que su situación cambio y no pocos de ellos terminaron en las hogueras de la Inquisición, por su comprobada relación con el Diablo. Desde entonces huyeron a lugares inaccesibles en las punas cortando toda comunicación con el mundo que los rodea, No era de extrañar por ello, cuentan los cronistas, que a los auquillos no les gusta la gente, ni el cambio, ni lo moderno; son el espíritu de lo viejo. Viven en el pasado, donde eran muy poderosos, temidos y respetados, pero que luego fueron inmisericordemente perseguidos acusados de ser brujos y hechiceros, siendo masacrados a golpes y patadas, terminando con el cráneo destrozado por las rocas que les arrojaban a quienes podían alcanzar en su huida por quienes alguna vez les temían y hoy los odian y desprecian si es que se atreven a acercarse a sus pueblos con malas intenciones. Y es que a pesar del peligro que ello significa y odio mutuo que se profesan, tienen sus motivos para hacerlo, como es el intentar robarles las mujeres para tener descendencia. Por ello son muy agresivos con los varones, a quienes atacan con fuertes golpes en la zona más sensible hasta quitarles toda posibilidad de tener hijos. Pero a su vez, intentaran raptar a las cholas para hacerlas suyas. Se afirma que en el caso de que un auquillo se enamore de una doncella, todo joven que se fije en ella morirá en el acto. Si lo ven aparecer, hay que pedir ayuda a gritos, ya que desaparecerá al notar la presencia de gente alrededor. Pero los indios han encontrado un remedio eficaz para mantener a raya a esos engendros, y son los perros bravos que vigilan la entrada de la casa de la mujer que el duende que quiere secuestrar. Se dice que el ladrido no solo espanta sino también paraliza al demonio que no puede moverse y se han dado casos en que los perros les han alcanzado y lograr despedazar a varios de ellos. A eso se agrega que el miedo que les causan los colmillos de los canes les impide utilizar su fuerza para defenderse y terminan siendo devorados vivos en el acto. Cuentan que en una ocasión una de esas criaturas quiso llevarse a la mujer del cura de un poblado cercano al lago Titicaca, el cual salió gritando a viva voz llamando a todos los feligreses para ayudarle, quienes salieron de sus casas con sus huaracas y garrotes, los cuales al grito de “¡supay, supay!” (diablo), lograron dar alcance al duende que se llevaba arrastrando de las trenzas a la chola, y antes de que pudiera reaccionar, presas de la ira le dieron de alma de tal modo que el auquillo termino descuartizado mismo Túpac Amaru. Lo poco que quedo de su cuerpo fue a parar a las fauces insaciables de los perros, mientras que la cabeza fue exhibida en la plaza del pueblo en una estaca durante varios días hasta que el mal olor obligo a que sea arrojado al lago y no quedara nada de ello. Se trata de una historia muy conocida en la zona y aun viven varios de aquellos que participaron en el ajusticiamiento del demonio. Pero eso no significo que los auquillos siguieran haciendo de las suyas, ya que como toda criatura infernal, siempre se las han ingeniado para lograr sus oscuros propósitos.

martes, 11 de enero de 2022

UN FENOMENO INEXPLICABLE: Estrellas que aparecen y desaparecen del universo

Tan vasto como desconocido, el universo esconde secretos que ni nos podemos imaginar. Ahora, los astrónomos han descubierto que centenares de estrellas, o fuentes de luz muy roja, aparecen y desaparecen del espectro visible sin explicación alguna, según informan en un artículo publicado en Space. En efecto, estos objetos celestes se iluminan y oscurecen en varios órdenes de magnitud más allá de lo que tradicionalmente se ve en otros tipos de objetos muy variables. Y lo más extraño, es que algunos parecen haber desaparecido definitivamente, dejando a los investigadores desconcertados. Los astrónomos no tienen una explicación sobre este fenómeno, que lo han apreciado luego de comparar 600 millones de objetos celestes registrados desde la década de 1950. Los astrofísicos consideran que la desaparición de las estrellas puede indicar la existencia de un nuevo fenómeno astrofísico desconocido para nosotros. Este podría consistir en una estrella que aparece de la nada o que sencillamente desaparece de pronto, sin dejar rastro perceptible de su nueva situación. La sorpresa de los astrónomos es enorme, ya que cuando una estrella muere, sufre cambios muy lentos que la convierten en una enana blanca o genera una supernova, una explosión estelar que no habría pasado desapercibida. Por ello consideran que la “desaparición súbita” de una estrella puede ser ejemplo de un fenómeno imposible que podría explicarse de dos posibles formas: debido a fenómenos astrofísicos, o a una supuesta actividad extraterrestre: “Las implicaciones de encontrar tales objetos se extienden desde los campos de astrofísica tradicionales hasta las búsquedas más exóticas de evidencia de civilizaciones tecnológicamente avanzadas” expresaron. Esta explicación podría justificarse si los astrónomos encuentran signos de comunicación interestelar en el rango infrarrojo, algo que de momento no ha ocurrido. Otra posible evidencia de esta presencia extraterrestre se obtendría si se confirmara la existencia de una esfera de Dyson en los entornos donde han desaparecido estrellas. La supuesta esfera sería una megaestructura hipotética propuesta en 1960 por el físico Freeman Dyson, que tendría un radio equivalente al de una órbita planetaria y estaría situada alrededor de una estrella para que otra civilización aprovechara su energía lumínica y térmica. “Pero tenemos claro que ninguno de estos eventos ha mostrado signos directos de ser una inteligencia extraterrestre (ETI, por sus siglas en inglés). Creemos que son fuentes astrofísicas naturales, aunque algo extremas”, aseguraron. “Encontrar una estrella que realmente se desvanece, o una estrella que aparece de la nada, sería un descubrimiento precioso y ciertamente incluiría una nueva astrofísica más allá de la que conocemos hoy” añadieron. ¿Un posible sospechoso? El polvo. Se ha sugerido que una estrella puede ser envuelta en una espesa niebla de gas y polvo, oscureciéndola de la vista. Pero el polvo filtra la luz, dejando pasar las longitudes de onda más largas y rojas, que no es lo que indican estas observaciones. Otra explicación consiste en considerar estas extrañas desapariciones de estrellas como supernovas fallidas, donde la estrella se ilumina como lo haría en las primeras etapas de la supernova, pero luego no aumenta tanto como lo haría una supernova. Si bien el resultado es similar, el proceso que lo origina no está nada claro. Incluso, podrían haber sido absorbidas por un agujero negro sin ninguna explosión visible. “En este momento es algo prematuro confirmar algunas de estas hipótesis. Hay mucho sobre lo que sucede realmente con estas estrellas que aún no sabemos” puntualizaron.

martes, 4 de enero de 2022

EXPEDIENTES SECRETOS PERÚ: La conexión Chimú

Si los orígenes de la cultura Lambayeque es atribuida a Naylamp, y el de la civilización mochica a Ai apaec, los chimús no podían ser menos y cuentan con Tacaynamo, el mítico fundador y primer gobernante del su imperio, quien a su vez se consideraba un semidiós, del cual se dice que habría venido de extrañas tierras situadas “al otro lado del mar”, implantando a su llegada un estado despótico y militarista, con carácter de hereditario. Fue la última civilización preinca que por su grado de desarrollo bien puede compararse con la de los cuzqueños, quienes en su afán expansionista llegaron al sur de sus fronteras, lo que dio origen a una larga y cruenta guerra de conquista entre ambos contendientes, que termino con la caída, saqueo e incendio de Chan-Chan (la capital chimú) a manos de los invasores incas y el consiguiente colapso del imperio norteño en 1470. De Tacaynamo solo se tiene conocimiento de su existencia gracias a una crónica escrita en 1604, cuyo autor es anónimo, en la que habla de que “No se sabe de dónde hubiese venido, pero de seguro que era de muy lejos ya que llego con un gran sequito y muchos servidores”… “Dio a entender que era gran señor y quienes venían con él lo trataban con gran reverencia”... “Vino en una balsa de palos afirmando a su llegada que había sido enviado a gobernar esta tierra de otra parte del mar”. Al parecer, el misterioso Tacaynamo reunía poderes tanto políticos como sacerdotales. En la crónica se dice además que “usaba en sus ceremonias de unos polvos (amarillos) y vestía paños de algodón con que traía cubiertas las partes vergonzosas” (taparrabos). A su llegada se habría empezado a construir en medio del desierto la ciudad de Chan-Chan, que constaba de diez pirámides (el mismo número que el de los gobernantes chimú hasta la llegada de los incas) las cuales habrían sido construidas por cada uno de los gobernantes. Cada una de ellas era una propia ciudadela amurallada, con templos y edificios para la clase dirigente además de jardines que eran regados con aguas extraídas de profundas zonas mediante pozos y canales, todo lo cual fue destruido por los incas en venganza por la tenaz resistencia mostrada a su conquista. En relación a Tacaynamo, fuera de la crónica citada, no se sabe nada más de él, pero hay que señalar además la interesante semejanza que tiene con Naylamp, el fundador mítico de Lambayeque. El sucesor de Tacaynamo fue su hijo Guacricur, con el que empezarían las conquistas. Una leyenda similar a la de Naylamp, existe con relación a los reyes fundadores del imperio Chimú que se extendió por el norte hasta Piura y Tumbes. Se atribuye al obispo de Trujillo Carlos Marcelo Corne, fundador del seminario de esa ciudad, el haber hecho conocer la llegada a las costas de Pacasmayo de un personaje llamado Tacaynamo el cual se asentó en el valle del Chimor y lo conquistó. Tacaynamo, se convirtió así en el fundador de la dinastía que gobernó la región. Al llegar en una balsa de palos, al igual que los utilizados por los naturales de Paita y Tumbes, Marcelo Corne, presume que no llegaba de muy lejos, por lo que no descarta la teoría que Tacaynamo haya provenido de esos lugares o quizá de aun más lejos, como la costa ecuatoriana, específicamente desde Manta, aunque en realidad no existe certeza de este hecho. Pero lo que Corne no advierte es que en años posteriores el mismo Túpac Yupanqui al mando de una flota conformada por “balsas de palos” hizo una larga travesía hasta la Polinesia - como lo han dado a conocer varios cronistas - por lo que muy bien Tacaynamo pudo haber llegado de esa misma forma, aprovechando las corrientes marinas que llegan desde Oceanía a las costas peruanas como la hoy denominada Corriente del Niño que hace puntualmente su aparición los primeros meses de cada año, originando abundantes lluvias en esas regiones habitualmente desérticas causando inundaciones y gran destrucción, por lo que era un fenómeno muy temido ya que creían que era un castigo de los dioses. Una de las mayores fortalezas de Tacaynamo, fue atribuirse las bondades de un figura divina, que vino desde “el otro lado del mar” a liberar al pueblo de su ignorancia. De allí, tomó ventaja de sus conocimientos para enseñarles el cultivo de tierra, el arte de la navegación y sobretodo de la explotación minera. Según la leyenda, permaneció un año encerrado en su casa, dedicado al aprendizaje del lenguaje local (el muchik) y a la práctica de rituales míticos y religiosos. En muy poco tiempo se ganó la admiración y devoción de sus súbditos, quienes les ofrecían voluntariamente a sus mujeres casaderas para que fuesen sus esposas. Bajo su mando se construyó Chan-Chan, reservándose el Palacio Tschudi para su uso personal. Éste contaba con una majestuosa infraestructura que empleó como su hogar y centro de operaciones durante su mandato. En las ceremonias religiosas, fungía como sacerdote realizando largos y complicados rituales a los dioses. A Tacaynamo sucedió en el gobierno su hijo Guari-Caur que extiende las conquistas pero fue Nancen-Pinco hijo del anterior, el que extendió el reino hasta Santa por el sur y Pacasmayo por el Norte. Siguen luego hasta media docena de monarcas cuyos nombres no registra la crónica, hasta el ascenso al trono de Michancaman V, en cuyo tiempo el Imperio Chimú logra su mayor extensión ya que llego desde Tumbes hasta Paramonga, en el norte de Lima. Pero paradójicamente, es entonces cuando en su momento de mayor pujanza - mientras preparaba la conquista del vecino reino de los Caxamarcas con quienes había tenido constantes roces por el control del agua que bajaba de la cordillera para calmar la insaciable sed de sus tierras - fue invadido por los Incas cuyas huestes al mando de Túpac Yupanqui, quienes luego de mucho esfuerzo y considerables bajas en sus tropas (tanto por el calor extremo al que no estaban acostumbrados los cuzqueños, como al enfrentamiento con los chimús quienes mostraron gran resistencia) derrotaron completamente a las fuerzas de Michancaman V, el cual fue capturado en su huida, siendo posterior testigo de la matanza de los vencidos tras la toma de Chan-Chan, así como el saqueo e incendio de la capital, con sus palacios destruidos y las estatuas de sus dioses así como del mítico Tacaynamo, derribadas, luego de lo cual llevado prisionero al Cuzco, en donde lo casaron con una vieja matrona de sangre imperial y obligado a vivir bajo arresto domiciliario en un palacio ubicado en las afueras del Cuzco, donde al poco tiempo murió de melancolía. A partir de entonces se sucedieron una serie de reyes títeres, como Chumun-Caur, Guaman Chumu y Anco Coyuch, quien al morir no dejó sucesión alguna por cuyo motivo entro a “reinar” su hermano Caxa Cimcim, en cuyo tiempo llegaron los españoles que conquistaron el Imperio Inca, con los cuales el reyezuelo colaboró activamente para deshacerse de sus antiguos opresores y saldar viejas cuentas, por lo que recibió el bautizo cristiano, tomando el nombre de Martín, siendo sepultado al morir en la iglesia de Santa Ana. Pero de la misma forma como sucedió con el cuerpo de Atahualpa en Cajamarca, sus partidarios robaron su cadáver la noche de su entierro y no se supo nunca más de su paradero. Así desapareció de la historia el Imperio Chimú, que si bien había sido conquistado décadas atrás, nominalmente siguió “existiendo” al menos en apariencia por razones políticas con “gobernantes” que eran en realidad vasallos de los Incas y sin poder alguno. Fue en el pasado siglo cuando los arqueólogos redescubrieron la vieja capital chimú enterrada por las arenas del desierto, restaurando algunas murallas y volviendo a colocar las estatuas de sus dioses en su lugar. Cabe destacar que el legado y la veneración hacia Tacaynamo se mantuvieron en boga durante más de 300 años. De acuerdo a su misterioso origen, hay quienes piensan que en realidad, al igual que Naylamp y Ai Apaec, Tacaynamo también era un Anunnaki, llegando a las costas del Perú con un grupo de servidores provenientes de lugares desconocidos y que hablaban entre ellos “en un indescifrable idioma” según cuentan las crónicas, por lo que existe la posibilidad de que estuvieran en su comitiva algunos sumerios. El mismo Tacaynamo transmitió ciertos conocimientos a los nativos, dando origen así el Imperio Chimú. Pero la caída de esa civilización a manos de los Incas no significó el fin de la influencia de los Annunaki en el Antiguo Perú, ya que desde hacía tiempo también habían puesto su mirada mucho más al sur, específicamente en la región donde se desarrolló la civilización Nazca y sus enigmáticas líneas, que será el tema de nuestra siguiente entrega.