TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 8 de abril de 2014

UN SUCESO QUE DESPIERTA UN TEMOR ANCESTRAL : ¿Porque una Luna sangrienta evoca profecías apocalípticas?

El próximo 15 de abril nuestro satélite adquirirá el color de la sangre, un fenómeno natural muy temido desde la antigüedad. En efecto, al estar completamente inmersa en la sombra de la Tierra, se convertirá en una 'bola rojiza', dando inicio a un eclipse lunar el cual ha sido considerado desde tiempos inmemoriales “como una señal de malos presagios”, cuando en realidad no hay nada de cierto de ello. El eclipse arrancará a las 5:20 GMT, momento en el que la luna empezará a entrar en la sombra de la Tierra para situarse en una línea recta con nuestro planeta y el Sol .Es en ese momento que la Luna se volverá roja debido a la refracción de los rayos solares en la atmósfera terrestre. El eclipse, que durará 78 minutos, se podrá ver en América del Norte y la parte occidental de Sudamérica, incluido el Perú. Lo insólito de este eclipse es que será el primero de los cuatro lunares totales que los habitantes de la Tierra podrán observar en los próximos dos años - la llamada tétrada - la cual ocurrirá en intervalos de aproximadamente seis meses, los tres finales se avistarán el próximo 8 de octubre, y el en 2015 ocurrirán el 8 de abril y el 28 de septiembre. Este fenómeno no es nada único, ya que se han producido anteriormente. Si bien desde 1600 no hubo ninguna, en este siglo se producirán nueve, según afirma el experto de la NASA Fred Espenak, Como podéis notar, no hay nada que temer al respecto, sin embargo siempre habrá quienes sacarán a relucir un sinnúmero de supersticiones y teorías de lo mas disparatadas dando a entender que es la señal de la llegada del Fin del Mundo. Ya en octubre del 2013, el pastor John Hagee sugirió en su libro titulado 'Four blood moons: something is about to change' que la tétrada cumple la profecía bíblica vinculada al Apocalipsis : “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removieron de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado, ¿Y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6: 12-17). Sin embargo, a través de los siglos estas palabras fueron interpretadas de mil maneras y cada vez que ocurría un hecho similar salían a relucir estas predicciones, pero nada ocurrió ¿Y porque ahora iba a ser la excepción? El fin del mundo llegara en algún momento, pero no porque lo diga un iluminado en busca de figuración.