TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 28 de marzo de 2023

EL TORO DE CERRO BAÚL: Guardián de sus secretos

Desde que fueron introducidos al Perú por los españoles en el siglo XVI, los nativos se sintieron fascinados por los toros, debido a su corpulencia y fortaleza por lo que no es de extrañar que terminaran siendo parte de sus fiestas, tradiciones, mitos y leyendas. Precisamente uno de ellos se desarrollo en Moquegua, localizado al sur de país y donde se levanta una impresionante montaña de forma peculiar y difícil acceso al que le dieron el nombre de Cerro Baúl. Ubicado a 12 km al norte de la ciudad de Moquegua, en medio del valle del río Torata, distrito de Torata, provincia de Mariscal Nieto, departamento de Moquegua, y a 2.400 msnm. en su cima se encuentran restos de edificaciones que demuestran que desde hace siglos estuvo ocupada por el hombre. Primero fueron los Tiahuanaco, reemplazados posteriormente por los Wari - que conformaron un poderoso imperio anterior a los Incas - pero tras su misteriosa desaparición, el Cerro Baúl fue abandonado. Sin embargo, debido a su estratégica ubicación y ser prácticamente inexpugnable, cuando llegaron el lugar, los Incas la convirtieron en una fortaleza. Se dice además que en 1532 tras la captura de Atahualpa por los españoles y conocerse la orden que este dio para despojar templos y palacios del Imperio de todos sus tesoros para ser llevados a Cajamarca a cambio de su vida, hubo legitimistas quienes se negaron a acatar la orden de un bastardo usurpador que pretendió suplantar a Huáscar en el trono, y ocultaron por el contrario muchas de esas riquezas en todos los lugares inimaginables como en cuevas de las montañas o el fondo de los lagos. Otro de los lugares escogidos fue el Cerro Baúl, del cual se afirma que posee pasajes subterráneos que llevan adonde se encuentran esos tesoros, custodiado por una temible criatura. No es de extrañar por ello que a través de los años haya cobrado mucha fuerza una leyenda que se trasmite de generación en generación, que afirma que cada noche de luna llena, un toro baja de la montaña arrastrando una cadena de oro a beber agua del río Tumilaca y luego retorna para cuidar los tesoros que hay en su interior. Los pobladores se han resignado a no ver al mítico animal por sus valles y solo se conforman con apreciar al que tienen como monumento en la entrada de la villa de Torata. Pero es en Semana Santa y en la Fiesta de las Cruces cuando cientos de personas realizan la dura tarea de subir el Cerro Baúl para hacer pagos a la tierra. También se ve la presencia de curanderos que llegan a la cima para hacer sus “rituales”. No se puede ubicar de qué lugar sale esa enigmática criatura, ya que no se conoce una entrada al interior de esa montaña, por más que muchos lo hayan buscado. Sale bramando, dicen algunos; otros dicen que corre tranquilo por las faldas del cerro, arrastrando una larga cadena de oro. Es un toro barroso, cuentan. Los más afirman que es dorado, de oro puro, como si el sol estuviera correteando por el cerro al filo de la media noche. Aparece y desaparece súbitamente. Muchos afirman que lo han llegado a ver, lo cual no es creíble; porque se dice que quien lo vea, quedaría encantado y convertido en piedra; es posible por ello que muchas piedras que hay en el lugar sean de aquellos que lo vieron retozando con su cadena de oro. Pero hay que agregar que antes de que el guardián sea un toro, era un enorme Amaru (serpiente), que agitaba su tremenda cola golpeando los hielos y las aguas de los ríos y lagunas para que desciendan de las alturas de los valles. Era una criatura propia de las tierras libres, que vivía oculta de las miradas de los hombres. Habitaba compartiendo los misterios de la entraña nocturna y salía cuando era necesario para que las aguas lleguen a las tierras sedientas de la costa. No se sabe el momento o la época cuando el toro reemplazo al inmenso ofidio enemigo de las acequias, pero es de suponer que ello sucedió tras el colapso del Imperio Inca, y es ahora quien merodea el lugar. Se cree por ello que la cadena de oro que arrastra de su cuello sirve para aherrojar, y oprimir el espíritu rebelde del Cerro Baúl; que el toro en realidad sea el guardián que impide que la serpiente salga a la superficie para que el agua baje a los valles a fructificar las tierras. Muchas cosas e historias se cuentan. El hecho real es que desde hace muchos años hay quienes esperan a que salga para seguirlo subrepticiamente y ubicar la entrada de la montaña con el objetivo de apoderarse de sus tesoros. Una tarea sumamente peligrosa ya que como anotamos líneas arriba, el que lo observe termina convertido en piedra, por lo que es materialmente imposible hacerlo, Pero la ambición ciega a muchos y están dispuestos a asumir todos los riesgos para lograrlo. La pregunta seria ¿cómo?