TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 27 de agosto de 2019

SANTA ROSA DE LIMA: Entre la locura y el éxtasis

En una noche oscura como tantas otras, una desventurada mujer evidentemente desequilibrada apoyaba sus rodillas desnudas en el suelo pedregoso de su pequeña ermita, levantando con ambas manos una pesada cadena de hierro, y descargándolo con furia sobre su espalda infinitamente castigada. Una vez, dos veces, tres veces. Hasta completar los cinco mil azotes que días antes se había autoimpuesto. “Porque Cristo murió por nosotros, porque sufrió lo indecible antes de ser clavado en la cruz, porque los pecados se limpian con sangre y llantos callados. Porque solo así podrá ser digna de su divino amado” decía en su insania mientras se castigaba una y otra vez. Al amanecer, la joven rendida pero satisfecha, por fin descansa en una cama construida con troncos ásperos y nudosos. Y a sus pies, las gotas de sangre y los pedazos de piel desgarrada se van secado en los eslabones de la cadena redentora. ¿Quien era esta pobre loca que gozaba con su propio sufrimiento, de quien se decía que tenía la “capacidad” de “comunicarse” con Dios y “hablar” con los mosquitos? Era Isabel Flores de Oliva, mas conocida como Santa Rosa de Lima. Aquella espantosa imagen de una Rosa sufriente que con extrema severidad es lacerada por sus propias espinas es la que, a lo largo de los 401 años que nos separan de su muerte, se ha consolidado en el imaginario popular. Sin embargo, debajo de aquel espectro desfigurado por el paso del tiempo se encuentra el personaje histórico, la mujer real cuya vida no se reduce únicamente a un frenético tormento del cuerpo. Nacida en Lima en 1586, considerada por la Iglesia Catolica como patrona de Lima, del Nuevo Mundo y las Filipinas, y la primera americana en ser canonizada en 1671 por el papa Clemente X, es sin lugar a dudas la peruana más célebre de todos los tiempos. Y, a pesar de ello, es también una de las más incomprendidas. Debido a su a su riguroso ascetismo, a sus “visiones divinas”, a sus experiencias extáticas, pero principalmente a la ferocidad y excesivo rigor con que - cuentan sus biógrafos, especialmente Leonard Hansen, autor de la primera de las más de 400 hagiografías que se han escrito sobre ella - castigaba su cuerpo, muchas personas e incluso no pocos estudiosos han querido ver en sus particulares prácticas religiosas los síntomas de una serie de trastornos mentales que podrían en entredicho su “santidad”. Anorexia nerviosa, esquizofrenia, trastorno limítrofe de la personalidad, e incluso una profunda neurosis causada por un hipotético abuso psicológico, físico o sexual, son algunas de las teorías que desde hace varios años se vienen barajando para explicar la conducta de la virgen. Sin embargo, otros tantos aseguran que aquellas afirmaciones no serían más que lecturas superficiales, puesto que obvian completamente el contexto histórico y social en el que Santa Rosa vivió y del cual es producto. Como nos recuerda el psiquiatra y psicoanalista Moisés Lemlij, “en la religión católica hay una gran tradición de mortificación corporal como una forma de identificación con el sufrimiento de Cristo y como una manera de alcanzar la unión mística con Dios, que era practicado no solo por los religiosos, sino también por el pueblo. De modo que Santa Rosa no fue una loca que se flagelaba porque sí ni se inventó que para lograr la fusión con su objeto idealizado tenía que azotarse. Esto ya venía de mucho antes”.Asimismo, Carlos Cardó, sacerdote jesuita con estudios en psicología, nos dice que “es muy probable que los biógrafos hayan amplificado el aspecto penitencial de la santidad de Rosa. Resulta contradictorio compaginar en una misma persona rasgos tan neuróticos como los que nos sugieren penitencias tan crueles, y otros que hacen de ella no solo una joven normal para su contexto, sino admirable por su amor a la música y la poesía, su generosidad y entrega a los demás - en particular a los niños, pobres y enfermos - su hondo sentido de responsabilidad, su sabiduría -muchos, incluso algunos sacerdotes, la tenían por consejera - y su amor a su ciudad”. Pero ¿por qué algunos biógrafos de Santa Rosa habrían de exagerar sus ejercicios espirituales? Como explica el antropólogo e historiador Ramón Mujica en su artículo “Santa Rosa de Lima y la política de la santidad americana”, debemos tomar en cuenta que “estrictamente hablando, las hagiografías o vidas de los santos no son biografías históricas. Su finalidad, aparte de fomentar o resumir los procesos jurídicos de beatificación y canonización, era deleitar e instruir […] a los fieles de la Iglesia con las virtudes admirables de quienes, con la ayuda del Espíritu Santo, practicaron el camino de perfección predicado por Cristo y sus apóstoles”. Entonces, observando este aspecto de la conducta de Santa Rosa en su real dimensión, la hipótesis de su locura - asegura - se nos revela muy poco probable. “Alguna sintomatología se podría sospechar, pero no se debería formular un diagnóstico concluyente. Sería muy riesgoso e irresponsable diagnosticar a una persona sin haber tenido contacto directo con ella y, además, carecería de objetividad científica”, coinciden Cardó y Lemlij. Y finalmente, suponiendo que Santa Rosa hubiese sufrido, efectivamente, de algún trastorno mental, aquello no la haría menos “santa”, porque no fue canonizada únicamente por practicar este tipo de piedad cristiana, sino por una serie de razones políticas - como la necesidad de legitimar, ante el mundo occidental, la competencia espiritual de la población americana, que Mujica desarrolla profundamente en su libro Rosa limensis. “Pero, principalmente, debido a las excepcionales virtudes que poseía, las cuales no deberíamos perder de vista si queremos obtener una imagen completa de la santa: como una persona real y no una estampa caricaturesca y anacrónica” aseveró a modo de excusa para tratar de justificar su extraño comportamiento. Sin embargo, a pesar de lo que digan sus apologistas, Santa Rosa no era una mujer cuerda ya que, según ella misma confesaba, “era visitada todas las noches por Dios en su ermita y pasaba largas horas conversando con el, e incluso lo regañaba si no estaba de acuerdo con sus palabras”, Resulta curioso que ante tales desvaríos, la todopoderosa Inquisición no la haya mandado a la hoguera por hereje, previa “confesión” claro. Y es que nadie en sus cabales podría hacer semejantes afirmaciones en esos tiempos de fanatismo religioso ¿No os parece?

martes, 20 de agosto de 2019

EL ENOJO DE WIRACOCHA: Una lluvia sin fin para castigar a quienes no creyeron en el

Antes que los Incas reinasen, cuentan que en el principio de los tiempos, Wiracocha creó un mundo oscuro y luego de ordenar el cielo y la tierra creó una raza de gigantes. A estos les mandó que viniesen en paz para que lo sirviesen, mas como no fueron recíprocos con él, los convirtió en piedras, enviándoles a la vez un diluvio general al cual llaman Unu Pachacuti, que quiere decir "el agua que transformó el mundo". Pasado el diluvio y al secar la tierra, Wiracocha determinó poblarla por segunda vez y para hacerlo con más perfección determinó criar luminarias que diesen claridad, para esto fue al gran lago Titicaca y ordenó que salieran de allí el Sol, la Luna y las estrellas y subiesen al cielo para dar su luz al mundo. Dicen que la Luna tenía más claridad que el Sol, por lo que este al tiempo que subía, le echó un puñado de ceniza en la cara y que desde esa vez quedó la Luna con el color que ahora tiene. Y luego que todo esto pasó, en la dirección Sur, apareció el enviado de Wiracocha, un hombre de crecido cuerpo, el cual en su aspecto y en su persona mostraba gran autoridad, llamándolo Wiracochan o Tunupa. Vestía una túnica andrajosa que le daba hasta el suelo: traía el cabello corto, una corona en la cabeza y un báculo como los que llevaban los sacerdotes y astrónomos antiguos. Dicen también que llevaba a cuestas un bulto en el que transportaba los dones con los que premiaba a los pueblos que lo escuchaban. Y dicen que este hombre tenía gran poder, que de los cerros hacia llanuras y de las llanuras grandes montañas. Hacía también cosas mayores por que dio ser a los hombres y animales, y que por su mano vino un gran beneficio. Luego se dirigió a Tiahuanaco, donde esculpió en una losa grande todas las naciones que pensaba crear; luego de esto, inició su peregrinaje obrando maravillas por el camino de los andes, ordenando salir a los pueblos de sus Paqarinas diciendo: "Gente y naciones oigan y obedezcan que yo les mando salir, multiplicar y henchir la tierra". Y a su vez de todos los lugares obedecieron y salieron de los suelos, otros de los lagos, fuentes, valles, cuevas, árboles, peñas y montes. A la vez que esto sucedía, otorgaba a cada pueblo el traje y vestido que habrían de llevar y así mismo dio a cada nación la lengua que habría de hablar, sus cantares y las semillas. Y así en este camino de los Andes y montañas de la tierra fue dando y poniendo nombres a todos los árboles grandes y pequeños, tanto como a sus flores y frutos, mostrando a la gente los que eran buenos para comer y los que no y los que eran buenos para medicina y, asimismo, puso nombre a todas las yerbas e indicó el tiempo en el que habrían de florecer y fructificar. También dio orden a los hombres sobre cómo vivir, hablándoles amorosamente con mucha mansedumbre, amonestándole para que fuesen buenos, y los otros no se hiciesen daño ni se injuriasen; luego les enseñó cómo cultivar; para esto rompía la tierra con la punta de su báculo quedando esta dispuesta para sembrarse, y así con su sola palabra hacía nacer el maíz y los demás alimentos. En ese largo peregrinar, dicen que también halló algunas naciones rebeldes que no habían cumplido con su mandato, por lo que a modo de castigo, los convirtió en piedras, en figuras de hombres y mujeres con el mismo traje que traían. Estas conversiones fueron hechas tanto en Tiahuanaco, Pucara y Jauja. En dichos lugares se encuentran unos monolitos de gran tamaño, mientras que en algunos otros sitios estos son gigantescos. Y es así como llegó a la provincia de Cacha habitada por los Canas, y éstos, como no lo conocían, salieron armados y dispuestos a matarlo. Entonces Wiracocha, al observar esta actitud, hizo que cayese fuego volcánico sobre ellos. Y los canas, por el temor de verse quemados, arrojaron sus armas y lo veneraron. Viendo esto, Wiracochan tomó su báculo y paró el fuego; luego, puso orden entre ellos. En memoria de este hecho, edificaron un suntuoso templo y hoy en día, aún se puede ver el cerro aledaño las piedras consumidas por el fuego de tal manera que se las pueden levantar como si fuesen de madera liviana. Dicen que luego de este suceso llegó al pueblo de Urcos, y subió a un cerro alto desde donde mandó saliesen de él los naturales, por lo que con el tiempo le erigieron en este lugar un rico adoratorio, edificando en este un escaño de oro fino y una imagen a semejanza suya. Luego Wiracochan prosiguió su camino al norte y llegando a cierto sitio, creó a un señor al cual puso el nombre de Alcaviza y al lugar por nombre Cuzco; dejando el mensaje que luego de este señor vendrían los Incas Orejones a fundar un imperio y a quienes todos respetarían. Este Wiracochan, a quién llamaban también Tunupa, Tarapaca, Wiraccochan pachayachicachan, Bichaycamayoc, Cunacuycamayoc Pachacan - que quiere decir el enviado de Wiracocha, su fuente, el predicador, el encargado del presente o el conocedor del tiempo - se dirigió al pueblo del curaca Apotambo (Señor de Ollantaytambo), a donde llegó cuando se celebraban unas bodas. Fue en esas circunstancias que el Curaca escuchó sus razonamientos y predicamentos con atención, más no sus súbditos, por lo que Wiracochan los reprendió suavemente. Y, luego de esto, en un gesto de reciprocidad, entregó el báculo que portaba y en el que se encontraban grabados todos sus conocimientos, al curaca Apotambo. Pasado esto, en memoria de Wiracochan, labraron una fortaleza que contenía en su interior una imagen hecha a semejanza suya, a la cual veneraron muchísimo hasta la llegada de los españoles. Finalmente, este Wiracocha prosiguió su camino hasta que llegó a la línea equinoccial cerca al Ecuador, donde antes de dejar esta tierra, informó a la gente sobre las muchas cosas que habrían de suceder. Les dijo que con el tiempo habrían de venir gente diciendo ser Wiracochas y a los cuales no les deberían de creer. Y dicho esto, se metió al mar caminando por sobre el agua como si fuese su espuma, desapareciendo de la vista de todos. Dicen que pasado el tiempo y luego de que el pueblo de Ollantaytambo floreció gracias a los conocimientos dejados por Wiracocha, el báculo dejado por él, se transformó en oro fino en el momento en que nació uno de los descendientes de Apotambo llamado Manco Capac quién vino a ser el primer Inca, y con este báculo de oro se dirigió a las montañas para fundar la que con el tiempo sería la capital del Imperio de los Incas: el Cuzco.

martes, 13 de agosto de 2019

FUJITROLLS: Los engendros de la mafia

Como sabéis, los trolls son unas monstruosas criaturas de la mitología nórdica provenientes del Inframundo que asolaban la Tierra desatando el terror. En la jerga de Internet se aplica este nombre a quienes - escudándose en la clandestinidad y el anonimato - publican mensajes provocadores e irrelevantes en las redes sociales y diarios, con la intención de molestar y provocar una respuesta emocional negativa por parte de los usuarios y lectores. En el caso del Perú, estos engendros de la mafia se encuentran muy activos defendiendo lo indefendible, quienes ante la falta de argumentos para rebatir con ideas a quienes se oponen al retorno del fujimorismo al poder, utilizan la única neurona que les queda y recurren al insulto y las amenazas utilizando un lenguaje soez y vulgar que delata su baja condición. Como sabéis, las nuevas tecnologías como las redes sociales permiten que miles de personas comenten, opinen y en muchos casos ataquen a otros usuarios que no están alineados con sus posiciones políticas, utilizando para ello cuentas falsas. Venga ya, se las dan de “valientes” tras el teclado, pero son igual de cobardes que el despreciable genocida Kenyo Fujimori, quien mediante un autogolpe de Estado instauro una sangrienta dictadura en el Perú en 1992 y que huyó vergonzosamente del país - renunciado vía fax - en el año 2000 tras el estallido de los “Vladivideos” que desnudo la podredumbre de su régimen criminal, tratando en vano de escapar de la justicia y que hoy purga una condena de 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad. Son los llamados fujitrolls, especialistas en atacar encarnizadamente a todos aquellos que no están de acuerdo con sus desvariadas e irracionales propuestas. Entre esa banda de indeseables, resalta el grupo conocido con el nombre de "La Resistencia" coordinado por la congresista Rosa Bartra y sacado a la luz a través de un video difundido en julio del 2019. En el se aprecia a la tiparraca esa en una reunión incitando a trabajadores parlamentarios de su bancada a atacar con rabia desbordada a través de Twitter a sus opositores. Las cuentas fueron notadas principalmente durante las elecciones del 2011 y 2016 para mostrar apoyo indiscriminado a la candidata fujimorista del partido, Keiko Fujimori y así también atacar a los opositores políticos en redes como twitter y facebook. En el caso del 2016, Fuerza Popular obtuvo la mayoría de escaños en el Congreso (que utiliza para desestabilizar al país con sus campañas difamatorias) y desde ese período se incrementaron las cuentas de fujitrolls utilizando para sus ataques los recursos del Estado y el Canal del Congreso. Su actividad se ha incrementado sustancialmente en los últimos tiempos tras la captura de Keiko Fujimori, acusada de ser la cabecilla de una organización criminal dedicada a lavar dinero del narcotráfico, por lo que el tono de sus ataques es cada vez más virulento. Su desesperación por no poder libre a la hija del genocida - quien cumple un arresto preventivo de 36 meses en el penal de Chorrillos - hace que muchos de ellos promuevan desvergonzadamente el uso de un lenguaje agresivo. No cabe duda que estos infelices son seres perturbados con personalidades escindidas que se esconden detrás de un alias para intentar ‘matar’ con la palabra, pero aparte de ello, más nada pueden hacer. Tanto Keiko como el monstruo de su padre se pudren tras las rejas y van a pasar mucho tiempo para que la situación de ambos cambie. Es de esperar que ante la inminencia de nuevas elecciones en el 2020 - sean generales o solo parlamentarias si finalmente estos son disueltos de no aprobar la reforma constitucional propuesto por el gobierno el pasado 28 de julio - los ataques de esa panda arreciarán invariablemente, pero no hay que amedrentarse ante ellos y por el contrario, combatirlos con renovadas energías con argumentos y no con insultos ante la posibilidad de un retorno al pasado, el cual no debe regresar jamás. El Perú no se lo merece.

martes, 6 de agosto de 2019

EL FANTASMA DEL CASTILLO ROSPIGLIOSI: Un alma condenada por sus pecados

Ubicada en la urbanización Santa Beatriz - en el centro de Lima - se encuentra una curiosa estructura de estilo medieval. Es el Castillo Rospigliosi, que fue mandado a construir en 1929 por Carlos Rospigliosi Vigil, descendiente de la familia italiana Rospigliosi, con el objetivo de brindar alojamiento en su llegada a Lima a S.M. el Rey de España Alfonso XIII, a quien Rospigliosi conoció en su primer viaje a Europa. Visto por fuera, parece sacado de algún cuento de hadas, pero en lugar de caballeros y dragones, esta ‘habitado’ por un fantasma. Se dice además que Rospigliosi, en su afán de agradar al monarca, solicito una petición de autorización a la Municipalidad Metropolitana de Lima para poder construir una fosa alrededor del castillo e instalar un puente levadizo, lo que fue rechazado. En la construcción del castillo participó activamente Rospigliosi, quien incluso importo costoso mobiliario de Europa para hacer sentir al Rey como en casa. Pero sucede que como consecuencia de los vaivenes políticos en la península, que dio como resultado la abolición de la monarquía y la instauración de la II república en 1931 (de infausta recordación para los españoles), Alfonso XIII y su familia partieron al exilio y el proyectado viaje al Perú como podéis suponer, fue cancelado. Ante esa situación, a Rospigliosi no le quedo más alternativa que convertir al castillo en su hogar, y lo fue hasta que su hijo Carlos Augusto Rospigliosi-Vigil, perdió el castillo porque fue expropiado por el Estado por negociaciones de su tío el médico Augusto Pérez Araníbar. Desde 1949 fue otorgado a la Fuerza Aérea del Perú, como sede inicial de la Academia de Guerra Aérea, luego de la Escuela Superior de Guerra Aérea y actualmente es sede del Museo Aeronáutico del Perú desde el 23 de mayo de 2014, donde actualmente se recopila, exhibe, preserva, y centraliza las reliquias, réplicas, fotografías, documentos y materiales que fomenten la Historia Aeronáutica Nacional y Mundial para conservar el Patrimonio Histórico, las Tradiciones y la Cultura de la Aeronáutica del Perú. Ahora bien, se dice que en su interior suceden extraños sucesos paranormales, los cuales no tienen explicación alguna. Así como en Europa (especialmente en el Reino Unido) es fama que los castillos posean sus “propios” fantasmas que son las almas condenadas de sus antiguos propietarios que no encuentran la paz eterna, en el Perú no podían ser menos y castillos, así como antiguas casonas también tienen sus espectros que aterrorizan a los seres vivos. Específicamente, en el caso del castillo Rospigliosi, se dice que esta habitado por un fantasma perteneciente a quien en vida fue su constructor - de quien se contaba historias escabrosas que no vale la pena detallar aquí - quien deambula en su interior a altas horas de la madrugada, castigado precisamente por sus acciones. Existen testimonios de varios vigilantes quienes haber visto “algo parecido a una sombra que atraviesa las paredes” así como escuchado gritos y lamentos de quien consideran maldito. Lamentablemente hay muchos que no aceptan estas historias, convencidos que se trata de una superstición y lo desmerecen diciendo que quienes dan a conocer esa clase de encuentros, solo lo hacen con afán de figuración. Como sabéis, un alma en pena es una figura recurrente en numerosas mitologías, que se caracteriza por ser un espíritu o fantasma del alma condenada de una persona, que luego de morir vaga sin descanso (por ejemplo por haberse suicidado); ya que no pueden encontrar el camino al más allá. Su alma atormentada continúa deambulando en el mundo de los vivos sin tener plena conciencia de su muerte. Una entidad desencarnada que se tortura y fustiga cruelmente con asuntos no resueltos en su vida anterior. Puede que, por ejemplo, no acepte su propia muerte y que no quiera reconocer que ha desencarnado. También puede que se sienta culpable por no haber concluido correctamente algún asunto durante su vida humana. Puede que se sienta atado afectivamente a alguna persona o lugar cuando estaba con vida. Puede que sienta odio o rencor consigo mismo o con alguien de su entorno como humano. Puede que sienta que no merece estar en ninguna parte y que ya no le queda esperanza. No cabe duda que los alucinantes misterios que guardan las murallas de este castillo quedaran sin descifrar por mucho tiempo.