TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 4 de enero de 2022

EXPEDIENTES SECRETOS PERÚ: La conexión Chimú

Si los orígenes de la cultura Lambayeque es atribuida a Naylamp, y el de la civilización mochica a Ai apaec, los chimús no podían ser menos y cuentan con Tacaynamo, el mítico fundador y primer gobernante del su imperio, quien a su vez se consideraba un semidiós, del cual se dice que habría venido de extrañas tierras situadas “al otro lado del mar”, implantando a su llegada un estado despótico y militarista, con carácter de hereditario. Fue la última civilización preinca que por su grado de desarrollo bien puede compararse con la de los cuzqueños, quienes en su afán expansionista llegaron al sur de sus fronteras, lo que dio origen a una larga y cruenta guerra de conquista entre ambos contendientes, que termino con la caída, saqueo e incendio de Chan-Chan (la capital chimú) a manos de los invasores incas y el consiguiente colapso del imperio norteño en 1470. De Tacaynamo solo se tiene conocimiento de su existencia gracias a una crónica escrita en 1604, cuyo autor es anónimo, en la que habla de que “No se sabe de dónde hubiese venido, pero de seguro que era de muy lejos ya que llego con un gran sequito y muchos servidores”… “Dio a entender que era gran señor y quienes venían con él lo trataban con gran reverencia”... “Vino en una balsa de palos afirmando a su llegada que había sido enviado a gobernar esta tierra de otra parte del mar”. Al parecer, el misterioso Tacaynamo reunía poderes tanto políticos como sacerdotales. En la crónica se dice además que “usaba en sus ceremonias de unos polvos (amarillos) y vestía paños de algodón con que traía cubiertas las partes vergonzosas” (taparrabos). A su llegada se habría empezado a construir en medio del desierto la ciudad de Chan-Chan, que constaba de diez pirámides (el mismo número que el de los gobernantes chimú hasta la llegada de los incas) las cuales habrían sido construidas por cada uno de los gobernantes. Cada una de ellas era una propia ciudadela amurallada, con templos y edificios para la clase dirigente además de jardines que eran regados con aguas extraídas de profundas zonas mediante pozos y canales, todo lo cual fue destruido por los incas en venganza por la tenaz resistencia mostrada a su conquista. En relación a Tacaynamo, fuera de la crónica citada, no se sabe nada más de él, pero hay que señalar además la interesante semejanza que tiene con Naylamp, el fundador mítico de Lambayeque. El sucesor de Tacaynamo fue su hijo Guacricur, con el que empezarían las conquistas. Una leyenda similar a la de Naylamp, existe con relación a los reyes fundadores del imperio Chimú que se extendió por el norte hasta Piura y Tumbes. Se atribuye al obispo de Trujillo Carlos Marcelo Corne, fundador del seminario de esa ciudad, el haber hecho conocer la llegada a las costas de Pacasmayo de un personaje llamado Tacaynamo el cual se asentó en el valle del Chimor y lo conquistó. Tacaynamo, se convirtió así en el fundador de la dinastía que gobernó la región. Al llegar en una balsa de palos, al igual que los utilizados por los naturales de Paita y Tumbes, Marcelo Corne, presume que no llegaba de muy lejos, por lo que no descarta la teoría que Tacaynamo haya provenido de esos lugares o quizá de aun más lejos, como la costa ecuatoriana, específicamente desde Manta, aunque en realidad no existe certeza de este hecho. Pero lo que Corne no advierte es que en años posteriores el mismo Túpac Yupanqui al mando de una flota conformada por “balsas de palos” hizo una larga travesía hasta la Polinesia - como lo han dado a conocer varios cronistas - por lo que muy bien Tacaynamo pudo haber llegado de esa misma forma, aprovechando las corrientes marinas que llegan desde Oceanía a las costas peruanas como la hoy denominada Corriente del Niño que hace puntualmente su aparición los primeros meses de cada año, originando abundantes lluvias en esas regiones habitualmente desérticas causando inundaciones y gran destrucción, por lo que era un fenómeno muy temido ya que creían que era un castigo de los dioses. Una de las mayores fortalezas de Tacaynamo, fue atribuirse las bondades de un figura divina, que vino desde “el otro lado del mar” a liberar al pueblo de su ignorancia. De allí, tomó ventaja de sus conocimientos para enseñarles el cultivo de tierra, el arte de la navegación y sobretodo de la explotación minera. Según la leyenda, permaneció un año encerrado en su casa, dedicado al aprendizaje del lenguaje local (el muchik) y a la práctica de rituales míticos y religiosos. En muy poco tiempo se ganó la admiración y devoción de sus súbditos, quienes les ofrecían voluntariamente a sus mujeres casaderas para que fuesen sus esposas. Bajo su mando se construyó Chan-Chan, reservándose el Palacio Tschudi para su uso personal. Éste contaba con una majestuosa infraestructura que empleó como su hogar y centro de operaciones durante su mandato. En las ceremonias religiosas, fungía como sacerdote realizando largos y complicados rituales a los dioses. A Tacaynamo sucedió en el gobierno su hijo Guari-Caur que extiende las conquistas pero fue Nancen-Pinco hijo del anterior, el que extendió el reino hasta Santa por el sur y Pacasmayo por el Norte. Siguen luego hasta media docena de monarcas cuyos nombres no registra la crónica, hasta el ascenso al trono de Michancaman V, en cuyo tiempo el Imperio Chimú logra su mayor extensión ya que llego desde Tumbes hasta Paramonga, en el norte de Lima. Pero paradójicamente, es entonces cuando en su momento de mayor pujanza - mientras preparaba la conquista del vecino reino de los Caxamarcas con quienes había tenido constantes roces por el control del agua que bajaba de la cordillera para calmar la insaciable sed de sus tierras - fue invadido por los Incas cuyas huestes al mando de Túpac Yupanqui, quienes luego de mucho esfuerzo y considerables bajas en sus tropas (tanto por el calor extremo al que no estaban acostumbrados los cuzqueños, como al enfrentamiento con los chimús quienes mostraron gran resistencia) derrotaron completamente a las fuerzas de Michancaman V, el cual fue capturado en su huida, siendo posterior testigo de la matanza de los vencidos tras la toma de Chan-Chan, así como el saqueo e incendio de la capital, con sus palacios destruidos y las estatuas de sus dioses así como del mítico Tacaynamo, derribadas, luego de lo cual llevado prisionero al Cuzco, en donde lo casaron con una vieja matrona de sangre imperial y obligado a vivir bajo arresto domiciliario en un palacio ubicado en las afueras del Cuzco, donde al poco tiempo murió de melancolía. A partir de entonces se sucedieron una serie de reyes títeres, como Chumun-Caur, Guaman Chumu y Anco Coyuch, quien al morir no dejó sucesión alguna por cuyo motivo entro a “reinar” su hermano Caxa Cimcim, en cuyo tiempo llegaron los españoles que conquistaron el Imperio Inca, con los cuales el reyezuelo colaboró activamente para deshacerse de sus antiguos opresores y saldar viejas cuentas, por lo que recibió el bautizo cristiano, tomando el nombre de Martín, siendo sepultado al morir en la iglesia de Santa Ana. Pero de la misma forma como sucedió con el cuerpo de Atahualpa en Cajamarca, sus partidarios robaron su cadáver la noche de su entierro y no se supo nunca más de su paradero. Así desapareció de la historia el Imperio Chimú, que si bien había sido conquistado décadas atrás, nominalmente siguió “existiendo” al menos en apariencia por razones políticas con “gobernantes” que eran en realidad vasallos de los Incas y sin poder alguno. Fue en el pasado siglo cuando los arqueólogos redescubrieron la vieja capital chimú enterrada por las arenas del desierto, restaurando algunas murallas y volviendo a colocar las estatuas de sus dioses en su lugar. Cabe destacar que el legado y la veneración hacia Tacaynamo se mantuvieron en boga durante más de 300 años. De acuerdo a su misterioso origen, hay quienes piensan que en realidad, al igual que Naylamp y Ai Apaec, Tacaynamo también era un Anunnaki, llegando a las costas del Perú con un grupo de servidores provenientes de lugares desconocidos y que hablaban entre ellos “en un indescifrable idioma” según cuentan las crónicas, por lo que existe la posibilidad de que estuvieran en su comitiva algunos sumerios. El mismo Tacaynamo transmitió ciertos conocimientos a los nativos, dando origen así el Imperio Chimú. Pero la caída de esa civilización a manos de los Incas no significó el fin de la influencia de los Annunaki en el Antiguo Perú, ya que desde hacía tiempo también habían puesto su mirada mucho más al sur, específicamente en la región donde se desarrolló la civilización Nazca y sus enigmáticas líneas, que será el tema de nuestra siguiente entrega.