TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 3 de septiembre de 2024

HUARACUY: La gran serpiente de las profundidades

Se trata de un ser mitológico muy recurrente en la literatura oral de Huánuco, temática que fue motivo de análisis, caracterización y ponderación de su vigencia en la memoria colectiva de esa región nororiental del Perú. Vinculado al célebre Amaru - la serpiente alada de los Andes - se dice que el Huaracuy, de apariencia monstruosa y terrible, es una divinidad vinculada al agua, a los derrumbes y a los deslizamientos de tierras. Según la leyenda, que preservan los pobladores de las localidades huanuqueñas de Malconga, San José de Paucar y Shismay, en una laguna de aguas oscuras, llamada Mancapozo, habita una enorme y horrible serpiente - que muchos dicen haberlo visto - que tiene como misión cuidar los inmensos tesoros que se guardan en sus profundidades, la que en época de fuertes lluvias aprovecha para salir y llevarse a algunas personas que le sirven como alimento. Según el Dr. Javier Pulgar Vidal en su obra “Notas para un Diccionario de Huanuqueñismos” (1967), nos dice que es un “ser mitológico que vive dentro de las rocas y bajo el suelo. Aprovecha las grandes lluvias, durante la presentación de los deslizamientos y avenidas para salir de su medio habitual y baja cual si los presidiera. Su presencia se hace visible sobre todo en las estaciones de invierno, cuando luego de una lluvia, el sol irrumpe en sus tenebrosas aguas, las olas se agitan y de entre el remolino surge la figura del temido Huaracuy que con una fuerza extraordinaria salta veloz cual rayo, se eleva amenazante por los aires, transformándose con una enorme arco iris. En una ocasión las aguas del Mancapozo se embravecieron luego de una torrencial lluvia se agitaron, tan fuerte, que el remolino surgido desde su interior produjo gigantes olas que remeció desde sus bases y se desbordó. Las aguas, cual inmensas corrientes, con las cabezas encrespadas, dando enormes saltos de tumbo en tumbo y arrasando todo cuanto encontraba a su paso, como viento huracanado llegó hasta el río Huallaga. En aquel tiempo la gente aseguró haber visto al Huaracuy que iba como volando, sobre la cresta del deslizamiento, conduciendo con su enorme cola las aguas que corrían tras él. Ese mismo torrente arrasó uno de los flancos del Cerro San Cristóbal que hasta hoy ha dejado sus huellas a la que se conoce con el nombre de quebrada de Llicua. Desde aquella fecha se decía que el Huaracuy era hijo del ‘jirca’ ( ) en una mujer soltera. Este se había burlado de ella, dándole por hijos enormes serpientes, los cuales fueron llevados por el padre a los lugares donde tenía sus tesoros para que los cuidaran”. Se dice que desde entonces el Huaracuy cumple con esa labor en la laguna que custodia fieramente, por lo que nadie se ha atreve a retarla intentando llegar hasta el fondo de la laguna dada que sus aguas son muy oscuras. Por cierto, el nombre de Mancapozo, deriva de vocablos quechua que significan “manka” = olla y “puusu” =agua empozada”; por lo que traducido vendría a ser “Laguna en forma de olla”. Está localizado a 28 Kms. de la ciudad de Huánuco a 1 hora y 30 minutos de viaje en carro, y a una altitud de 4,000 m.s.m.n. El acceso a la laguna es por la vía Huánuco – Tingo María hasta el poblado de La Esperanza. (Km 5) Desde este lugar se toma el desvió hacia la derecha por una ruta afirmada, pasando por los pueblos de Malconga y Cancalla, Paucar hasta llegar a Shismay. Este recurso hídrico posee unas vistas atractivas y a su paso se puede observar interesantes paisajes como la flora arbustiva característica de estas zonas a la entrada, una caída de agua que asemeja una pequeña catarata y la campiña de los alrededores. La extensión aproximada de la laguna es de 3 hectáreas. Entre las actividades que se puede realizar están el paseo en bote, la pesca, la observación, la fotografía, etc. La época aconsejable de visita, es entre los meses de mayo a noviembre, cuando no es tiempo de lluvias y la serpiente no es una amenaza. Esa laguna tiene un atractivo que interesa sobre todo a los jóvenes, con espíritu aventurero, por lo que se está convirtiendo en un circuito de caminata y aventura.