TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 7 de noviembre de 2017

URANO: Un enigmático planeta que se resiste a revelar sus secretos

De todos los planetas de nuestro sistema solar, Urano es probablemente uno de los menos conocidos. Sin embargo, esto no se debe a que esto sea poco interesante sino todo lo contrario. A pesar de ser el séptimo planeta desde el Sol, y orbitar a una distancia de 2.800 millones de kilómetros, mucho más cerca que Neptuno (que se encuentra a 4.500 millones de kilómetros), Urano es el planeta más frío, emitiendo mucho menos calor del que absorbe. El resto de planetas gigantes tienen núcleos tremendamente calientes y emiten radiación en el espectro infrarrojo, pero algo provocó que Urano no lo haga. La temperatura de su capa de nubes puede llegar a descender a los -224ºC. Además, mientras todos los planetas del Sistema Solar tiene un eje inclinado ligeramente en relación al del Sol (por ejemplo el de la Tierra está inclinado 23º respecto al plano del Sol), el de Urano es de 99 grados. Dicho de otro modo, el planeta rota horizontalmente (como un balón rodando sobre la superficie). Es posible que esto se deba a alguna colisión en el pasado con un planeta de un tamaño similar al de la Tierra, que debió alterar su rotación. Esta alteración además produce un fenómeno bastante curioso. Mientras que el período de rotación es de tan sólo 17 horas, el día tal y como lo conocemos (desde que el Sol sale por el horizonte hasta que se pone), en cualquiera de sus polos, dura 42 años, la mitad de su período orbital. Es decir, si estuvieras en el polo norte de Urano, verías alzarse el Sol, permanecer en el cielo dando vueltas durante 42 años, y luego se pondría, dando lugar a 42 años de oscuridad. Ya sabrás que Saturno es el planeta menos denso; de hecho, si pudieras encontrar una piscina lo suficientemente grande, flotaría en el agua. Urano ocupa el segundo lugar. Su densidad es ligeramente superior a la del agua, y por tanto el planeta se sumergiría en esa misma piscina. Esa baja densidad provoca que, a pesar de que es 14,5 veces más masivo que la Tierra, su fuerza de la gravedad sea sólo un 89% de la de nuestro planeta. A pesar de estar muy lejos de nuestro planeta, Urano es visible a simple vista bajo las condiciones adecuadas. Tiene una magnitud de 5.3 (que está dentro del límite que podemos ver, por poco) y en un cielo excepcionalmente negro, si sabes dónde buscarlo, podrás encontrarlo. Con unos prismáticos puede que llegues a verlo incluso en cielos algo más iluminados. Y, a pesar de todo esto, no fue descubierto hasta que se inventó el primer telescopio (e inicialmente fue tomado por una estrella). Urano tiene además la nada despreciable cifra de 27 lunas (sólo le superan Saturno con 61, y Júpiter con 63), y todas ellas con nombres de personajes de Shakespeare y Alexander Pope. De ellas, 13 son satélites interiores (es decir, se encuentran muy cerca de Urano, y generalmente tienen una órbita inferior a un día y una forma irregular), 5 son lunas grandes, de las cuales Titania es la mayor y Miranda la más pequeña (y una de las más pequeñas en el Sistema Solar que además mantiene su forma esférica) y las restantes 9 son lunas irregulares. Todos los satélites interiores se encuentran más cerca de Urano que Miranda y algunas de ellas, como Cordelia y Ofelia son responsables de que los anillos del planeta se mantengan estables (es decir, se trata de lunas pastoras, como en el caso de Saturno). Sin embargo, las simulaciones demuestran que se trata de un sistema muy inestable, porque las lunas se perturban entre sí constantemente, y los astrónomos creen que es muy probable que, en los próximos 100 millones de años, Desdémona choque contra Crésida o Julieta. Hablando de anillos, Urano tiene 13. No son tan espectaculares como los de Saturno (ni tan grandes) porque en vez de ser brillantes son oscuros, y la mayoría sólo tienen unos pocos kilómetros de ancho. Además, se cree que es un sistema de anillos muy joven (con unos 600 millones de años de vida), que probablemente se formaron tras las colisiones de varias lunas que debían existir alrededor del planeta. Tras esas colisiones, los satélites se desintegraron en muchas partículas, que sobrevivieron como pequeños (por estrechos) y densos anillos confinados a regiones muy particulares donde tenían la máxima estabilidad. Por su lejanía, sólo lo hemos visitado en una ocasión. En efecto, la única nave que se ha acercado a Urano ha sido la sonda Voyager 2 (en enero de 1986), que pasó a 81.000 kilómetros de distancia de la superficie del planeta. Aprovechamos esa visita para realizar miles de fotografías de Urano y sus satélites, continuando su viaje a su siguiente destino: Neptuno. Desde entonces, ninguna otra nave lo ha visitado. Pero se sabe que la NASA está evaluando cuál es la mejor estrategia para desarrollar una sonda a los gigantes de hielo a partir de 2030 aproximadamente. Si consiguen superar las dificultades, la primera misión a Urano apuntaría al 2034, para lo cual los investigadores planean usar la sonda atmosférica para sumergirse en la atmósfera de Urano y estudiar los niveles de gas y elementos pesados. Esto permitirá un estudio profundo de todos los aspectos del sistema del planeta: anillos, satélites, atmósfera y magnetosfera", dijo el copresidente del equipo de investigación de Ice Giants Pre-Decada, Emi Saymon. Según Emi Saymon, entender cómo se formo Urano, ayudando a explicar cómo y por qué los gigantes de hielo son diferentes de los gaseosos. Pero todavía hay algunos obstáculos. El viaje durará menos de 14 años, y para su implementación se requerirá energía nuclear, ya que los planetas se encuentran muy alejados del sol. Además, el plutonio-238 que utiliza la NASA como combustible, es escaso, y debido a los acuerdos internacionales, su producción quedó prácticamente congelada hasta el año 2013. "Para Urano, las fechas previsibles para el lanzamiento del satélite serán después de 2034", dice Mark Hofstadter del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA. "Sin embargo, hasta el 2036, todavía hay una buena oportunidad de poner en marcha una misión de exploración. En el caso de Neptuno, debido a la imposibilidad de la maniobra de asistencia gravitatoria, lanzar la nave después de 2030 será inútil, habrá que esperar hasta el 2041" expresó.