TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 24 de enero de 2023

EL MONSTRUO DE CANUJA: Un enigmático petroglifo que se presta a muchas interrogantes

Conocida con diversos nombres, esta gran roca de 4.8 m. de largo 2.9 m. de alto y 3 m. de ancho, se encuentra ubicada en la provincia de Satipo, Región Junín, cerca del límite con Ucayali (centro del Perú). Fue descrito por primera vez por el arqueólogo Federico Kauffmann Doig, quien llegó en 1993 hasta una gran roca tallada en una pequeña colina en la cuenca del río Tambo. Desde entonces lo han llamado de muchas formas: Monolito del Toro. Tigre de piedra (como parece que lo conocían los locales) y Monstruo de Canuja (por sus rasgos indescifrables y el nombre de la quebrada cercana). Kauffmann especuló que los antiguos habitantes de la zona vieron en la roca el perfil de una fiera en posición de acechar a su presa. Entonces decidieron "mejorar" esa impresión, tallando el rostro de un animal en uno de sus extremos. Allí está la dentadura, bien definida y simétrica rodeando el extremo de la roca. Los ojos, delineados, tienen hoyos en lo que serían las pupilas. Las fosas nasales son anchas, indudablemente animales. Y sobre el "lomo" hay múltiples tallados de otro tipo. Pero las huellas de erosión son notorias. A simple vista se nota que no fue tallada recientemente. No se trata de una roca blanda (es andesita) y el castigo de siglos de lluvia es bien notorio. Pero ¿cuándo fue tallada exactamente? Es difícil de decir. La arqueología avanza lento en las zonas remotas. Y la quebrada de Canuja, lo es. Se llega aquí tras una caminata de una hora desde la desembocadura de un pequeño río en el gran Tambo, al suroeste de la ciudad de Atalaya. Lo que hace más interesante a esta escultura es que es el único tallado figurativo (no abstracto) tridimensional que se conoce de las culturas de la selva central del Perú. En efecto, no existen testimonios parecidos en la historia de la antigua Amazonia peruana. Pero no todo en la roca es inusual. De hecho en el lado izquierdo del ¨cuerpo¨ del animal se han elaborado una serie de dibujos (espirales, trazos sinuosos) que son similares a los que aparecen otros petroglifos de la Amazonía, no solo en el Perú sino en Bolivia, Colombia y Venezuela. A este tipo de trazos, de significado desconocido, se les ha relacionado con símbolos mágico religiosos, acaso ideogramas con algún sentido concreto desconocido tanto para los actuales habitantes de la zona como para los investigadores. El lado derecho del "cuerpo" en cambio, nunca recibió atención de parte de los escultores. Es posible que sus talladores hayan retirado intencionalmente otras rocas del lugar para que "el monstruo" luzca más imponente, ya que si uno se coloca junto al monumento no puede divisar ninguna otra piedra. Pero en zonas cercanas se han encontrado al menos dos piedras con grabados abstractos similares. a los que exhibe el cuerpo del misterioso animal. Una interpretación indica que debería considerarse la cabeza de manera independiente del resto del monolito y que más bien representaría una serpiente levantando la cabeza. Según esta versión la parte inferior de la roca estuvo cubierta mientras fue "usada" por el pueblo que la talló. En tal caso, lo que parecen ser las "patas" de un aparente animal no habrían sido visibles en la antigüedad. Sobre lo que vendría a ser el "lomo" de la bestia existe una pequeña concavidad que para Kauffmann podría haber servido para algún tipo de ceremonia mágico religiosa relacionada con la lluvia, debido a que esta se empoza ahí. En todo caso eso podría sugerir que la roca fue honrada como una fuente de agua, elemento que en las religiones ancestrales de la selva peruana está representado por la serpiente, que acaso es el animal que quisieron tallar. Sin embargo estas son sólo especulaciones. Lamentablemente, los saqueadores han asolado los alrededores por lo que no se ha encontrado hasta el momento restos culturales que permitan conocer la época en la que fue tallada ni reconstruir su misteriosa historia. Hay que decir, además, que la arqueología en las zonas lluviosas de la selva peruana es muy difícil porque prácticamente todos los materiales orgánicos, salvo la cerámica, se desintegran en pocos años sin dejar restos. Y en cuanto a los petroglifos grabados en las rocas, ¿cuántas habrán sido bordas por las lluvias?. My pocas de ellas han podido conservarse. ¿Pero existen elementos que podrían ayudarnos a resolver el misterio? Kauffman cree que la escultura fue elaborada por una desconocida cultura selvática que no ha sido estudiada arqueológicamente aunque no se atreve a proponer fechas precisamente por falta de evidencias. En todo caso afirma que no estaría relacionada con la cultura de los actuales asháninkas, la etnia nativa predominante de la región. Otros investigadores han ido más lejos (acaso demasiado) al vincularla con el arte de la sierra norte (Chavín, Kotosh), apoyándose para ello en una supuesta semejanza entre este tallado y el arte en piedra de las culturas del Formativo Medio (1200 a.C. - 600 a.C.). Hay que considerar de todos modos las enormes distancias y diferencias culturales entre los antiguos habitantes de la sierra y la selva alta. Si bien algunas zonas de la selva central tuvieron intercambios comerciales con las culturas de la sierra, la Quebrada de Canuja está muy lejos de ellas. Por otra parte las pocas tumbas antiguas encontradas en el bajo Río Tambo exhiben patrones eminentemente selváticos (por ejemplo, entierros en urnas de cerámica) aunque no necesariamente existe otra relación entre éstas y la escultura de la que hablamos, más allá de la relativa vecindad. Finalmente los diseños de los petroglifos son, como ya dijimos, similares a otros encontrados en la selva alta de Satipo e incluso en la selva de Madre de Dios, por lo que su origen selvático estaría confirmado... pero, ¿qué hay de la cabeza? ¿La cabeza y los diseños de los petroglifos fueron hechos en la misma época y por los mismos escultores? ¿O una es anterior a la otra? ¿Y si no son contemporáneos, quién hizo lo hizo? Quizá pudiera existir alguna relación con la quebrada de Canuja en sí. No es está formada por un flujo de agua convencional. Sus aguas provienen de un manantial subterráneo a diferencia de los demás ríos de la zona. Y, cuando empieza la época seca., sus aguas forman pozas de color turquesa. ¿Acaso esas cualidades hicieron que la zona fuera "especial" para sus antiguos habitantes? ¿Quizá era un sitio sagrado? Y si fuera el caso, ¿explicaría eso que haya tallado la piedra de una manera igualmente singular? Hasta donde se ha podido averiguar, no se han registrado datos que permitan establecer un vínculo entre quebrada y piedra en los mitos y relatos tradicionales de las comunidades nativas de la región. Así que tendrá que ser la arqueología quien resuelva el enigma. Cabe precisar que la erosión natural (producto de la extrema humedad de esta región) y las lluvias están degradando poco a poco los tallados, un problema que podría agravarse debido a la inclusión del lugar en las rutas turísticas locales. Si bien el turismo en esta poca habitada región es de pequeña escala es necesario que se tomen las acciones necesarias para educar a los potenciales visitantes en el cuidado de los restos, evitando su manipulación y que sufra daños.