TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 11 de diciembre de 2018

OLLANTAY: Una leyenda de los Andes

Trata sobre el amor prohibido entre sus dos protagonistas - Ollantay y Cusi Coyllur - del cual nace una niña llamada Ima Sumac, quien tendrá un papel decisivo en el desenlace del drama. Este se inicia en el vestíbulo del Templo del Coricancha - en el Cuzco - donde Ollantay ignora el paradero de Cusi Coyllur. No se sabe como, cuando y por que se enamoran Ollantay (general de los ejércitos imperiales durante el gobierno de Pachacutec) y la princesa Cusi Coyllur, pero una vez casados en secreto y sin que lo supiera nadie mas que la madre de ella (Anahuarqui) y el Sumo Sacerdote Willaq Umu, existe el temor que su padre Pachacutec se entere de todo y decida castigarlos. Mientras Cusi Coyllur se hallaba recluida en el Acllahuasi (casa de las vírgenes del Sol) como era costumbre de todas las princesas de sangre real, Ollantay al creer oficialmente ser digno de ella, se dirigió resuelto al Palacio Imperial y pidió la mano de la princesa a su padre, recordándole sus valiosos servicios prestados como general, pero un iracundo Pachacutec le recordó su origen plebeyo y la imposibilidad del matrimonio por no pertenecer al linaje real, ordenándole retirarse de su presencia. Es mas, enfurecido por tal atrevimiento, pidió que sea arrestado de inmediato, pero Ollantay logro huir del Cuzco, dirigiéndose al Antisuyo (una estratégica región ubicada al oriente del Imperio que gobernaba por mandato del Inca), donde desde su fortaleza de Ollantaytambo se alzó en armas contra Pachacutec. Entretanto, Cusi Coyllur, tras descubrirse su embarazo, es recluida para siempre en el Acllahuasi por orden de su padre, siendo sometida esta vez a duras condiciones como castigo, bajo la atenta vigilancia de Mama Ranra, su siniestra carcelera. Es allí donde nacerá Ima Sumac quien será cuidada por la nodriza Pitu Salla. Mientras que Ollantay - quien no sabía el trágico destino que había tenido la princesa - era incitado por sus generales para que se proclame Inca. Es así como el anciano sacerdote Anco Allin - Auqui le ciño la mascaipacha roja en la frente proclamándolo Hijo del Sol. La rebelión había comenzado. Paso el tiempo y la guerra se ensaña en el Imperio. Entretanto, el anciano Pachacutec muere y deja como heredero del trono a su hijo Tupac Yupanqui, quien es coronado en una suntuosa ceremonia en el Cuzco, luego de lo cual, el general Rumiñahui - quien ya había sido derrotado por Ollantay en una primera ocasión - le pide una nueva oportunidad para acabar con el rebelde, accediendo el Inca a ello. Es así como estando próximo el Inti Raymi y valiéndose de una hábil estratagema, haciéndose pasar como traidor, Rumiñahui logro ingresar en Ollantaytambo y aprovechando los tres días de fiesta que se produjo en su homenaje por abandonar al Inca, dio aviso al grueso de las tropas imperiales que se encontraban a buen recaudo cerca de la fortaleza, los cuales ingresaron violentamente en el reducto, aprovechando que el enemigo estaba desprevenido y sus tropas embriagadas, siendo incapaces por ello de poder resistir el combate, siendo apresados todos los conjurados como el propio Ollantay, el sacerdote Anco Allin - Auqui, el general Orco Huaranca y diez mil guerreros más que acompañaban a sus jefes, quienes fueron conducidos inmediatamente al Cuzco para ser ejecutados. Mientras tanto Ima Sumac, que había reconocido en Cusi Coyllur a su madre - que por su lastimosa condición, era más espectro que un ser viviente - decidió rescatarla y con el apoyo de Pitu Salla, logran burlar la vigilancia de Mama Ranra. Entretanto en el Palacio Imperial, Ollantay y el resto de rebeldes eran presentados ante el Emperador por Rumi Ñahui, quien le aconsejaba que los castigue con una muerte ignominiosa por su Alta Traición y cuando iba a dar la orden para que se cumpla, apareció súbitamente Ima Sumac, quien suplico por la vida de su madre ante Tupac Yupanqui - el cual desconocía el paradero de su hermana - quien conmovido al verla, ordeno que Cusi Coyllur fuera liberada y que Mama Ranra sea castigada ejemplarmente por el trato inhumano que le había dado. Al aparecer en escena la desgraciada princesa, ya que la había traído Ima Sumac consigo, Ollantay la reconoció como su mujer y a Ima Sumac como su hija. Ante esa inesperada situación, el magnánimo Tupac Yupanqui concede el perdón a Ollantay y al resto de rebeldes, nombrándolo como su representante personal en el Cuzco, quien puede así por fin formalizar su unión con Cusi Coyllur ante Willaq Umu, el Sumo Sacerdote que también se encontraba presente en la reunión. Es en ese instante que se inicia una gran fiesta en el Palacio y en toda la ciudad para celebrar el acontecimiento terminando así, con un final feliz, el drama inca. Escrito originalmente en quechua colonial y considerado de origen incaico, es la más antigua y rotunda expresión de la literatura quechua. El más antiguo manuscrito de esta obra perteneció al sacerdote Antonio Valdés (siglo XVIII), a quien por algún tiempo se consideró su autor original; pero existen otros manuscritos divergentes que han hecho pensar en la existencia de una fuente común, de más remoto origen. La posición más aceptada actualmente es que fue conservada durante mucho tiempo como tradición oral, hasta que en la época colonial fue adaptada para su escenificación teatral según el molde occidental, aunque continúa en el anonimato el autor o autores de tal adaptación.